Ya estamos hartos de las plañideras con esmoquin del cine español
La que ‘defendía la alegría’ de Zapatero, Ana Belén, no desaprovechó su oportunidad de derrochar victimismo al recoger su Goya de honor. «Salud y trabajo para esta profesión que no se merece tanto desprecio de sus gobernantes», sentenció la esposa de Víctor Manuel, el que le cantaba a Franco.
¿Desprecio? 2016 fue un buen año para el cine en general, pero de los 605 millones sólo el 18,1% fue para películas españolas, 109 millones, que ingresaron por IVA 23.
«Los 54 que faltan hasta 77, los pusimos entre todos a escote», le recuerda Santi González en El Mundo a los amigos de Fernando Trueba, a quien le jode ser español salvo cuando tiene que pasar por ventanilla a cobrar subvenciones. Ojalá supieran hacer cuentas.
Quiero mandar desde aquí un fuerte abrazo a Trueba, al que la horda fascista ha dejado con 0 Goyas para su película.
Ánimo, camarada.— Fray Josepho (@FrayJosepho) 4 de febrero de 2017
Pero lo que debería preguntarse la izquierda del ‘No a la Guerra’ [no olvidemos que ese eslogan nació en los Goya, como recordó Rigalt] es cómo un sector que ha hecho de los recortes sociales su bandera en cada gala de los Goya ocultó con su silencio cómplice un desfalco monumental de dinero público: la estafa de la taquilla.
Un timo que hizo de oro a los mismos que acusaban al PP de ser «los hijos de los que ganaron la Guerra Civil y a quienes les daba miedo la cultura». —Goya a la impostura en el cine: los que se quejaban de los recortes escondieron un fraude masivo en las subvenciones—
Ya estamos hartos de las plañideras con esmoquin del cine español, de los sacamantecas con fortunas en SICAVS que se hacen de oro con películas infumables pagadas del bolsillo del contribuyente.