Aquellos ‘Días estupendos’ de verano

El autor y director de escena Alfredo Sanzol culmina su trilogía, iniciada hace más de una década con ‘Risas y destrucción’ y ‘Sí, pero no lo soy’, con ‘Días estupendos’ una función que aborda «la pérdida de la inocencia» en el marco del verano.

Este montaje, una coproducción entre Lazona y el Centro Dramático Nacional (CDN), que se estrena en el Teatro Valle Inclán el próximo 23 de septiembre, estará en cartel hasta el 31 de octubre y cuenta con un elenco ya familiar en las otras funciones que ha escrito Sanzol e integrado por los actores y actrices Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Juan Antonio Lumbreras y Pablo Vázquez.

El responsable del montaje ha explicado este martes el «trabajo fundamental» que ha llevado a cabo con este reparto con el que ha creado «un lenguaje y un estilo propios». «Entre todos existe algo de creación de banda», añade.

PONERSE A PRUEBA

‘Días estupendos’ remite al estío, algo que ha consultado en Google, un buscador del que ya se ha convertido en adicto. El verano es para este autor un momento del año en el que «la identidad se transforma, se pone en juego y proporciona momentos de crecimiento y experiencias fuertes que te ponen a prueba».

La estructura de la obra se hila a base de ‘sketches’ que, sin embargo, dan la sensación de haber visto «una historia larga de manera yuxtapuesta». «Para mí todo esto está muy relacionado con la memoria y los recuerdos. Tengo flashes y sensaciones cortas de aquellas etapas de mi vida en verano», explica Sanzol. Para los actores, el verano tiene además un halo de «nostalgia» y de «pérdida» que también aparece en la obra.

El humor es otra de las bazas de este texto. «Es mi herramienta de trabajo. No sé qué haría sin él. Me aporta ganas de huir de la cruda realidad», añade el autor quien indica que la obra aborda historias en las que los personajes tienen «problemas graves pero contados desde una aparente superficialidad».

UNA CANCION DEL VERANO

‘Días estupendos’ cuenta con escenografía de Alejandro Andújar y también con su propia canción del verano, un tema compuesto por Fernando Velázquez «absurdo e insustancial» y que aparece en la función a modo de epílogo.

El elenco de actores y actrices encarna hasta 16 personajes. Este hecho, que se repite en los otros montajes de Sanzol, les ha permitido descubrir que cada artista interpreta «un personaje con ocho miradas distintas». «Esto tiene mucho que ver con la identidad humana. Todos tenemos distintas caras en función del momento o la situación y además es algo que nos produce inquietud, una realidad que es fuente de problemas y que hace que se produzcan cosas inesperadas», explica el director de escena.

Sanzol procura siempre llevar su texto «muy acabado» y «sabido por los actores» porque, a partir de ahí, «los cambios se van produciendo cuando te das cuenta de lo que necesita la obra». «Eso hace que a veces ni reconozca mi propio texto, pero es algo que me pasa continuamente», apostilla.

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