Por el hueco de la madriguera

“Peter Rabbit”, la caza del conejo

La tierra es para el que la trabaja

Las aventuras infantiles de animales zoomorfos son un género cinematográfico por sí mismo. La hipotética capacidad de interacción de la fauna más variopinta con sus parientes más evolucionados ha sido una constante de la literatura “para niños” originaria…y por todos es sabido que el cine siempre ha estado en deuda con la Literatura. Precisamente del ámbito literario surge “Peter Rabbit” (2018) y más concretamente su inspiración bebe remotamente de la larga serie de novelas acerca del personaje escritos homónimo por la autora británica Beatrix Potter a principios del siglo pasado.

Este recién estrenado largometraje traslada hasta nuestros días las aventuras de este travieso conejito y su corte de adorables “bichos” en su constante combate por mantener su territorio a salvo de un impertinente granjero, que recientemente lo  ha heredado de un familiar cercano y que se empeña, inocente de él, en sacarle partido económico. Para ello no dudará en poner en valor toda su picardía y sus mañas zoológicas.   

Dirige la película un director rutinario y a sueldo (en el peor de los sentidos del término), Will Gluck, que nos brinda una producción blanca y sencilla que se esmera únicamente en ofrecernos entretenimiento puro y duro, sin “arrugas”. En este sentido difiere superlativamente con la recomendable “Paddington” (2014) y  su continuación, que consiguen transcender esta honrosa finalidad para lograr dos títulos de buen cine más allá de su condición y del espectro de público potencial al que están dirigidas.

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