Medida por medida, Shakespeare en plan jocoso

Un final inventado en una versión en la que destaca un amplio y versátil reparto

Medida por medida, Shakespeare en plan jocoso
Medida por medida - Teatro Bellas Artes

Ahora que Shakespeare reina indiscutible en los escenarios de todo el mundo, vendría bien recordar que se le consideró un autor menor durante dos siglos, hasta que fue rescatado por los románticos. Dos compañías se han unido para presentarnos una versión ‘divertida’ de esta inclasificable pieza, una versión discutible en ciertos aspectos.

El primero, permitirse una introducción nefasta contándonos dónde está Viena y cuáles son sus ciudadanos más famosos, sin tener en cuenta que el autor escogió Viena como podía haber escogido Venecia o Valencia, una ciudad católica que no se vuelve a mencionar en el texto. El segundo, cambiar el final a la moda feminista. Ambas indigestas morcillas van acompañadas de chistes -la primera haciendo repetir al publico el chascarrillo ‘por el culo te la hinco’, la segunda mofándose de los que dirán con razón ‘Ay si Shakespeare levantara la cabeza’- y ambas dan la tónica de un tono general gracioso, trivial y chabacano que perjudica al resultado, al menos para los espectadores que en verano no aparcan juicio y gusto.

Maldita la necesidad de todo ello, que ni siquiera consigue más público y éxito. La producción es aceptable en su modestia escenográfica y su notable despliegue de ocho buenos actores. El espectáculo está correctamente puesto en escena, ingenioso en el continuo suceder de ambientes y personajes, notable en su dirección y destacable en otros aspectos, especialmente la iluminación. Más discutible el vestuario y aceptable la coreografía.

Pero también tiene serios desaciertos. El principal, el desmedido protagonismo del personaje humorístico Lucio que a cargo de Nacho Vega interpreta en directo una invasora banda sonora con músicas de festival playero, francamente manidas, que van ilustrando la acción, forzando cortos intermedios y aportando una barahúnda confusa desde un rincón del escenario. A Vega, integrado en una banda de rock alternativo y no obstante también actor, le toca además hacer reír con doble ración de exabruptos, tacos, traspiés, ademanes grotescos y alusiones lascivas que el resto de los personajes. Sentimos tener que decir que no nos gustó el personaje salvo cuando ni canta ni se excede.

El tono general del reparto oscila demasiado entre medido y recurrente, serio y cheli, lo que perjudica especialmente a Muriel Sánchez en algunas partes de su sólida interpretación de Isabel, la hermana del reo. David Luque se impone sobre su difícil doble personaje -un duque que se disfraza de fraile- aunque el ocurrente nuevo final le aseste un golpe bajo. Jorge Muñoz acierta con su Angelo en contrapunto serio; Juan Díaz hace un Claudio nada convincente y un Elbow/Codo tan necio como lo ideó el autor, aunque deba esforzarse en que se le entiendan sus graciosos parlamentos; Salvador Sanz pasa brillante del fraile Pedro al verdugo Abhorson dejando en el medio a un Pompeyo poco definido, al igual que Gonzala Martín Scherman lo hace desde una exagerada ramera a una equilibrada Mariana pasando por una correcta Julieta. Y dejamos para el final al que más nos gustó en su doble papel de consejero y alcaide, Chema de Miguel, gran puntal de la pieza.

Un gran elenco de seis actores y dos actrices para unos veinte personajes muy diversos a los que dan creible existencia. Un espectáculo solvente gracias a sinergias que han funcionado. Nos hubiera gustado mucho más de ceñirse al original en cuerpo y alma, y si hubiera dado con el justo tono tragicómico en vez de sesgarse por el segundo componente. El desenlace ideado por Shakespeare -los matrimonios forzados como castigo a Lucio y a Angelo, bien recibidos por las beneficiadas, y el final feliz bien ganado por el duque Vicencio y casi otorgado por la agradecida Isabela, era el que debía ser, el que no debió sustituirse. De corregirse algo, se podía haber corregido ese prejuicio panfletario del autor anglicano contra los malvados católicos, porque nunca jamás se condenó a muerte a nadie por fornicar fuera del matrimonio.

El tándem Emilio del Valle e Isidro Timón ya presentaron en 2009 en las añoradas Naves del Matadero de la primera época una Antígona con los mismos defectos ‘intervencionistas’ de la pieza que comentamos. Decíamos entonces que la destrozaban ‘mucha demagogia de género, mucho cultivo intensivo de la desmemoria histórica del zapaterismo, y mucha consigna vacua de no a la guerra. El resultado no es bueno’ (ver nuestra reseña). Pero hace once julios Del Valle dirigió una modesta versión de la novela La lluvia amarilla de Julio Llamazares, que nos encantó (ver reseña).

Medida por medida es una comedia de humor negro bien ambigua, que incluso en el Reino Unido se pone poco, con una trama enrevesada y absurda, y un texto difícil que oscila entre lo gore y el chascarrillo. En España, se representó en 1969 en el Teatro Español en versión de Enrique Llovet, con dirección de Miguel Narros e interpretación de Guillermo Marín, Agustín González, Víctor Valverde, Mari Carmen Prendes, José Luis Pellicena, Berta Riaza y Ana Belén. Volvió a representarse en el 2009, en el Teatro de La Abadía, de Madrid, dirigida por Carlos Aladro e interpretada por doce actores, entre ellos Israel Elejalde (Angelo), Irene Visedo (Isabel) y José Luis Alcobendas (Vicencio (ver nuestra reseña y notar que algunas de sus caracterizaciones principales -el duque y el fraile- son parecidas a esta). Y a comienzos de esta temporada, In Extremis Teatro con José Padilla presentaron su versión en Pamplona, la quinta vez que se escenificaba en España desde 1928. Entre tanto, en 2014, en el Ciclo Una Mirada al Mundo del CDN, estuvieron en el Teatro María Guerrero los Cheek by Jowl junto al Teatro Pushkin de Moscú representando la pieza en ruso en una versión innovadora que nos pareció portentosa (ver nuestra reseña de entonces).

La frase que sirve de título proviene de los Evangelios, del Sermón de la Montaña en Mateo VII, 1: ‘No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con la medida que midáis se os medirá’. Ojalá así sea.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Versión, 4
Dirección, 7
Escenografía, 6
Interpretación, 8
Música, 5
Iluminación, 8
Producción, 7
Documentación para los medios, 6
Programa de mano, 7

TEATRO BELLAS ARTES
Medida por medida, de William Shakespeare
Hasta el 2 de septiembre de 2018
Dirección: Emilio del Valle
Versión: Emilio del Valle // Isidro Timón
Escenógrafo: Arturo Martín Burgos

Intérpretes:  Nacho Vera // Gonzala Martín Scherman // David Luque // Chema de Miguel // Jorge Muñoz // Juan Díaz // Salvador Sanz // Muriel Sánchez

Figurinista: Juan Ortega
Iluminador: José Manuel Guerra
Ayte. dirección: Gonzala Martín Scherman
Coreógrafa: María Mesas
Música original: Nacho Vera

Producción ejecutiva: Gabriel Blanco
Producción: Factoría Teatro – Inconstantes Teatro
Fotógrafo: Miguel Sarti         
Duración, dos horas aprox.
Patio de butacas y delantera anfiteatro: 21,00€
Resto anfiteatro: 15,00€.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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