Siempre a rebufo de la omnipresente Marvel, la productora Warner, propietaria de las licencias de la editorial de comics DC, también codicia su propio grupo de superhéroes cinematográficos para barrer en las taquillas de todo el mundo. Siempre a la sombra de sus dos mayores «activos bursátiles», Batman (Ben Affleck) y Superman (Henry Cavill), se estrena «Liga de la Justicia» (2017), sus particulares Vengadores. Es curioso que, muchos años después, se esté repitiendo, esta vez en el ámbito del cine, la sempiterna batalla entre estas dos míticas fabricas de tebeos estadounidenses.
En «Liga de la Justicia» (2017) convergen, además de los dos héroes eternos arriba aludidos, toda la mitología existente alrededor de Wonder Woman (Gal Gadot) que ya se expuso en la película del mismo título estrenada este mismo año. Pero un supergrupo como es debido necesita evidentemente de más miembros con los que combatir en comandita el mal común. Así es como se han unido un Aquaman (Jason Momoa) bastante alejado del original comiquero, un Flash (Ezra Miller) arrinconado a una labor de simple «alivio cómico», y un Cyborg (Ray Fisher) meramente testimonial. Una vez reunido un equipo es necesario, imprescindible diría yo, un villano a la altura. Para este primer título de una supuesta larga lista se ha optado, sin embargo, por un archienemigo de bajo nivel, Sttepenwolf (con la voz de Ciarán Hinds), a la espera de otros de mayor peso específico en un futuro cercano.
Dirige, por enésima vez, un Zack Snyder empeñado en hacerse cargo él solito de todos los trabajos relacionados con Superman y adláteres. Una ambición satisfecha que no consigue sino lastrar las posibilidades artísticas de unas películas que, en otras manos, seguro nos depararían agradables sorpresas. Mala señal cuando se especula con las oportunidades perdidas más que con el resultado real. Snyder, más allá de sus dotes imitativas, y su habilidad técnica, es un realizador impersonal y habitualmente insípido…y con este trabajo más que en ninguna otra ocasión.
