Calderón, lavado y planchado

'La dama duende' abre la 40ª edición del Festival de Almagro

Calderón, lavado y planchado
La dama duende - Festival de Almagro

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro cumple cuarenta años, y a lo largo de este mes ofrece casi 30.000 localidades para 102 representaciones a cargo de 50 compañías en siete escenarios, todo ello en una localidad castellano-manchega de nueve mil habitantes de una comarca agrícola, Campo de Criptana. Todo un éxito. Para empezar, Calderón de la Barca. Para seguir, un Romeo y Julieta de indios huicholes, el Cyrano de Rostand, y una recreación quijotesca con marionetas que también pudimos ver el pasado fin de semana y de todo lo cual les iremos hablando.

El jueves 6 de julio el Festival se estrenó con La dama duende, en una versión a cargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con su directora, Elena Pimenta, a la cabeza. El joven comediante desenfadado que también fue nuestro insigne Don Pedro antes de su madurez adusta, su profesión sacerdotal y su inclinación a los autos sacramentales, se nos presenta bien lavado y planchado para ser disfrutado por un público mayoritario que solamente busca divertimento.

Una joven viuda, aún muy digna de merecer, trama mil argucias para burlar la clausura forzada en la que la quieren enterrar los dos brutos de sus hermanos. La casualidad hace que alberguen en la casa de uno de ellos, donde Ángela vive, a un caballero burgalense que llegado a la Villa y Corte para  defender sus intereses ante el Rey, se convierte en objeto de deseo de nuestra dama, que para conquistarlo hace de duende utilizando una puerta secreta que une su estancia con la del huésped. El duende se insinúa y el caballero se derrite. Todo aderezado por cuitas secundarias que poco añaden.

Se trata de una pulcra puesta al día sobre la que Álvaro Tato explica: ‘En nuestra versión hemos querido respetar la música del verso calderoniano y a la vez facilitar la comprensión de locuciones y giros hoy en desuso, realizando numerosas intervenciones léxicas y sintácticas para que el espectador actual deguste el sonido áureo sin dejar de entender cada parlamento’. Tan bien se entiende que a veces parece un buen texto moderno.

Buena dirección de Elena Pimenta sobre un elenco y un equipo artístico de lo mejorcito de que disponemos por estos lares. Con una atractiva puesta en escena, gustará mucho al respetable público sin pecar de populachera. Medidas dosis de divulgación sobre una comedia que tiene cuatro siglos, un texto inmejorable y una trama cuasi perfecta. Si Calderón de la Barca no se hubiera visto tan supeditado por el Concilio de Trento habría podido ser una réplica soberbia a don William Shakespeare.

El reparto es uno de los más estables de nuestro teatro y trae también al Festival, programado a continuación de este, su anterior trabajo en esta temporada, El perro del hortelano (ver nuestra reseña de entonces). Marta Poveda encarna una Doña Ángela tan desinhibida que resulta apenas creíble para la época, y Rafa Castejón presenta un Don Manuel verosímilmente tentado por la aventura que le ha tocado en suerte. Todos los personajes están en su debido sitio, destacando las primeras intervenciones de Cecilia Solaguren como la criada Isabel y notándose quizás al Don Luis de David Boceta algo distanciado de esa química especial que se establece en las compañías con reparto estable, siendo además el más actualizado en dicción y ademanes del reparto. No es este Don Juan el mejor papel de Joaquín Notario y tampoco nos convence del todo esa doña Beatriz de Nuria Gallardo, pero es que esta pareja de personajes secundarios sufre ya de cierto descuido desde el mismo texto original. Álvaro de Juan es un Cosme medido y y Paco Rojas se ocupa de un colateral Rodrigo, el criado/ayo de Don Luis.

La puesta en escena es correcta y aporta a la imprescindible alacena giratoria, el ingreso en escena por los laterales de los elementos decorativos que distinguen los dos dormitorios secretamente comunicados. Difícil coreografía tiene la pieza y Nuria Castejón mantiene las riendas hasta cerca del final, cuando ya no hay quien pueda distinguir ambas estancias e incluso da la impresión que la acción que debe desarrollarse en una, tiene lugar equivocadamente en la otra.

En la selección musical se abusa como viene siendo última moda en la escena española del saqueo del repertorio más recurrente de la música clásica, y otra vez aparecen esos extractos de siempre que van sirviendo para rotos y descosidos. Buen vestuario de Gabriela Salaverri que nos traslada al romanticismo decimonono por razones que no conocemos y con efectos que pueden tolerarse, aunque hubiéramos preferido no cambiar de época una comedia tan atrevida para su época y los prejuicios negativos con que todavía se la observa, sin apreciar que entonces la España imperial era la nación europea más avanzada (también en temas de costumbres) como demuestra tanta comedia del siglo de oro donde una cosa es lo que supuestamente debían hacer las mujeres y otra muy distinta lo que hacían a la vista de todos. 

Pimenta es sobre todo directora de comedias, y hacer reír al respetable parece ser lo que más le gusta. Se ha inclinado por un tratamiento en extremo desenfadado donde otros verán más elementos dramáticos. La versión no consigue desembrollar del todo esta trama laberíntica en la que hay personajes inaccesibles como Beatriz, confusos como Juan y sobrantes como Luis.

La penúltima dama duende en nuestras tablas la puso en pie Miguel Narros en 2013, estrenándola unos días antes de fallecer (ver nuestra reseña de entonces). Transitando el mismo camino divulgativo, se excedía en el recorrido, llegando a resultados bastante peores que los de ahora. Aquella dama duende era bobalicona, esta es sólo superficial. Es como si Pimenta hubiera aprendido mesura en cabeza ajena.

Mención especial hubiera merecido la dicción en prosa de este texto en verso, que si bien elimina la añeja declamación con sus inevitables soniquetes, resulta en diálogos que pierden la resonancia histórica y se acercan al habla odierna rozando lo excesivo, lo cual es el peligro principal de ese ‘hablar desde hoy’ que propugna el asesor de verso de la CNTC. Quizás exista un equilibrio.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 8
Texto: 9
Adaptación: 8
Dirección: 8
Interpretación: 7
Escenografía: 7
Iluminación: 7
Vestuario: 7
Producción: 8
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: n/h

FESTIVAL DE ALMAGRO
Compañía Nacional de Teatro Clásico
La dama duende, de Calderón de la Barca
Versión Álvaro Tato
Dirección Helena Pimenta

Ficha Artística-Técnica
Vídeo escena Álvaro Luna
Asesor de verso Vicente Fuentes
Coreografía Nuria Castejón
Selección y adaptación musical Ignacio García
Iluminación Juan Gómez Cornejo
Escenografía Esmeralda Díaz
Vestuario Gabriela Salaverri

Reparto
(por orden de intervención)
Don Luis – David Boceta
Don Manuel – Rafa Castejón
Cosme – Álvaro de Juan
Doña Beatriz – Nuria Gallardo
Don Juan – Joaquín Notario
Doña Ángela – Marta Poveda
Rodrigo – Paco Rojas
Isabel – Cecilia Solaguren
Clara – Rosa Zaragoza

Hospital de San Juan
    6-16 julio a las 22.45h (Descanso 10 julio)
    Duración: 105 min
    Precios: 20€, 26€ y 29€
    Función accesible 15 julio.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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