Jean Anouilh es ejemplo preclaro de intelectual burgués y decadente del siglo pasado, y su teatro está olvidado y bien olvidado. Reescribió a su gusto el clásico griego cuando tenía 34 años y esta Antígona bis ha sido rescatada por un conocido actor que como es habitual se siente tentado por las tareas de dirección. El precio del rescate ha consistido en otra vuelta de tuerca sobre la que ya diera Anouilh a la tragedia de Sófocles para llenarla de cursis reflexiones y mensajes patrióticos. La de Ochandiano se apunta al populismo más rampante llamando a la revuelta, denigrando a las fuerzas del orden y convirtiendo a Antígona, una mujer supersticiosa y beata capaz de morir para cumplir absurdos mandamientos divinos, en una absurda y vociferante indignada a la moda presente. Un grave pecado de instrumentalización politizada destroza un montaje interesante aunque estrambótico. Una verdadera lástima.
Del mito de Antígona, hija de Edipo y Yocasta, hermana de Ismene, Eteocles y Polinices, que acompañó a su padre rey de Tebas al exilio y cuando este murió retornó a la ciudad, nació la tragedia de Sófocles representada por primera vez en 442 a. C., hace nada más que 2.500 años. El dilema entre la fidelidad familiar y el respeto a la tradición y los dioses que representa Antígona, y el orden civil, caracterizado por el cumplimiento de las leyes del Estado y representado por Creonte, ha llegado a nuestros días sin duda por algo. Anouilh, como otros en todas las épocas, intentó reescribirla en 1942, durante la ocupación alemana de Francia en la Segunda Guerra Mundial, para forzar un paralelismo entre Creonte y Pétain, y entre Antígona y la Resistencia. Ya la puso Miguel Narros en Madrid en enero del 75 para acoplarla a los últimos momentos del franquismo. Y ahora Rubén Ochandiano y Carlos Dorrego inspirados en la que presentó la Comédie Française el otoño pasado en el Théâtre du Vieux-Colombier de París, -‘un message de résistance qui fait écho au monde d’aujourd’hui’-, han pensado que tomando partido por una Antígona ‘okupa’ y antisistema placerían a los manipuladores de la opinión pública y a los fabricantes de audiencias.
Se presenta un montaje típicamente posmoderno a los que tan acostumbrados nos tienen Angélica Lidell, Rodrigo García y algunas compañías visitantes de nuestros festivales. El inmenso escenario de Las Naves tiene una gigantesca puerta al fondo y está despoblado: en un rincón, el pianista que toca en directo; en primer plano a la izquierda una gran mesa de cocina poblada con los elementos más diversos; en el extremo derecho un escritorio y un sofá desperdigados. A los lados de la gran puerta cuatro columpios en los que reposarán de espaldas los personajes secundarios cuando no intervengan. Confusión, exotismo, crudeza. A lo largo de la pieza se prodigan detalles originales, recursos acertados, sorpresas aceptables que indican valía. Sin embargo, la banda sonora no consigue tener el protagonismo que se busca, resulta banal y accesoria.
La versión está totalmente condicionada por la personificación del esencial coro de ancianos, del narrador clásico, en un actor francés, David Kammenos, que canta y habla en su idioma incitando a otros personajes a hacerlo también en diferentes momentos, produciéndose el sonrojante fenómeno de presenciar un montaje español hecho en España con un tercio de su desarrollo en francés y el uso obligado de subtítulos en castellano.
La obra empieza con mucha fuerza aunque la larga canción introductoria enfría el impacto. La nodriza dormita en la mesa y Berta Ojea aportará mucha credibilidad a la pieza en este papel. Irrumpe Antígona y la conocida actriz cinematográfica Najwa Nimri se estrenará así notablemente en las tablas. A Toni Acosta se la nota mayor experiencia y está muy acertada en el papel de su sensata y realista hermana Ismene. Sergio Mur interpreta a Hemón, novio de Antígona e hijo del rey Creonte, que ha sucedido a su hermano Edipo en el trono, musculoso bigardo que apenas tiene más papel que suicidarse por hacer algo. Finalmente a Nico Romero le toca lo peor, personificar a las malvadas, descerebradas e irrisorias fuerzas del orden, con nariz de clown y zapatones cirquenses para que no quepa duda. Y todo ello como introducción a la llegada del protagonista, un anciano rey Creonte -aquí llamado Creón- que en esta versión tiene la misma edad de su hijo y de su sobrina para terminar de descontextualizar de toda lógica espaciotemporal sus larguísimos diálogos con la sobrina prisionera, que como rea de alta traición debiera condenar a muerte.
Ochandiano pone en pie un Creonte cínico, un gestor político que conoce bien el mundo y que sabe como manejar a la plebe. Los argumentos que le hace exponer Anouilh para intentar por todos los medios que Antígona se convierta voluntariamente en martir de la insensata causa de rebelarse porque sí, son sin duda de más peso que la neurosis suicida de su estúpida sobrina, pero como resulta que es la heroína por narices se sucederán los detalles y añadidos, los trucos y guiños, incluido recogida de sobres y cartelones de ‘bienvenido a España’, para que finalmente se cumpla la tesis buscada: los políticos son muy malos y sus razones ni escucharlas debe uno; hay que rebelarse y lo de menos es tener razón o argumentos.
Todo ello es la papilla circulante por las redes sociales y otros entretenimientos, pero rechina en un escenario. Ochandiano dice que es ‘teatro movilizador, un canto a la vida, un grito, el primer acto creador de libertad de un ser humano que decide plantar cara al poder establecido, sea éste el que sea, desde la familia o entorno más cercano, al mismísimo presidente de la nación, y así tratar de ser él mismo’. Pero a sus 42 años cumplidos estaría ya en edad de entender que es más fácil predicar que dar trigo y que no es momento de proclamas vanas. En el estreno de ayer con aforo al completo, predominaba el ‘establishment’ de la farándula. A pesar de tantos amigos, socios, colegas y conocidos presentes, los aplausos fueron bastante fríos.
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Texto: 5
Dirección: 7
Interpretación: 7
Escenografía: 7
Producción: 7
Programa de mano: 6
Documentación para los medios: 6
Sala Naves del Español – Sala 1
‘Antígona’ de Jean Anouilh
En versión y Dirección de Rubén Ochandiano y Carlos Dorrego
Del 6 de febrero al 17 de marzo de 2013
Narrador, David Kammenos
Antígona, Najwa Nimri
Nodriza, Berta Ojea
Ismena, Toni Acosta
Hemón, Sergio Mur
Creón, Rubén Ochandiano
Guardia, Nico Romero
Pianista, Ramón Grau
Ficha artística y técnica
Iluminación Juan G. Cornejo
Espacio escénico Shiloh Garrel
Vestuario Berta Grasset e Iratxe Sanz
Gestión artística Nicolás Bueno
Traducción texto original Olivia Tomé
Efectos sonoros Ignacio Hita
Atrezzo Nicolás Bueno
Fotos Sergio Parra
Regiduría y subtítulos Carlos Dorrego
Tema Youkali de Kurt Weill
Tema Over The Rainbow de Harold Arlen
Tema Don’t Let Me Be Misunderstood de The Animals
Producción del Teatro Español
Precio, 22€.
Duración 1h. 40 min. (sin intermedio).