El director de cine y presidente de la Academia cinematográfica española, Álex de la Iglesia, ha afirmado hoy que «no es el momento de quejarse» por la falta de financiación de proyectos en la industria audiovisual nacional, sino de «disfrutar» de la profesión.
De la Iglesia ha realizado estas declaraciones durante la presentación de su última película, «Balada triste de trompeta», en los estudios cinematográficos alicantinos de Ciudad de la Luz, un complejo que acogió parte del rodaje de esta cinta.
«Hoy en día es muy difícil financiar un proyecto cinematográfico en este país, pero no es el momento de quejarse, sino de disfrutar del negocio y de unos platós como los de Ciudad de la Luz, que son los mejores de Europa», ha señalado el realizador de películas como «El día de la bestia» o «La Comunidad».
En este sentido, ha confesado haber «disfrutado de rodar ‘Balada triste de trompeta’ en estos platós» y haber «sufrido al no tener un presupuesto equivalente a los estudios en los que estaba rodando».
«Me sentía como un niño al que le dejan jugar al fútbol un momento en el estadio Santiago Bernabeu con una pelota de goma», ha subrayado.
De la Iglesia ha explicado, en calidad de presidente de la Academia de Cine, que «lo más terrible de la producción en España es que el hecho mismo de pensar en la distribución y en la promoción de una película son lujos».
«Los productores lo que quieren es terminar la película, lo cual ya es muy complicado, ya que requiere un esfuerzo, un tesón y una angustia impresionantes». «Yo soy el que más sabe que eso -un rodaje- es un privilegio», ha añadido.
En este sentido, ha indicado que «quien está entre los directores y el público son los medios de comunicación, espejo de lo que ocurre en el mundo», un reflejo mediático que, en opinión del director vasco, «debería ser ampliado» cuando se refiere a temas relacionados con el cine español.
«El problema del cine español no es que sea bueno o malo, es que nadie sabe que se estrena», ha incidido, al tiempo que ha manifestado que «para decir que algo es malo, o pisotear las tripas» de los profesionales del cine, «hay que ir a ver la película, pero la gente no se entera».
De la Iglesia ha sentenciado que «gracias a Dios esta película -‘Balada triste de trompeta’- ha tenido una gran promoción en base a sí misma, nunca al dinero».
«Balada triste de trompeta» narra la relación de Javier (Carlos Areces) y Sergio (Antonio de la Torre), dos payasos que luchan en un circo del franquismo por el amor de Natalia (Carolina Bang).
Sobre el rodaje en Alicante, De la Iglesia ha apuntado que «fue muy duro, porque aquí se rodaron las escenas más difíciles de la película y es como una campana que reverbera» en su cabeza.
En palabras del realizador, la grabación de este trabajo ha sido el más «bonito de su vida», con el que más ha «disfrutado», el más «hermoso y, a la vez, el más violento, difícil y arriesgado» en el que se ha metido «jamás».
El cineasta ha aclarado que su intención con esta película «no es impactar ni crear un shock en el espectador, sino entretener».
«Como espectador estoy aburrido y quiero hacer cosas que podrían entretenerme, y como director quiero rodar películas que puedan excitarme», ha continuado.
Sobre la ambientación de «Balada triste de trompeta» en las postrimerías del franquismo, en 1973, De la Iglesia ha explicado que la obra «es una visión personal sesgada y arriesgada» de su pasado, en la que ha puesto «odio y sentimiento».
«En aquella época, los populares ‘Payasos de la Tele’ te preguntaban cómo estabas y tú gritabas que bien mientras escuchabas tiroteos en las calles», ha apostillado.
Por su parte, De la Torre se ha mostrado orgulloso de la factura técnica de la película que, en su opinión, podría rivalizar con la de cualquier «superproducción extranjera», mientras que Bang ha destacado la oportunidad que le ha proporcionado su personaje en la cinta de trabajar con «el hombre perfecto dividido en dos», en relación con los dos protagonistas masculinos del filme.
Preguntado por la exclusión de «Balada triste de trompeta» de la carrera por el Óscar, De la Iglesia ha ironizado que la mejor forma de demostrar que el proceso de selección de la película que representa a España en estos premios «es democrática es votar cualquier tontería».
