La ópera ‘El niño y los sortilegios’ de Ravel llega a los Teatros del Canal de Madrid de la mano del Teatro Real

‘El niño y los sortilegios’ de Maurice Ravel y de la escritora Colette llega de la mano del Teatro Real a la Sala Verde de los Teatros del Canal los días 7 y 8 de abril para funciones pedagógicas y 9 y 10 para funciones familiares. Se trata de un proyecto ópera estudio para jóvenes cantantes pensado para público adolescente y familiar, según ha indicado este jueves Joaquim Pflieger, jefe de actividades pedagógicas del coliseo madrileño.

«Queríamos crear el espíritu de compañía y se ha conseguido tras elegir a ocho cantantes, de nacionalidad en su mayoría española o residentes en España, que interpretarán esta versión que pudo verse en 2009 en París», ha añadido Pflieger al tiempo que ha calificado esta partitura de «obra maestra del siglo XX».

Dirigida musicalmente por Didier Puntos y escénicamente por Jean Liermier, esta producción de L’Atelier Lyrique de la Opera National de París está hecha por jóvenes cantantes (hasta un máximo de 32 años) que empiezan sus carreras pero que son profesionales. Recrea en una ópera breve atmósferas de cuento infantil y a la vez muestra la «violencia subyacente» que tiene la pieza, ha precisado Liermier, director del Teatro de Carouge-Atelier de Ginebra.

OBRA EXTRAÑA Y MAGICA

Colette tuvo una hija que le inspiró el argumento de un ballet donde los objetos y animales de una casa toman vida y se vengan de las perversas acciones de un niño malo. Buscaron a un compositor para poner música y dieron con Ravel, pero a éste se le olvidó el encargo. Años después lo retomó y construyó un espectáculo a medias entre el cuento de hadas, la ópera y el ballet. El resultado es una extraña obra, mágica, donde cantan y bailan pájaros, ardillas, murciélagos, ranas, libélulas, teteras, butacas, tazas, relojes o pastores.

El director de escena ha explicado que una fuente de inspiración de esta versión fue otra obra de Colette, ‘El niño enfermo’, «en la que no existe el límite entre el delirio del niño y la realidad». «Se trataba de estar lo más cerca posible de lo extraño pero siendo lúdicos en todo momento», ha añadido apuntando que esta ópera «habla de la violencia de la infancia».

«A menudo se tiende a idealizar la infancia en el teatro pero basta con recordar cómo es el patio de un colegio para un niño de seis años. Es una selva, y de eso habla esta obra, que deja margen al subconsciente a través de las pulsiones del niño en su primera parte y en la segunda aborda la complejidad del ser humano que, por inconsciencia, por jugar, ha causado daño sin quererlo», ha puntualizado.

«UN ALIENTO COMUN»

Por su parte, Didier Puntos ha indicado que una de las características más destacadas de este proyecto pedagógico ha sido «exigir a los cantantes no sólo su parte como solistas sino además interpretar conjuntos vocales».

«Necesitábamos construir una conciencia colectiva respecto al estilo de la obra para que el proyecto fuera un aliento común, compartido. Y los cantantes realmente se han prestado a este enfoque y lo hacen con ganas y curiosidad, a pesar de que para algunos es la primera vez que cantan en francés», ha precisado.

El director musical ha explicado las razones que le han llevado a elegir un formato de cámara para esta versión. «Tenía claro que quería anclar el mundo sonoro que iba a poner en marcha en un color raveliano», ha dicho. Así el cuarteto formado por dos pianistas, flauta y chelo instalados sobre el escenario son la base musical del espectáculo.

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