Las manías de un tipo genial

Groucho Marx: Llevamos ya 35 años esperando que se levante de la tumba

Dejó para el recuerdo un sinfín de frases célebres y un montón de películas de éxito junto a sus hermanos

Estos son mis principios y, si no le gustan, tengo otros

Es mentira. En su tumba no pone «Perdonen que no me levante».

De todas formas haremos como que sí porque las invenciones de este cómico sin igual dejan estupefacto a todo aquel que pensaba que el cine de aquella época era demasiado serio para ser gracioso.

«Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que se han casado». Las perlas de este genio de la comedia llenan páginas y páginas de frases célebres en las que el mediano de los Hermanos Marx pone de vuelta y media a todo aquel que se le pase por delante.

Julius Henry Marx (NY, 1890-Los Ángeles, 1977) nunca ganó un Oscar. Bueno sí, uno honorífico en 1974, pero él era más bien uno de esos escasos actores de Hollywood más próximos a ganar un Nobel que a pasear el tipín por la alfombra roja.

Sus inicios no fueron sencillos. La famosa escena del «camarote de los Hermanos Marx» de la película «Una noche en la ópera» está inspirada en la pequeña casa en la que pasaron su infancia los cinco hermanos junto con sus padres, dos abuelos y una hermana adoptada.

Sus progenitores, dos artistas de escaso éxito, les ofrecieron pocas comodidades económicas aunque crearon una saga de auténticas estrellas.

Tras unos inicios prometedores de la mano de Paramount, firmarían con Metro Goldwin Mayer en 1935 con quienes harían historia en el mundo del cine con su humor irreverente a la vez que sutil e inteligente.

En total fueron 14 películas las que firmaron los hermanos más cuatro en solitario del propio Groucho.

La fórmula del bigotudo de los Marx era sencilla, la acción transcurría, muchas veces ajena a él, y se dedicaba a comentarla casi como un espectador más llenándola de chascarrillos y frases que se convertirían en auténticos clásicos del humor y del cine.

Detrás de todo humor hay una filosofía, una idea del mundo, una interpretación personal de la vida, un posicionamiento sobre la realidad. Groucho Marx era un socarrón, un cínico, un tipo que se reía de todo lo que pasaba por sus manos sin mostrar nunca la más mínima carcajada en su rostro.

A diferencia del bigote falso de Chaplin, el suyo no trataba de lograr un humor trascendente que aportara reflexión a la sociedad. La comedia de Groucho era puramente divertida, artística, sin la necesidad de centrar sus esfuerzos en una crítica social.

Su humor no tenía filtros ni una predisposición determinada. Lo que se conoce como comedia absurda, que pasa por ser la más compleja de todas.

«Estos son mis principios y, si no le gustan, tengo otros».

No hace faltar decir mucho más para entender la visión sarcástica y descreída que los Hermanos Marx tenían del mundo del espectáculo, del cine o de los negocios. «La parte contratante…»

Sus números de humor eran alocados y sin red, siempre abiertos a la improvisación. Algunos de los directores de mayor nombre del momento sufrieron sus locuras en su propia carne.

Los rodajes de sus películas eran absolutamente incontrolables y no había manera de que se pudieran ajustar a un mínimo guión o disciplina.

Los Marx conseguían convertir a los directores de mayor talento en algo parecido a «niñeras» que se las veían tiesas para conseguir que aguantaran unos minutos delante de la cámara sin descontrolarse volver loco al resto del equipo.

A pesar de la ristra de chistes que era capaz de contar sobre el matrimonio, Groucho era un gran conquistador. Estuvo casado tres veces y sus parejas conocidas fueron innumerables, incluyendo también a la, en su momento, estrella emergente Marilyn Monroe.

Tal fue el éxito de los Hermanos Marx que el grupo Queen firmaría dos de sus discos más célebres basándose en sus películas: A Night at the Opera (1975) y A Night at the Races (1976). Eran los inicios de la banda y parece que no les fue mal la idea.

Se cumple hoy el 35 aniversario desde que este desenfrenado humorista dejara de hacernos reír en vivo y en directo, lo que no quiere decir que no siga levantando carcajadas allá por donde se le recuerde. Su legado es tan extenso que se le perdona que no se haya levantado aún, seguiremos riéndonos con sus chistes aún un tiempo.

NOTA.- leer artículo original en ‘La Gaceta’

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído