Una obra de teatro estrenada en 1967, inspirada en un suceso ocurrido en 1949, llega a nuestros escenarios sin que sepamos bien por qué. Quizás porque la traducción de esta pieza de la escritora francesa Marguerite Duras se publicó en 2011 y ha motivado a Natalia Menéndez a adaptarla y dirigirla. El título hace referencia a una planta de jardín cuya pronunciación en francés suena parecido, la menta. Prevista para durar ochenta minutos se alargó hasta los 105 minutos, lo cual es a todas luces excesivo y puede deberse a la sustitución en vísperas del estreno del actor José Sancho. A pesar de ello y de otras pegas que explicaremos a continuación, Gloria Muñoz está sensacional en el papel de una asesina por azar, por destino o por aburrimiento. Y es este personaje inquietante el que salva el montaje, plantea miedos recónditos y deja huella.
La adaptadora se ha dejado un personaje en el camino -Robert Lamy, el dueño del café donde la asesina proclamó su crimen y fue detenida-, y quedan sólo tres: un extraño interrogador, que no es policía ni fiscal, que primero habla largamente con el esposo de la presunta homicida, y a continuación la entrevista a ella. El esposo relata su triste y anodina vida en común acompañados de una sobrina sordomuda que les cuidaba desde hacía años, a la que un día sin que pueda encontrarse motivo su esposa asesinó fríamente, descuartizó en el sótano y durante días arrojó pedazo tras pedazo desde un puente cercano sobre los trenes que pasaban de noche. José Pedro Carrión -el sustituto de Sancho- ha tenido que aprenderse su papel en siete días y quizás va lento, pero desde luego va bien. Hace un Pedro Lannes, el esposo de la encarcelada, demasiado anciano y destruido, pero resulta convincente en su existencia autista, una supervivencia animal o casi vegetal huérfana de todo sentimiento. No encuentra explicación alguna a lo que ha hecho su esposa. Y los espectadores nos preguntamos qué extraño papel juega en la historia, si podría haber existido un triángulo letal de celos y envidias que condujeran al crimen.
Pero todas las posibles explicaciones se van descartando en el careo de Lannes que nos conduce sin interrupción a un segundo acto, en el que el interrogador aborda a la presunta asesina, Clara. Es un personaje fascinante, es ciertamente una persona trastornada, pero tiene destellos de astucia y humor que desconciertan. Es una persona corriente, de existencia anodina, de apariencia normal, destinada a pasar por el mundo sin enterarse, igual que la gran mayoría. Pero ha soñado repetidas veces con matar a alguien. Y finalmente lo hace sin más. Sin motivos, sin pasiones, como cumpliendo un destino, como llevada del azar. Gloria Muñoz hace una gran interpretación de las mejores de esta temporada. Y transmite el misterio que cautivó a Marguerite Duras cuando supo del suceso leyendo una crónica de Le Monde: la interfecta, madame Amélie Rabilloux, tras confesar sin la menor resistencia, preguntaba una y otra vez a todo el que podía para intentar saber el por qué de lo que había hecho pues ella no daba con el motivo.
El conductor de la historia es este personaje postizo que interroga e interroga y obtiene respuestas sin tener autoridad para ello. Es un hilo conductor, un simple recurso literario, y la interpretación de José Luis Torrijo no consigue casi nunca hacerle verosímil. Es un obstáculo que impide que la obra atrape al espectador. Otro obstáculo no menor es ambientar ambos interrogatorios en el mismo escenario. Dicho lo cual, la escenografía es muy atractiva pero había que haberla cambiado para el interrogatorio de Clara, que no podía tener lugar en el jardín de su casa.
Matar sin saber por qué. Matar de repente y porque sí. Ello nos convierte a nosotros mismos en sospechosos, y también a todos los que nos rodean. Cualquier día en cualquier circunstancia puede pasar lo inevitable, lo inenarrable, la tragedia sangrienta, el drama mortal. El público de la noche del estreno no parecía muy impresionado y tampoco se deshizo en aplausos. Pero quien escribe, que muy pocas veces recuerda sus sueños y escasamente sueña nada referido a la actualidad, soñó vivamente la noche siguiente con que acompañaba a una mujer que era Clara Lannes, que era Gloria Muñoz, que era al mismo tiempo una persona querida imposible de identificar, y que cuando descendían las escaleras de una vivienda ella se arrojaba suavemente al vacío y caía rebotando en los escalones. Quedaba tendida, pero al incorporarla no tenía ninguna huella del accidente y otra vez suavemente volvía a arrojarse por las escaleras. Y así alguna vez más en medio de la zozobra, de la inquietud del soñante soñador al que en el sueño ya se acercaban algunas personas a preguntarle por lo que pasaba. Antes de tener que dar explicaciones que no tenía, el sueño terminaba.
La escritora francesa noveló el suceso real dos décadas después de ocurrido hasta cambiar la víctima e inventar un interrogador. Natalia Menéndez tampoco ha sido parca en modificaciones. Y a pesar de que sucesos así parecen hoy habituales, o quizás por ello, la pieza es inquietante y plantea algunas de esas preguntas sin respuesta tras las cuales acudimos al teatro.
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Texto: 7
Dirección: 7
Interpretación: irregular, del 8 al 5
Escenografía: 7
Producción: 6
Programa de mano: 6
Documentación para los medios: 6
LAS NAVES DEL ESPAÑOL
‘La amante inglesa’
De Marguerite Duras
Adaptada y dirigida por Natalia Menéndez
Del 8 de febrero al 10 de marzo
Reparto
Pedro Lannes, José Pedro Carrión
Clara Lannes, Gloria Muñoz
Interrogador, José Luis Torrijo
Escenografía Alfonso Barajas
Iluminación Juan Gómez Cornejo
Espacio Sonoro Luis Miguel Cobo
Vestuario María Araujo
Diseño, cartelería e imágenes Enrique Bordes
Ayudante de dirección Pilar Valenciano
Ayudante de escenografía Mónica Boromello
Ayudante de producción Lourdes Novillo
Ambientación Alessio Meloni
Distribución Salbi Senante
Una Coproducción del Teatro Español y Mayfield Theatre
Naves del Español – Sala 2
De martes a sábados 20.30h. domingos 19.30h.
Precio entradas 22 €. Martes, miércoles y jueves 25% de dto.
Duración prevista: 1h. 20 min., duración real, 25 minutos más.