Barcelò y Lacuesta, diálogos erosionados por el desierto de Mali

Barcelò y Lacuesta, diálogos erosionados por el desierto de Mali

El artista Miquel Barceló, esta vez como actor, posa para los medios gráficos tras la proyección de The deep blue sea, hoy en el 59 Festival de Cine de San Sebastián. EFE

EFE/Archivo

El pintor y escultor Miquel Barcelò y el cineasta Isaki Lacuesta dialogan en San Sebastián a través de la ficción y la realidad en «Los pasos dobles» y «El cuaderno de barro», conversaciones artísticas entre dos mundos cuyas órbitas convergieron en Mali.

Ambos habían realizado un proyecto conjunto en la Feria de Frankfurt hace cuatro años y fue entonces cuando Barcelò le habló a Lacuesta de otro genio menos conocido: el escritor y pintor francés François Augiéras, quien pintó un búnker maliense de la Segunda Guerra Mundial en los años 50 y posteriormente lo tapió para que, oculto bajo la arena, fuera descubierto algún día.

Lacuesta, experto en encontrar lo esencial en lo tangencial en cintas como «Cravan vs. Cravan» o «La leyenda del tiempo», ramifica la leyenda y la convierte en un organismo vivo y de forma fluctuante en «Los pasos dobles», vista en la competición por la Concha de Oro.

«‘Los pasos dobles’ tiene estratos que se desarrollan o no, y en eso se parece mucho a mi trabajo. ‘El cuaderno de barro’ -proyectada en Zabaltegi- es más un documental sobre mí, pero me siento identificado en la manera de contar cosas que no forzosamente llegan a un final», resume Barcelò en una entrevista con Efe, satisfecho por los vasos comunicantes que se establecen entre sus mundos.

«Algo inacabado, que abre más interrogantes que certezas, si está vivo o está muerto, está cerca o está lejos… en mi pintura lo utilizo continuamente», añade el pintor y escultor.

A la espera de las reacciones por el documental, tanto Lacuesta como Barcelò se defienden de la fría recepción del filme a concurso en San Sebastián. «Acabará gustando, estoy convencido», dice Lacuesta.

Barcelò apunta además: «No es una película convencional, eso es evidente, y las mejores obras siempre tienen una acogida rara. Siempre he visto que las cosas que a la larga me han parecido mejores fueron acogidas como ovnis».

Lacuesta se muestra convencido de que el tiempo jugará a favor del filme. «El cine se ha estrechado cada vez más. Cosas que eran normales en los años sesenta las haces ahora y te llaman marciano».

«He hecho esta película por ingenuidad, por pensar que la gente prefiere ver cosas nuevas a ver cosas que se han visto cien veces. Que se pueda ver un espejismo, o ver la secuencia de amor entre un albino y un negro… Al cabo de tantos años de historia del cine hacer algo nuevo me pone contento», asegura.

Y Barcelò, cuyo contacto con África viene ya de muchos años atrás, valora el filme como «una película africana sin ser para nada miserabilista», para añadir que «no hay jerarquías ni niveles, es la voz de un africano que explica la historia», reflexiona.

El artista, protagonista absoluto de «El cuaderno de barro», tiene en «Los pasos dobles» una presencia anecdótica, una excusa o un «mcguffin», en alusión a Hitchcock, pera meterse en una historia llena de ambigüedades, de pasos en varios direcciones a ritmo de baile o de carrera, de paseo o de marcha atrás.

«Augiéras es un personaje que él mismo se borra, vuelve a reconstruirse», explica el realizador que ya compitió en San Sebastián con «Los condenados» hace dos años y ganó el premio FIPRESCI.

«Esta especie de juego de metamorfosis de dobles y de máscaras es mi tema y es el tema de la película, por lo que es la película más fiel sobre mi trabajo que hay. El juego de ser uno y de ser muchos. Yo soy Augiéras y Augièras no es nadie. Eso me gusta de África y por eso voy allí desde hace muchos años», concluye Barcelò.

Por Mateo Sancho Cardiel.

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