El dramaturgo Miguel Mihura Santos (1905- 1977), figura indiscutible del teatro español durante tres décadas del Régimen anterior, afortunadamente ya hace tiempo que está siendo recuperado tras el ostracismo al que lo sometió durante otras décadas el Régimen actual. Hace seis temporadas, el director del Centro Dramático Nacional (CDN) Ernesto Caballero presentó ‘Las visitas deberían estar prohibidas por el Código Penal y esta temporada se ha iniciado con ‘Maribel y la extraña familia’ a cargo de Gerardo Vera en una de las salas señeras del teatro comercial. Ahora el CDN ha encargado montar esta banal y entretenida ‘Carlota’ al experimentado director Mariano de Paco, que ya se había atrevido con otros muchos autores españoles del pasado siglo, de Jacinto Benavente a Carlos Arniches, pasando por Antonio Buero Vallejo y Lauro Olmo, por Enrique Jardiel Poncela y los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. Todo dependía de encontrar una ‘Carlota’ con tirón, y el retorno de Carmen Maura a las tablas es el gran atractivo (decir único sería exagerado) de un montaje aceptable de una pieza pasable.
El inteligente Mihura se planteó un ejercicio de autoafirmación, una parodia que superara a los originales entonces en boga del teatro policíaco, una pieza tan ingeniosa, alambicada e intrigante como La ratonera (en inglés The Mousetrap), escrita por Agatha Christie en 1952 que desde entonces lleva 26.000 representaciones ininterrumpidas en Londres. Se había estrenado en España en 1954 y Mihura escribiría ‘Carlota’ un par de años después. La inspiración parece clara.Las razones de Mihura lo están menos y debía haberse arriesgado a españolizar el género -ambientando la pieza en Madrid- en vez de parodiar un Londres de té, niebla y lluvia incesante.
La obra por tanto parte de una debilidad inicial, de una humildad de partida, de la que no podrá recuperarse en el curso de una trama ingeniosa, con diálogos notables y ocurrencias divertidas, pero que por razones intrínsecas aumentadas por un montaje nada ambicioso, nunca rebasa el nivel de entretenimiento naif y de viaje al pasado que con casi dos horas de duración termina bordeando el aburrimiento.
Tiene razón Ernesto Caballero cuando reitera que «la comedia siempre se ha considerado, de forma injusta, como un género menor. El patrimonio humorístico español del siglo XX es envidiable. Jardiel Poncela, Tono, Neville, pero, sobre todo, Mihura tienen textos formidables que están pidiendo a gritos formar parte del repertorio». Deben ser repertorio pero del congelador deben llegar a la mesa fantásticamente aliñados a riesgo de quedar insulsos y nostálgicos.
Mihura se propuso un trabajo de aliño con ‘Carlota’, “que fuese muy fácil de interpretar y gustase a todos los públicos”, aunque luego descubriera “como me pasa siempre, que la comedia me ha resultado más bien rara y ni el empresario ni yo mismo sabemos todavía qué clase de comedia es”. Un tímido remedo de Agata Christie, sin más, donde podía haber habido una comedia irónica sobre el Madrid de hace medio siglo, con inspectores agudos y guardias ennoviados, con farmacéuticas acomodadas y señores de chaleco, con jovencitas aventadas y sirvientas malhumoradas.
Pero Carmen Maura no decepcionará a sus muchos seguidores. Es la Carmen Maura de siempre, está segura y medida en el papel, hace de sí misma, de esa mujer madura del montón, que se hace la tonta y no lo es, que aparentando ser una pobre y desvalida mujer ha sabido trazar con acierto su rumbo. Carmen se apodera de Carlota y Carlota termina siendo Carmen.
El resto del elenco la secunda con acierto si no fuera por los muchos y generalizados errores de dicción con que la velocidad imprimida a los parlamentos, y quizás la escasez de ensayos, sembraron la velada, segunda representación tras el estreno. Discreción en el equipo artístico, salvo el atronador espacio sonono y los créditos cinematográficos.
Mihura durante la guerra civil se refugió en San Sebastián con el bando nacional y militó en la Falange Española. Allí fue director de una revista de propaganda para los soldados del frente. Más tarde, en 1941, esta revista se convertirá en la muy celebrada La Codorniz, que Mihura dirigió entre 1941 y 1944. Decia: ‘El humor es a la literatura seria lo que el agua de seltz al agua de Lozoya. El mismo líquido, pero adornado con unas burbujitas para que haga más mono. En realidad, nada; un capricho, un lujo; una pluma de perdiz que se pone uno en el sombrero; un modo de pasar el tiempo…’.
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Texto: 7
Dirección: 6
Interpretación: 6
Escenografía: 6
Producción: 6
Programa de mano:7
Documentación a los medios: 7
CDN
Teatro María Guerrero
Carlota de Miguel Mihura
Dirección: Mariano de Paco
Del 13 de diciembre de 2013 al 2 de febrero de 2014
Reparto (por orden alfabético)
Velda Manning – Pilar Castro
Bill – Vicente Díez
Doctor Waths – Pedro G. de las Heras
Miss Margaret Waths – Natalia Hernández
Charlie Barrington – Alberto Jiménez
Sargento Harris/Fred Sullivan – Jorge Machín
Carlota – Carmen Maura
Mrs. Christie – Antonia Paso
John Manning – Carlos Seguí
Douglas Hilton – Alfonso Vallejo
Equipo artístico
Escenografía y vestuario – Felype de Lima
Iluminación – Nicolás Fischtel
Música – Mariano Marín
Espacio sonoro – Javier Almela
Movimiento escénico – Regina Ferrando
Vídeoescena – Álvaro Luna
Ayudante de dirección – Cuca Villén
Producción – Centro Dramático Nacional
ACTIVIDADES PARALELAS
– Encuentro con el público 20 de diciembre al finalizar la función
– Los lunes con voz Señoras y señoritas peligrosas en el teatro de Mihura Intervienen: José Cruz, Stuart Green, Carmen Maura, Julián Moreiro, Ignacio del Moral y Mariano de Paco Modera: Ignacio García Garzón 13 de enero a las 20 horas
De martes a sábados, a las 20.30 h Domingos, a las 19.30 h.
Tamayo y Baus, 4 28004 Madrid.