La genética de Blanche Dubois, el febril personaje de «Un tranvía llamado deseo», se la debemos naturalmente al autor de la obra, Tennessee Williams, y en un segundo tiempo a Vivien Leigh, que asumió el rol en la pelicula homónima que Elia Kazan rodaría en 1951.
El caso es que desde hoy la nonagenaria Blanche Marvin, icono de la crítica teatral londinense, se adueña de otra porción de la autoría del emblemático caracter.
Según recoge el británico «The Independent», Marvin habría inspirado el personaje de Blanche Dubois, la temperamental mujer sureña que en la pieza teatral desembarcaba en el hogar de los Kowalski, Nueva Orleans.
Al parecer, la crítica trabó amistad con Williams durante los ensayos previos al estreno londinense de otra de sus obras, «El zoo de cristal». Era 1944 y aún faltaban tres años para que Broadway alumbrase «Un tranvía llamado deseo».
De acuerdo a lo revelado por Marvin, Williams no sólo tomó su nombre para bautizar a la hermana de Stella, sino que tambén recicló una frase casual de la crítica para construir aquella réplica legendaria que deslizaba Leigh:
«Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños». «Tennesee se enamoró de mi nombre, que entonces era Blanche Zohar», razonó Marvin. «Zohar significa estrella, y el nombre de la hermana de Blanche, Stella, también».
«El zoo de cristal» se convirtió en un éxito y relanzó el nombre de Williams. Por su parte, «Un tranvía llamado deseo» se alzó con un Pulitzer e inspiró la mítica película de Kazan, una lanzadera de iconos como Marlon Brando, Vivien Leigh o el injustamente olvidado Karl Malden.
