Seminci-Keshavarz presenta un amor prohibido entre dos mujeres iraníes con el trasfondo de la religión en ‘Circumstance’

La directora Maryam Keshavarz presenta la historia de un amor prohibido entre dos jóvenes mujeres iraníes y con el fanatismo religioso como telón de fondo en ‘Circumstance’, cinta presentada este viernes en la 56 Semana Internacional de Cine de Valladolid.

La cinta, que aborda temas como la falta de libertad y el fanatismo religioso llevado a límites insospechados en el seno de una familia acomodada de Teherán, no tiene carácter autobiográfico pero, según reconoció la directora, sí se basa en vivencias suyas y en su historia como mujer joven, así como en la vida de sus primos y su experiencia en la cultura y música underground.

Esta producción de Estados Unidos, Irán, Líbano y Francia presenta a Atafeh y su amiga Shireen, que representan a una parte de la juventud del país que, lejos de la religión, busca divertirse más allá de normas aunque, en su caso la situación se ve agravada por el amor que sienten la una por la otra y que, poco a poco, van descubriendo y exteriorizando, pero nunca fuera de los círculos de amigos gays en los que se mueven.

Atafeh se encuentra en una situación privilegiada por su familia y no duda en acercarse a las drogas e incluso al mundo del delito y de lo prohibido, como la proyección y el doblaje de trabajos cinematográfico no permitidos por el Gobierno, siempre acompañada de su amiga, hija de un matrimonio de maestros asesinados acusados de ser antirrevolucionarios.

La situación tanto familiar como social de ambas jóvenes se tambalea con la entrada en escena de Mehran, hermano de Atafeh y que, tras su paso por una clínica de desintoxicación, vuelve a una casa que le resulta ajena con una familia que no parece la suya y que, para superar la situación, se aferra a la práctica religiosa y a la mezquita, donde conocerá a personas que le introducirán en la Policía Moral.

«Lo que más me impacta es hasta que punto termina reprimiendo el sentimiento familiar con tanta frialdad. El no está enfadado, sino calmado y me descoloca que la gente más fundamentalista adopte esta actitud tan fría: están convencidos de que tienen la razón», ha aseverado la directora antes de matizar que a Mehran, más que la religión, le atrae el poder.

RELIGION Y PODER, «INTIMAMENTE UNIDOS»

«En Irán religión y poder están íntimamente unidos», ha afirmado antes de añadir que ‘Circumstances’ no trata sobre la religión aunque en Irán poder y religión vayan «muy unidos» y de explicar que en las producciones de su país no se puede mostrar a las mujeres sin velo, atuendo que usan en público porque de puertas para dentro las cosas cambian.

Keshavarz, quien también ha aclarado que se presta especial atención al maquillaje por ser una forma de protesta contra el Gobierno, se ha referido a las precauciones que ha tenido que tomar a la hora de realizar la película –«todos los actores son iraníes pero rodamos en Líbano (…) Es uno de los países más liberales pero allí hay también tensiones»–, por lo que dijeron que se trataba de una práctica de graduación y se cuidó a la hora de elegir a sus colaboradores, por lo que no desveló la orientación de la película hasta saber su opinión política.

«Me interesaba proteger la película y a las personas que trabajaban en ella», ha afirmado antes de recordar que para la elección del reparto se hicieron pruebas con 2.000 candidatas en todo el mundo a las que se pedía ser mayores de 18 pero parecer menores, hablar farsi y no tener problemas a la hora de abordar temas sexuales y ser «buenas actrices» hasta que dio con la actriz que interpreta a Atafeh, iraní residente en Canadá, mientras que Shireen había trabajado como actriz y estudia en La Sorbona, en París.

La directora, que ha recibido amenazas desde el estreno, ha confesado lo «conmovedor» que le resultan los mensajes que recibe de jóvenes iraníes que han podido o que quieren ver la película, sobre la que se ha abierto un debate a propósito de su autenticidad y cuyo guión original salió de su trabajo final del master.

«Para mí, todo el proceso de escritura tiene que ver con la autocensura y cómo liberarse de ella… es difícil porque hacer la película como yo la he hecho significaba que no podría regresar después a Irán pero pensé: «si hay que hacer la película, hay que hacerla como yo quiero».

Reconocida admiradora de la visión que el cine sudamericano tiene sobre el mundo femenino, en especial la de Lucrecia Martel –«es una referencia muy intensa en mi caso»–, la directora, nacida en el seno de una familia religiosa, ha lamentado que la gente crea que la revolución iraní fue islámica «porque en sus orígenes había un fuerte componente izquierdista: sólo en una fase posterior el islamismo se apropió de la revolución».

Keshavarz, que ha trasladado sus dudas al respecto del futuro de las revueltas de la Primavera Arabe –«la tensión de la revolución siempre deriva después por otros caminos»–, se ha mostrado satisfecha por el hecho de que la película se haya exhibido ya en buena parte del mundo y despierte sensaciones en el público.

DESEOS DE HUIDA Y DETENCIONES

Las dudas de Atafeh para abandonar el país y ser así libre junto a Shireen coinciden con los intentos de esta última de esquivar los deseos de su tío para que se case aunque las dos serán detenidas –Atafeh sale gracias a su padre y al consolidado sistema de soborno del país y Shireen, amenazada con ir a la soga- y, tras acusarles, insultarles y vejarles, volverán a la calle pero su relación no podrá recuperarse.

El descubrimiento de un encuentro para cerrar el matrimonio entre su hermano y su amiga, el hallazgo de varias cámaras instaladas en la casa que permiten a Mehran estar al tanto de la relación que mantienen las dos jóvenes y el distanciamiento de Atafeh con su padre, a quien acusa de haber apoyado una revolución que a ella le ha llevado a la situación en que se encuentra, propiciará que los hechos se desencadenen.

La frialdad de Mehran a la hora de delatar a su familia y de limitar la libertad de Shireen, su mujer, convertida al menos en apariencia en una mujer conservadora, debido a su complejo de inferioridad, y el deseo, ahora sí, de Atafeh de iniciar una nueva vida, sumado al repentino despertar del sentimiento religioso en su padre, marcan el inicio de una nueva etapa para la joven Atafeh.

LA DIRECTORA

Maryam Keshavarz nació en Nueva York y estudió Literatura Persa en la Universidad de Shiraz antes de dedicarse a la dirección cinematográfica; es diplomada en Literatura y Estudios Femeninos por la Northwestern University y licenciada en Estudios de Medio Oriente por la Universidad de Michigan.

Tras culminar un máster en Bellas Artes por la Escuela Tisch de la Universidad de Nueva York, ha dedicado la última década a dirigir películas con las que ha cosechado numerosos premios.

Así, tras rodar en 2005 su primer largo documental, ‘The Color of Love’, su cortometraje ‘The Day I Died’ fue premiado en los festivales de Mar de Plata, Clermont-Ferrand, Nueva York y Berlín.

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