De los riesgos adyacentes a la pulsión de cambiar y cambiar de pareja
Aprovechando su fama actual, Miguel del Arco ha recuperado un texto suyo arrinconado hace años para dirigir a cara descubierta en el teatro no subvencionado una obra con apariencia de comedia convencional que contiene un gran texto dramático puesto en escena de forma sobresaliente y que consigue captar el espíritu de nuestros días en terreno tan fundamental para los humanos como es la pasión compulsiva que subyace bajo las apariencias y ha arrasado con los convencionalismos que durante cientos de años han regido el comportamiento sexual de las personas. Tras numerosas e irregulares presencias en los escenarios durante las últimas temporadas, este autor y director dramático se afianza entre lo más interesante del teatro actual en nuestros lares. Lo celebramos.
‘Deseo’ es un tópico cuadrilátero amoroso (los triángulos están antiguos) entre un matrimonio estable y dos invitados a destruirlo. Uno de esos fines de semana de intercambio de parejas con los que la gente pretende encontrar estímulo a su desnortada existencia. Tiene en sus comienzos más que casuales semejanzas con ‘Babel’ (‘Speaking in tongues’ de 1996) el gran éxito de Andrew Bovell, llevado al cine con el peculiar título de ‘Lantana’, que pudo verse adaptada por Pedro Costa y dirigida por Tamzin Townsend en el otoño pasado en el Teatro Marquina (ver nuestra reseña de entonces).
Pero si ciertamente aquí también la amiga ocasional de la esposa resulta ser la amante estable del marido, los otros dos personajes se relacionan de diferente manera, y hay más aportaciones en el argumento: un inequívoco sabor al aquí y al ahora, un macho hispano castigado cruelmente por su esposa en vías de separación, y una pobre mujer que busca realizarse en múltiples camas y será la víctima propiciatoria para que tras el desenfreno vuelva la normalidad. La trama es más compleja y tiene indudables aspiraciones intelectuales alrededor de su título.
El autor recurre a una frase de Marguerite Yourcenar para explicarnos su tesis: ‘Este cuerpo que parece tan frágil es sin embargo más duradero que mis virtuosas resoluciones, quizá más que mi alma, porque a veces el alma muere antes que él. Esta frase quizás te escandalice más que toda mi confesión: tú crees en la inmortalidad del alma. Perdóname por estar menos seguro que tú, o por tener menos orgullo; con frecuencia, el alma no me parece más que una simple respiración del cuerpo’. Y añade ya esta vez de su cosecha: ‘Hay veces que si te dejas envolver por la oscuridad se consigue un estado de mayor percepción, más sensitivo, más propenso al viaje emocional… Ojalá sea el caso. Ese es nuestro DESEO’.
La reflexión, la intención, es superior al resultado, como casi siempre. Pero no por ello la obra que comentamos deja de tener grandes méritos. A lo largo de casi dos horas, el interés no decae. Los diálogos y las situaciones son siempre verídicos. La escenografía de Carlos J. Larrañaga es excelente, un ejemplo de solución creativa a base de buena carpintería teatral e ideas en la cabeza. El escenario giratorio consigue una unidad dinámica que compagina continuidad con pausas. Los recursos audiovisuales contribuyen positivamente con una iluminación creativa y proyecciones meritorias. Un chalé en la sierra madrileña entre el viernes por la tarde y el domingo por la mañana puede representarse de forma aburrida y estática o de la forma magnífica -el sugerente giro de sus estancias, siempre distinto, como nuestra imaginación- que se hace aquí. Sólo falta diferenciar mejor el gimnasio del comienzo.
El autor dirige su obra y lo hace impecablemente. Todas las situaciones se engarzan en una melodía sin altibajos, y en este contexto la presencia actoral responde a las expectativas. Los cuatro personajes son de la carne y huesos, de las actitudes, de los parlamentos, de los tonos, inflexiones, actitudes y reacciones que hacen al teatro superior a la vida en condensada esencia. Emma Suárez, Luis Merlo, Gonzalo de Castro y Belén López forman un coro homogéneo más allá de sus particularidades. Podrá gustar esto más que aquello, y aquel más que esta, pero el buen trabajo está hecho y se aprecia.
Fuimos este domingo a verla, con el espectáculo ya rodado varias semanas. El teatro estaba al completo y el público -aparentemente más tradicional que la trama- aplaudió con ganas y salió muy satisfecho. El lenguaje grueso y las escenas escabrosas no molestaron porque no llevaban la carga añadida de lo artificiosamente llamativo. Este ‘Deseo’ de Miguel Del Arco nos pareció un antídoto contra el sexo a toda costa dirigido a esa generación en los cuarenta que empieza a darse cuenta de que todo está inventado, de que el amor es más que el sexo, y de que el sexo funciona mejor con amor, o al menos con afecto.
(Una posdata adicional: preferimos mostrar fotografías reales de la representación que poses de estudio, pero equivocadamente no han sido distribuidas).
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 8
Texto: 8
Dirección: 8
Interpretación: 8
Escenografía: 8
Realización: 8
Producción: 8
Programa de mano: 5
Documentación a los medios: 5
TEATRO COFIDIS
‘Deseo’, de Miguel del Arco
Sin fecha anunciada de finalización
ANA Emma Suárez
MANU Luis Merlo
TEO Gonzalo de Castro
PAULA Belén López
Dramaturgia y dirección, Miguel del Arco
Ayudante dirección, Aitor Tejada
Producción, Nicolás Belmonte
Escenografía, Carlos J. Larrañaga
Iluminación, Juanjo Llorens
Vestuario, Ana López
Sonido, Sandra Vicente
Música, Arnau Vila.