El armario-probador virtual de Cher Horowitz, la azotea privada de Arnold, el tubo de descenso de bomberos de Mia Thermopolis, las camas con dosel de las hermanas Lisbon, los tapices orientales de Jasmín…
¿Quién no recuerda las increíbles habitaciones de estas películas y series? Repasa con Vanidad las más singulares.
Aladdin (1992)
La habitación de la princesa Jasmín de Aladdin, llena de sillones y tapices, parece sacada de la recopilación de cuentos Las mil y una noches.
El dormitorio de la hija del sultán de Ágrabah hipnotiza por su exotismo, e incluye además al tigre más bueno y leal del universo.
Solo en casa (1990)
El cuarto de Buzz McCallister, el hermano mayor de Kevin, de Solo en casa es un campo de atracciones. Contiene: figurillas de deportistas, un rifle, un tiburón hinchable, una linterna con la forma de una calavera, un terrario de hormigas, petardos y una tarántula.
Princesa por sorpresa (2001)
Antes de saberse princesa de Genovia y tener que dejar la casa de su madre, Mia Thermopolis vivía como una auténtica reina. El nido de la familia en San Francisco es una vieja estación de bomberos a dos alturas restaurada y la habitación de Mia y la cocina están conectadas por un tubo de descenso.
Sexo en Nueva York (1998)
El dormitorio de la célebre Carrie Bradshaw, de la serie Sexo en Nueva York, aguarda obras de arte sencillas y textiles bohemios. Christina Tonkin, la decoradora del show, cuenta que la mayoría de los muebles proceden de mercadillos y que ella misma los pintó a mano. El vestidor del espacio, que en la foto no aparece, es un claro plus.
Annie Hall (1977)
El dormitorio-salón que Alvy y Robin, de Annie Hall, comparten en Nueva York es sorprendentemente espacioso y de techos altos. Muy íntimo. No cuesta imaginar toda la luz que deben dejar pasar esos ventanales gigantes…
¡Oye, Arnold! (1996)
¿Quién no querría dormir en un ático semi aislado, en una cama con un tragaluz y escaleras que dan a la azotea?
Clueless (1995)
El bonito, aunque algo ñoño, cuarto de Cher Horowitz, de Clueless, vale oro. No tanto por su enclave (la clásica mansión de Beverly Hills) como por el armario-probador virtual que preside la habitación.
María Antonieta (2006)
El espectacular Palacio de Versalles fue la humilde morada de María Antonieta de Austria durante más de 20 años. Se extiende sobre 67.000 metros cuadrados y cuenta en total con 2.000 cuartos. Cielo inmobiliario, pero de verdad.
Chicas malas (2004)
“¿Este es tu cuarto?”, le pregunta sorprendida Cady (Lindsay Lohan), el personaje protagónico de Chicas malas, a la malvada Regina George. “Sí. Era de mis padres, pero les convencí para cambiarlo”. La suite principal de la divina consta de salón privado con chimenea, un vestidor con siete armarios y un baño con jacuzzi y ducha.
Las vírgenes suicidas (1999)
Las habitaciones de suelos enmoquetados y camas con dosel repletos de cosas de chicas que aparecen en la película Las vírgenes suicidas son difíciles de olvidar, aunque configuren una tragedia.
Alejandro Bernad – @alejandrobernad