Elena Anaya regresa al cine francés como eje del thriller «Cuenta atrás»

Elena Anaya regresa al cine francés como eje del thriller "Cuenta atrás"
La actriz española Elena Anaya. EFE/Archivo

Elena Anaya, que parte como favorita en la gala de los Goya de este domingo por su papel en «La piel que habito», de Pedro Almodóvar, regresa mañana a las pantallas y también al cine francés como eje en torno al que gira el thriller «Cuenta atrás», de Fred Cavayé.

La película, una carrera contrarreloj en la que el actor Gilles Lellouche pone al límite su capacidad física y mental para salvar a su esposa, encarnada por la española, se estrena este viernes en España y supone la segunda incursión de Anaya en la cinematografía gala, tras «Mesrine», rodada a las órdenes de Jean-Francois Richet.

Su interpretación en ese largometraje y su trayectoria como actriz le valió la atención de Cavayé, explicó este a EFE en la presentación de la película en París, en la que dijo haberse «peleado» por incluirla en el elenco.

Necesitaba a alguien, indicó, que fuera capaz de enamorar al espectador en los apenas tres minutos de la única escena que muestra la unión de esa pareja, para hacer comprensible el desespero del marido por encontrarla cuando es secuestrada por la banda que le chantajea.

Anaya interpreta a una embarazada de siete meses que pese a las recomendaciones de reposo absoluto de su ginecólogo se ve envuelta en una trama de corrupción policial y criminal con juegos a tres bandas que engañan voluntariamente al público sobre en quién se debe confiar.

Cavayé dijo buscar a una «actriz muy potente para transmitir en poco tiempo mucha intensidad», y con la elección de la protagonista de largometrajes como «Familia», «Hable con ella» o «Lucía y el sexo» se alegró de haber descubierto además a alguien, añadió, «formidable y extraordinaria como persona».

La película está concebida en la misma línea que en su anterior «Pour elle», protagonizada en la versión estadounidense por Russell Crowe, y en la que un tipo corriente vuelve a tener que superarse para liberar a su mujer.

En sus 85 minutos de persecuciones constantes por las calles, hospitales y el metro de París el ritmo frenético de la cinta apenas deja descansar a los actores y al espectador, con un realismo buscado y que homenajea al mejor cine de acción.

Todo con el objetivo, apuntó, de que primara la diversión del público, de que le fuera fácil identificarse con ese héroe a su pesar, un aspirante a ayudante de enfermero que hace que la gente se cuestione «hasta dónde sería capaz de llegar por amor».

«Hacía falta que las situaciones no fueran completamente increíbles (…) y que siguiera habiendo una dimensión humana», añadió Cavayé, que da más importancia a las imágenes que a los diálogos para evitar que sus personajes repitan con palabras «lo que ya se ha entendido con sus acciones».

La película se asoma peligrosamente al límite de la improbabilidad, pero pese a los «pequeños trucos» que según el director «si los analizas ves que no cuadran», no cae en esa fantasía que la habría hecho completamente irreal.

La búsqueda de esa credibilidad le llevó también a que el protagonismo femenino recalara en alguien extranjero, que interpretara a una mujer «sin raíces» e hiciera ver que sin su pareja está «perdida de verdad».

En esta obra Cavayé se alza como guionista además de director, una omnipresencia que le facilitó poder resolver los imprevistos o cambios que surgieran.

«La improvisación nace del trabajo. El hecho de escribir el guion me permite improvisar, porque conozco tan bien la película que cuando se me hace alguna propuesta sé enseguida si funciona o no», aseguró alguien para quien, ante todo, dirigir «es un trabajo de colaboración».

«Quien no lo reconozca -señaló- quizá lo haga por una cuestión de ego. Pero un director solo es como un director de orquesta sin músicos. Puede mover las manos, pero no tendrá música».

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