Una mirada serena y un corazón sensible iluminan todo lo que contemplan
Hay exposiciones que llegan entre fanfarrias y clarines. Suelen despertarnos cierta animadversión. Hay otras que llegan con modestia, sin alharacas, y tienden a caernos simpáticas. Esta que inaugura hoy el Reina es la de un señor sensible que ha pasado la vida fotografiando lo que nadie mira. No parece considerarse un artista y simplemente nos dice: ‘Al igual que muchos otros fotógrafos, comencé a hacer fotografías porque quería documentar aquello que contribuye a la esperanza […] Sin embargo, a lo largo del camino la cámara captó también pruebas en contra de la esperanza, y al final concluí que también eso formaba parte de las imágenes si quería que fueran veraces y, por tanto, útiles. ‘El lugar donde vivimos’, la primera retrospectiva europea de Robert Adams, es una reflexión silenciosa expuesta en un espacio deslumbrante. 300 fotografías en formato pequeño, fechadas entre 1964 y 2008, es una crónica emocionante de una américa profunda, tan profunda que no es ni américa, es nuestra pobre alma cuando se para un rato y contempla.
Adams es ejemplo de que persistir en vencer. A sus 75 años, se ha convertido en uno de los principales nombres de la fotografía, y hace ocho años la universidad de Yale le compró sus archivos, dos mil. negativos de los que nos llegan ahora 300, una antología de series más que de fotografías únicas, porque en el trabajo documental de Adams las distintas tomas se complementan hasta formar reportajes que sólo necesitan un título para contarnos una larga historia. Veintidós series repartidas por diez salas en un bellísimo despliegue de muros blancos como sólo el Reina Sofía puede permitirse en el enorme caserón del antiguo hospital donde mora.
Pocas personas hay en las fotos de Adams y a menudo ocupan posiciones secundarias; es más bien un antropólogo ‘sui géneris’, interesado más bien en la naturaleza hollada por la especie humana, un coleccionista de imágenes ‘anti-postal’, que elude la fabricación de bellezas artificiales con la que ocultamos la destrucción absoluta de la pobre Madre Tierra para encontrar en un solar, en una carretera, en un paisaje hosco y en un pueblo feo todo lo que podemos decir de los grandes logros/baldones de nuestra civilización.
Los escuetos textos que presentan las series son extractos de los escritos de este fotógrafo con algo de literato y mucho de buscador afortunado, que ha encontrado temprano en su devneir vital aquello que buscaba, porque estaba en su mismo punto de partida, porque todo lo que nos falta está aquí y ahora, y sólo necesitamos un poco de atención para descubrirlo.
La exposición comienza con las primeras exploraciones que hace Robert Adams del espacio rural y edificios religiosos de Colorado —donde vivió y trabajó entre 1962 y 1997— en las series Las llanuras y Asentamiento hispánico tardío. En 1968 visita Suecia, país natal de su esposa Kerstin, donde realiza algunas de las
fotografías expuestas. Allí escribe: “No hay vallas publicitarias en las autopistas, ni anuncios en la televisión, pocas zonas residenciales…”. Este viaje le sirve para reparar en la relevancia de las intervenciones urbanísticas realizadas por entonces a lo largo de la cordillera Front de Colorado. El mismo año documenta por primera vez, en el conjunto de fotografías Edén, esas estructuras comerciales y residenciales en expansión ante un
paisaje agreste y glorioso.
A continuación se exponen selecciones de dos series que le proporcionaron un gran reconocimiento: El nuevo oeste, imágenes austeras del desarrollo suburbano de
Colorado durante la década de 1960 y principios de 1970, que dio a conocer a través de su importante libro The New West (1974); y Lo que compramos, sobre la ciudad de Denver, donde pasa su juventud y gran parte de su vida. Respecto a estas fotografías, Adams explica que en ellas “aparece lo que hemos comprado, lo que hemos pagado y lo que no pudimos comprar. Documentan el modo en que nos hemos alejado de nosotros
mismos y, en consecuencia, del mundo natural que declarábamos amar”.
Adams se aparta en los setenta de su trabajo como profesor universitario para dedicarse a su labor como fotógrafo profesional a tiempo completo. Por entonces realiza proyectos
como Del Oeste de Missouri, una serie de magníficas y épicas vistas de los escenarios en los que se emprendió la exploración del oeste americano en el siglo XIX, hoy marcados por la intervención humana; y Ludlow, fotografías conmemorativas de una pequeña comunidad minera en la vía férrea de Denver y Río Grande, de la que tan sólo sobreviven unas pocas casas abandonadas y un monumento en honor a los huelguistas
asesinados por la milicia de Colorado.
Una visión más lírica del paisaje se representa en las fotografías de los cielos borrascosos y la planicie de La Pradera Nacional de Pawnee, mientras que Noches de verano capta el ambiente y silencio de las urbanizaciones residenciales después del
anochecer. En la misma sala, Nuestros padres, nuestros hijos ofrece un entrañable y cautivador conjunto de retratos de personas que desarrollan sus vidas a la sombra de una planta de procesamiento nuclear cercana.
Álamos, fruto de su reflexión sobre la destrucción de un árbol con motivo de la construcción de nuevas viviendas, y Los Angeles Spring, representación de un paraíso frondoso ahogado por la violencia y la niebla tóxica, son ejemplos paradigmáticos del trabajo desarrollado por Adams durante más de cuatro décadas, pues constatan visiblemente la transformación del paisaje del oeste norteamericano. Por otra parte, A lo
largo de algunos ríos, vistas fragmentarias de paisajes rurales y suburbanos de Colorado, evoca los placeres sensoriales de caminar.
El Pacífico y Deshacer lo andado son dos conjuntos que exploran, en palabras textuales del fotógrafo, “la promesa y la ruina” de la región del Pacífico noroeste donde vive y trabaja
desde 1997. Deshacer lo andado, realizado entre 1999 y 2003, constituye una protesta manifiesta —y como tal, única en su trayectoria artística— contra la deforestación de los estados del noroeste de la costa del Pacífico. Hacia el final de la exposición encontramos dos series que aluden, sin salir de América, a
lugares lejanos: se trata de La guerra de Irak, que surge de algunos homenajes realizados por todo su país a algunas víctimas de este conflicto; y Bodhisatva, trabajo sobre un fragmento de una escultura budista de Gandhara (antigua región situada en el Norte de Afganistán y Este de Pakistán). “Bodhisatva, un sabio que ha decidido seguir participando en la vida para ayudar a los demás” es, según Adams, “la representación de un ideal”.
Tres series expuestas de manera consecutiva, Chopos, Pine Valley y Hojas de aliso, retratan el mundo vegetal desde puntos de vista muy diferentes. Por último, Historias del mar, hoy, nos ofrece sus conocidas vistas del océano, en ocasiones acompañado de aves marinas o de la calidez del sol del amanecer. Una sala de lectura al término del recorrido pone a disposición de los visitantes una selección de la larga producción de libros de fotografía de Adams, 42 exactamente, una práctica central en su trabajo, pues muchos de sus proyectos fotográficos fueron en su mayor parte ideados y concebidos inicialmente para ser publicados. Volúmenes como Perfect Times, Perfect Places; Listening to the River y Pine Valley muestran el alcance de su obra. Además de libros de fotografía, ha escrito ensayos sobre la práctica y los objetivos del arte, que han sido recogidos en Beauty in Photography (1981) y Why People Photograph (1994).
Con motivo de la muestra, el Museo Reina Sofía y La Fábrica han editado el libro ¿En qué podemos creer y dónde? Fotografías del oeste americano, una introducción a la visión de Robert Adams con más de un centenar de fotografías seleccionadas por él
mismo, así como textos de los comisarios, Joshua Chuang y Jock Reynolds, y de Manuel Borja-Villel.
El comisario Chuang dice que lo que hace Adams con sus series en blanco y negro es literatura visual, una novela épica que viene a resumir el último medio siglo de historia de ese continente que se hace llamar USA. Robert Adams nos incita a mirar con más cariño lo que nos rodea, a no dejarnos engañar por paraísos lejanos y espejismos vacacionales. A la vuelta de la esquina está la felicidad. Y en nuestros hoscos paisajes urbanos, en nuestras escapadas a eso que llamamos todavía naturaleza y no es sino los restos, lo que va quedando de un mundo desaparecido… En el parque del barrio, en el trozo de cielo que nos toque en suerte, en ese contexto por el que pasamos sin mirar, a poco que fijemos la vista veremos cosas, retazos de esperanza que nos pueden ayudar.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Libro/Catálogo: 8
Actividades complementarias: n/e
Programa de mano: 5
Documentación para los medios: 7
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)
Robert Adams: el lugar donde vivimos. Una selección retrospectiva de fotografías
15 de enero-20 de mayo de 2013
ORGANIZACIÓN: Yale University Art Gallery (New Haven, Connecticut) en
colaboración con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
COMISARIOS: Joshua Chuang y Jock Reynolds
COORDINACIÓN: Rafael García
ITINERARIO POSTERIOR: Josef Albers Museum Quadrat, Bottrop, Alemania (23 de junio-29
de septiembre de 2013); Jeu de Paume, París (10 de febrero-18 de mayo de 2014); Fotomuseum Winterthur, Suiza (6 de junio-24 de agosto de 2014).