Los otros Gondra (relato vasco contemporizador)

El autor reitera sus buenas dotes dramáticas pero rebaja su compromiso moral

Los otros Gondra (relato vasco contemporizador)
Los otros Gondra - Teatro Español

Borja Ortiz de Gondra confirma el acierto de su propuesta introspectiva en la ‘ficción histórica’ de su familia, con una segunda parte que mantiene los valores argumentales, dramáticos y escénicos, pero que se aclimata a lo políticamente correcto a la hora de juzgar a ETA y sus muchos cómplices: pasar página y aceptar el relato del independentismo triunfante. Una gran decepción, un disgusto que abate y confirma el pesimismo desesperado con que contemplamos la impostura que reina en la escena y la sociedad española.

En enero de 2017 se estrenó con mucho éxito Los Gondra (una historia vasca) en el Centro Dramático Nacional (ver nuestra reseña). Ello movió al autor a insistir en el tema y escribió rápidamente una segunda parte que obtuvo el premio Lope de Vega del Ayuntamiento de Madrid y por añadidura su estreno en el Teatro Español. Con un texto tan bueno y una dramaturgia tan intensa como la anterior entrega, sin embargo resulta acomodaticia a los poderes fácticos gubernamentales, culturales, autonómicos vascos y municipales madrileños. Lo que entonces fue valiente alegato ahora es decepcionante reverencia al pasan página vencedor, a la versión equidistante entre dolores equivalentes, a la victoria terrorista de los que agitaron el árbol y de los que recogieron las nueces.

Explica el autor la relación entre ambas: ‘En Los Gondra asistíamos a una boda que tenía lugar en 1985 en el seno de una familia dividida y enfrentada, y veíamos cómo uno de sus miembros hacía una pintada terrible en un frontón contra el novio. En la escena final, el dramaturgo se encontraba 30 años después en el mismo frontón con la autora de la pintada y una pregunta quedaba en el aire, cerrando el espectáculo: “¿Podremos olvidar ahora?”.  En Los otros Gondra partimos exactamente de ese momento y esa pregunta para buscar respuestas: el dramaturgo regresa a recoger un premio a Algorta, el pueblo natal donde ocurrió todo, y trata de escribir una obra sobre aquello. Pero la verdad aún duele y nadie quiere romper el silencio: unos, porque creen que hay que pasar la página y olvidar rápido sin asumir la culpa; otros, porque piensan que no hay perdón posible y nunca se debe enterrar el pasado. Sin embargo, los tiempos están cambiando y hay una nueva generación, no ligada al peso de la sangre y los apellidos, que tiene la oportunidad de comenzar de otra manera. Y gracias a la ficción del teatro, que nos permite mirar con distancia y con compasión, tal vez logremos sanar la herida y podamos por fin olvidar’.  

Parecería que esta segunda entrega sería una justificación, enmienda o penitencia del autor por haberse atrevido sin los ‘nihil obstat’ correspondientes a abordar la tragedia vasca con cierto distanciamiento objetivo. Ahora a las víctimas las representa un vasco exiliado por negarse a financiar a los terroristas -daño menor comparado con los tiros en la nuca y las bombas lapa- y a los verdugos, su joven prima, intoxicada por la propaganda nacionalista, cuyo único delito es haber pintado una diana con su nombre, y  seguir el camino de su madre, una etarra justamente comprometida con la causa debido a que a su padre lo represaliaron los vencedores de la guerra civil en 1940, que sufre -recodado reiteradamente- del riñón y del oído debido al parecer a su detención, y que la pobre ha sufrido mucho en su refugio en La Habana lejos de su Euskadi querida, muriendo abandonada por todos, sin que se haya reconocido suficientemente su contribución a la causa común. Un  dolor por otro dolor; todos lamentables y equivalentes; todos dignos, pero más dignos los de la causa sagrada euskaldún. Un planteamiento que repugna a cualquier mente compasiva, sensible y aún palpitante a pesar de lo que cae cada minuto sobre ella.

El autor repite equipo artístico y el núcleo del reparto. El director se identifica: ‘En Los Gondra, Borja Ortiz de Gondra nos hablaba de su familia y de él mismo. Y, adentrándose en la particularidad de sus recuerdos más íntimos, de sus sentimientos más personales, alumbraba los nuestros. «¿Quién va a hacer de mí?», me preguntó Borja cuando estábamos seleccionando los actores para encarnar a los personajes de Los Gondra. Tú, por supuesto, le respondí yo, sin dudarlo un instante. «¿Sabré hacerlo?», me replicó él. A lo que yo le contesté: Claro. Eres el autor, ¿no? Sólo tienes que salir al escenario y decir la verdad. Tu verdad’.

Argumento, trama y diálogos son de notable factura. La dramaturgia tiene recursos originales y detalles edificantes que la dan altura. Su formato de sala pequeña permite una producción abordable sin regateos, con un equipo artístico competente. Sencilla escenografía de frontón quebrado junto a entrada elevada al caserío, vestuario e iluminación adecuados con complementos musicales, coreografías autóctonas e ilustraciones vídeográficas elevan la puesta en escena a la categoría de respetable. En el reparto los primos enfrentados Lander Otaola y Cecilia Solaguren son personajes palpitantes, vascos auténticos de ese momento histórico. Sonsoles Benedicto es esa matriarca de tiempos que no volverán y de presencia que siempre conmueve al público, y el autor se autointerpreta con mesura y pulcritud. Fenda Drame encarna un personaje a todas luces discordante, la hija adoptada de la prima abertzale, una adolescente de raza negra que quiere ser alegoría y metáfora, pero que realmente no pega ni con cola.

El desdoblamiento del protagonista -el real, que interpreta el autor, y el teatral a cargo de Jesús Noguero- si bien es un notable recurso dramático deja al segundo un tanto en evidencia. Quizás se hubiera debido recurrir a una buena caracterización para reforzar el parecido. Quizás es una redundancia, más y más evidente conforme llegamos al final.

El autor se pregunta enfáticamente: ‘¿Qué hacemos hoy con todo ese pasado que no termina de desaparecer? ¿Ha llegado el momento de empezar un tiempo nuevo, en el que la violencia y el odio dejen paso a la aceptación del otro y a una mirada limpia? ¿Puede el teatro sanar esa herida ancestral y ser más fuerte que la realidad? Y responde suavizando lo ocurrido en medio siglo de terror monstruoso, equiparando víctimas y verdugos, optando por pasar página con perdones forzosos a ignominias no asumidas. Con las prisas y los términos que quieren imponer los vencedores, una minoría de asesinos sin arrepentimiento sostenidos por una masa reaccionaria, racista, cruel y malvada, siguiendo los designios de una oligarquía santurrona y vengativa. Con el atávico culto al terruño, a la sangre autóctona, a la raza nuestra, una pócima venenosa e inhumana que a muchos vascos aún aliena de forma repulsiva.

Nunca pensamos que un señor culto en la cincuentena, que presume de tener marido y haber vivido en Nueva York, que parece persona sensata y de trato agradable, pudiera hacer gala de tanto desparpajo, caer en tales sumisiones, vender una cierta primogenitura por unas kokotxas sin duda más atractivas que el plato de lentejas de la sabia sentencia. Desde el disgusto que nos diera Javier Gomá y su ‘Inconsolable’ -más disculpable porque no se metía en berenjenales colectivos- (ver nuestra reseña de entonces) no nos habíamos sentido tan tristes y decepcionados.
 
En la primera fila del Teatro Arriaga de Bilbao (que ya ha prometido programar la pieza) la próxima temporada podrán sentarse Otegui, Ortúzar, Idoia Mendía y Lánder Martínez -secundados por la alcaldesa Carmena y sus subalternos culturales- para cocinar otro menú conjunto como el de las pasadas fiestas navideñas. Y todos contentos que aquí no ha pasado nada.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 8
Dramaturgia, 8
Dirección, 8
Interpretación, 8
Escenografía, 8
Producción, 8
Programa de mano, 8
Documentación a los medios, 7

Teatro Español – Sala Margarita Xirgu
LOS OTROS GONDRA (RELATO VASCO)  
Dramaturgia Borja Ortiz de Gondra
Dirección Josep Maria Mestres
Del 10 de enero al 17 de febrero de 2019
 
REPARTO  
Sonsoles Benedicto
Fenda Drame
Jesús Noguero
Borja Ortiz de Gondra
Lander Otaola  
Cecilia Solaguren

EQUIPO ARTISTICO  
Música original – Iñaki Salvador
Coreografía – Jon Maya Sein
Diseño de Escenografía  – Clara Notari
Diseño de Vestuario – Gabriela Salaverri
Diseño de Iluminación – Juanjo Llorens
Diseño de videoescena – Álvaro Luna (AAI)  
Una producción de Teatro Español, 3D / Dramaturgos Contemporáneos Vivos.  

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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