Dunkerque, otra película sobre la segunda guerra mundial

La descomunal derrota franco-británica en imágenes espectaculares, nada más

Dunkerque, otra película sobre la segunda guerra mundial
Dunkerque - Christopher Nolan

La capacidad de Christopher Nolan para la representación dramática de los dilemas morales, mediante diálogos y acciones bien estructurados formalmente, fue evidenciada en “Batman Begins” (2005) en donde rescata brillantemente la dignidad del héroe banalizado. En “El Caballero Oscuro” (The Dark Knight) (2008) las escenas de acción brillan con enorme fuerza gracias a la utilización de la tecnología IMAX y el movimiento constante de la cámara y los planos. Asimismo, repite con excelentes resultados el IMAX en “Interestelar” (2013). Con la aplicación de un mejorado IMAX en “Dunkerque” con una inquieta cámara, Nolan sumerge al espectador en la trágica y caótica vivencia de los más de trescientos mil soldados británicos y franceses, atrapados por el ejército nazi en las playas de Dunkerque del 26 de mayo al 4 de junio de 1940.

La proverbial fórmula empleada por Nolan para evidenciar la multiplicidad de caracteres que surgen en situaciones límites, es superada con creces en Dunkerque al mostrar la ambivalencia de héroes y villanos, de valientes y cobardes para luego tratar de reconciliarnos con nuestra propia humanidad, mediante un epílogo ensalzador de las cualidades morales y patrióticas del pueblo británico, representado por las frases patrióticas del gran héroe, el Primer ministro británico, Winston Churchill, a la sazón, el gobernante que ordenó la “Operación Dinamo”, es decir; la evacuación del cuerpo de ejército de la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF) que había sido derrotado, junto con el ejército francés, en la Batalla de Francia. La cifra oficial de soldados evacuados de las playas de Dunkerque es de 338.226; 225.680 británicos y 112.546 franceses.  

Es probable que la falta de contextualización histórica explicita en escasos diálogos y la incomparecencia del enemigo nazi −ni siquiera en los combates aéreos, magníficamente filmados pues son visibles las enormes Balkenkreuz que los Messerschmitt llevaban en el fuselaje, mientras que los círculos característicos de los Spitfire británicos son bien palmarios− responda al objetivo de sumergir al espectador en el caos de una batalla donde el enemigo invisible es amo y señor de las vidas de unos soldados desarmados de facto y moralmente. Incluso es probable que con la recuperación de la semileyenda de la población civil heroica británica que se lanza con sus pequeños barcos a repatriar a sus soldados, junto con la mencionada difuminación del enemigo nazi, sean para Nolan leitmotive suficiente para exponer la odisea de una derrota, tan previsible como desdeñada por la incuria de los gobernantes de las dos potencias aliadas: Francia y Reino Unido.

Pero si Christopher Nolan logra imbuirnos en la confusión y la desesperación de oficiales y soldados desamparados y a merced del aterrador, fantasmal y ubicuo enemigo, el remate del film supone una ducha de agua fría por falta de lección que llevarse al coleto.         

Las heroicidades y lecciones morales están bien, incluso es imprescindibles recordar las virtudes que adornan a los patriotas en un mundo relativista y confuso que suele confundirlos con los nacionalistas. Pero si se apela a la historia, me parece que señalar que el desastre de Dunkerque fue posible por una serie de irresponsables decisiones del Primer ministro británico, Neville Chamberlain y su política de «appeasement» (apaciguamiento) junto con el presidente francés Léon Blum, a la sazón cabeza del Frente Popular gobernante, puede ser esclarecedor desde varios puntos de vista. Ambos gobernantes justificaron su pusilanimidad con un falso pacifismo que fue confirmado por el bochornoso Pacto de Munich de septiembre de 1938, donde se cedía a los nazis alemanes y fascistas italianos Etiopía, Austria, Albania y Checoslovaquia. Al mismo tiempo, se producía el pacto de no agresión nazi-soviético conocido como acuerdo Molotov-Ribbentrop, donde Hitler y Stalin se repartían Polonia, y los soviéticos podían trincar impunemente a los países bálticos, Finlandia y Rumania, infamia que perpetraron en Finlandia con enorme crueldad.

Y sucedió que los nazis se rearmaron con descaro, incumpliendo todos los acuerdos internacionales, mientras que los mansos británicos y franceses adormecían a sus pueblos con nanas pacifistas. Tras la invasión de Polonia, franceses y británicos declararon la guerra mandando a sus soldados mal armados y peor equipados. «La drôle de guerre» (la guerra de broma) se convirtió en la hecatombe conocida como Segunda Guerra Mundial.

Desde hace tiempo, las opiniones públicas de los países europeos han asumido que las nanas pacifistas que sus gobernantes y medios de comunicación propagan, nos ampararán contra cualquier agresión, mientras las alianzas militares y las agresiones por nuestros alrededores se multiplican.

Pero ni el pan ni el circo, ni siquiera los bienaventurados manifiestos de solidaridad, nos defenderán de una agresión armada que solo es previsible desde el este y el sureste. Quizá esta reflexión un tanto desagradable, sea fruto de la visión de Dunkerque, por lo que tendré que admitir que Christopher Nolan es, además de un gran cineasta, un buen psicólogo.

Concluyo señalando la magnífica interpretación de Cillian Murphy en el papel de soldado y Tom Hardy en el de Farrier, aunque todo el elenco merece ser calificado de excelente.  

Enlaces a los tráileres oficiales de Dunquerque

DUNKERQUE
-País: EE.UU, Reino Unido, Francia y Holanda.
-Director: Christopher Nolan.
-Guion: Christopher Nolan.
-Idioma: inglés – subtitulada en español.
-Música: Hans Zimmer.
-Fotografía: Hoyte Van Hoytema
-Reparto: Fionn Whitehead, Mark Rylance, Kenneth Branagh, Tom Hardy, Cillian Murphy, Barry Keoghan, Harry Styles, Jack Lowden, Aneurin Barnard, James D’Arcy, Tom Glynn-Carney, Bradley Hall, Damien Bonnard, Jochum ten Haaf y Michel Biel.
-Productora: Christopher Nolan – Warner Bros. Pictures / Syncopy.
-Género: Drama épico basado en un suceso histórico.
-Duración: 107 minutos.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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