Anabel Alonso descansa para en 2026, marcarse más de 46 representaciones

«La mujer rota»

Un gran drama de soledad, frustración, depresión y búsqueda de salida Un cuento escrito por la intelectual Simone de Beauvoir

Anabel Alonso en La mujer rota
Anabel Alonso en La mujer rota

A pesar de haber dejado estar en cartel en Madrid en el Infanta Isabel, el pasado día 30, habiendo previamente haber hecho unas galas en Bilbao y Vitoria y entrar en Madrid para mantenerse algo más de un mes entre octubre y noviembre se toma un descanso en el mes de diciembre porque lo que la espera es de para contemplar la garantía de vitalidad de esta mujer que ha entrado en el mundo del drama y parece que no va a poder salir, porque nos da la impresión que le gusta.

La gira que sea planteado llegar hasta el 2027 y durante el próximo año comienza con Granada, Logroño, Getxo y Málaga, y dar prácticamente la vuelta entera a nuestro país, llegando hacer algo más de 46 representaciones con los teatros ya contratados y prácticamente con el taquillaje vendido.

Al ofrecer este monologo es una excepción que los espectadores no se quieren perder y como su situación es estar siempre en espera de ver las obras que les llega, no podemos obviar la gran interpretación de la actriz, Anabel Alonso en este magnífico drama, “La mujer rota”. No hay que dejarlo pasar. Es un consejo.

Un monologo, siempre es un trabajo harto difícil, el público espera la actuación con auténtica expectación en lo que va diciendo el actor y conservando siempre en su mente todo lo anteriormente dicho en escena buscar la emoción, la tristeza o la violencia verbal para emocionarse, reírse o frustrarse, porque en escena, por desgracia y más en la soledad de los monólogos superiores a 90 minutos no todo es bueno, ni fácil de hacer.

El actor goza negativamente con la soledad, con las miradas de más de quinientas personas, todas ellas en espera de su voz de su movimiento y de su actuación ,bajo unos focos de dirección y color únicos, que no permite hacer fijación en un punto determinado en el público, para sentirse  arropado y valiente en su monologo e interpretar supuestamente un dialogo con un ente, que es el público de toda la sala, que le ofrece, únicamente unas formas chinescas dentro de un negro neutro del que solo se escapa un breve murmullo.

¡Es la misma sensación que debe sentir el torero, cuando espera en el centro del ruedo, la salida de toriles del morlaco de turno al que se tendrá que enfrentarse a vida o muerte y tras el sonido del clarín, se abre una puerta y piensa…! Hay esta. Este es mi momento.

Y aquí tenemos a toda una actriz y comedianta muy particular en sus trabajos, como Anabel Alonso, una pizpireta cómica educada en los mejores foros del teatro. En un escenario, del Infanta Isabel, en ese momento, ahora en gira, con la interpretación de una de las obras que forman la trilogía de los tres cuentos de Simone de Beauvoir, “la edad de la inocencia”; “Monologo” y “la mujer rota”, este último cuento es al que da vida Anabel Alonso y que llevo a negro sobre blanco, la escritora feminista del siglo XX, y expone  planteamientos éticos y sociales sobre la condición femenina, pero sin que eso suponga el desarrollo de un discurso panfletario.

El nivel literario es realmente espléndido. Los tres relatos se centran en personajes femeninos y exponen sus conflictos sentimentales y morales, debatiéndose con palabras en situaciones sin salida: la edad, la soledad, la agonía del amor. La mujer como esposa insatisfecha, como personaje oculto siempre tras un protagonista masculino o como ser desorientado en una sociedad injusta.

Anabel Alonso imprime un estilo ágil, un ritmo vivo, desgarrador y violenta; en momentos de infinita soledad. Una variedad técnica y personal en la cual, el diálogo lleva el peso del relato; un monólogo interior, convierte esta obra en la presentación de un texto de gran calidad literaria, más allá incluso de las ideas sociales o políticas que pueden extraerse de él.

La mujer rota, nos descubre y describe, la infidelidad de un marido y el consecuente derrumbe del matrimonio, lo que la lleva a la protagonista en caer en una depresión que avanza con el tiempo en la obra y se plantea en plena navidad a una mujer, Murielle sola en su casa, observando Los ruidos de la calle y los gritos de sus vecinos celebrando la navidad y con ello impidiéndole conciliar el sueño. En esa situación, el recuerdo se presenta de forma desoladora y con un futuro menos prometedor. Lo perdido, lo arrebatado, el fracaso y la soledad la han dejado fuera de juego, deambulando en el escenario, Murrielle está en un valor donde todavía se debate entre la supervivencia y el suicidio.

Para ella, comienza todo a estar acabado… Su verdadera tragedia, que a la vez se convierte en comedia, al haberse destrozado su autoestima como mujer, como esposa, madre e hija. No le queda más solución, que dejarse llevar por la tristeza y la depresión o reinventarse como mujer más allá de la familia.

Aquí, Simone de Beauvoir expone sus conflictos sentimentales y morales, refleja muy bien la situación actual de la mujer en nuestra sociedad, que ha variado poco en muchos aspectos a pesar de pasar décadas desde su escritura en la mitad del Siglo XX, concretamente en 1967.

“la mujer rota”, es para Anabel Alonso un desafío en su carrera, acostumbrada a los monólogos de comedia en la que las risas de los espectadores ayudan y acompañan para que todo salga bien, sube a escena este drama de soledad y depresión en el cual, la situación está en tomar posición o dejarse llevar por los acontecimientos.

Sorprende un escenario desgajado y minimalista en pálidos azules grises y acompañado por una Anabel con una vestimenta desaliñada muy a la par con el contexto de la obra, dirigida por Heidi Steinhardt, autora, directora e interprete y docente. Estudió Artes Combinadas en la Universidad de Buenos Aires. Se forma en ballet por la Escuela Nacional de Danzas, y en interpretación por las escuelas de Julio Chávez y Patricia Hart.

Trabaja como actriz en teatro, cine y televisión. Como directora y dramaturga estrena numerosas piezas en Latinoamérica y Europa. Asimismo, ha impartido cursos de interpretación, escritura escénica y dirección en España. Actualmente alterna su trabajo principalmente entre Buenos Aires y Madrid, desarrollando una amplia labor escénica. Ha ganado el Premio Villanueva de la Crítica, el Premio Colihue y el Premio Teatro del Mundo, y ha sido nominada a los Premios Max,

Dirige la obra de “La mujer rota”, esta creación mayúscula de la célebre pensadora y escritora feminista del siglo XX Simone de Beauvoir, que cuestionará el rumbo y el sentido de la existencia, con Anabel Alonso interpretando a Murielle, en una situación cargada de preguntas vitales que no encuentran respuesta sobre las tablas, al menos de forma  inmediata.

Anabel Alonso, nacida en Baracaldo en 1964, humorista, presentadora de televisión, actriz de teatro y doblaje. A lo largo de su carrera, ha recibido múltiples premios y reconocimientos, entre ellos tres Fotogramas de plata, y ha sido nominada dos veces a la Unión de Actores y otras dos a la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, siendo uno de los rostros más populares del cine español.

Su primer gran papel en televisión fue el de Pruden en la exitosa serie de televisión Los ladrones van a la oficina que estuvo en antena durante 10 temporadas. Otro de sus grandes éxitos en la tele fue en la serie de Telecinco 7 vidas. En 2005 hizo una aparición en Aída, el spin-off de 7 vidas, volviendo a interpretar a Diana Freire yendo a visitar a su amiga Aída García. En 2007, interpretó a Mónica en La familia Mata; la serie terminó en 2009.

Como actriz de doblaje ha prestado su voz para Buscando a Nemo, Buscando a Dory y La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja. En 2013 se añadió al reparto de la serie de Telecinco Esposados, siendo la copresentadora junto a Santiago Segura y Javier Martín, interpretándose a sí misma, y desde 2010 hasta 2013 presentó en Antena 3 el programa de chistes El club del chiste. Desde 2014 hasta 2024 encarnó a Benigna, en Amar es para siempre durante más de 2.400 capítulos, lo que la ha convertido en una de las actrices más longevas de la serie, junto con sus protagonistas e Iñaki Miramón.

En sus trabajos de teatro, no se queda parada, comienza en 1984 con Las troyanas; siguiendo con Una mujer sola (1987); Maribel y la extraña familia (1989); El lunático y Los gatos (1992); Frankie y Johnny en el Clair de Lune (1997); Androcles y el león (1998); Un día cualquiera (1998); Confesiones de mujeres de 30 (2002-2003); Nunca estuviste tan adorable (2008); Sexos (2009-2011), Lastres (2013), Reglas, usos y costumbres en la sociedad moderna (2014), The Hole (2014); El eunuco (2014-2016); El trompo metálico (2016); El enfermo imaginario de Molier (2020); La Celestina de  Fernando de Rojas (2023-2024), y actualmente, La mujer rota (2025) de Simone de Beauvoir.

Hablar de Simone de Beauvoir (París, 1908-1986), es hablar de una de las intelectuales más influyentes del siglo XX, pionera en abrir un camino de reflexión feminista que sigue vigente hoy. Fue educada según la sólida moral cristiana vigente en la época. En 1929 conoció a Jean-Paul Sartre en Sorbona, donde ambos estudiaban filosofía, y con él mantendría una relación personal durante el resto de su vida.

Fue profesora de filosofía hasta 1943 en escuelas de diferentes lugares de Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana de París vivió en la ciudad tomada, y allí escribió su primera novela, ”La invitada” (1943), en la que explora los dilemas existencialistas de la libertad la acción y la responsabilidad individual, temas que aborda igualmente en novelas posteriores como “La sangre de los otros” (1944) y  “Los mandarines” (1954), por la que recibió el Premio Goncourt y que se considera la más importante de todas sus obras. Sus textos destacan además, por las tesis existencialistas y la evolución del feminismo., entre otras,  “Memorias de una joven formal” (1958); “La vejez” (1970) o “La ceremonia del adiós” (1981).

Su nombre está inevitablemente ligado a El segundo sexo (1949), obra fundacional del pensamiento feminista contemporáneo, pero en “La mujer rota”, Beauvoir exploró un territorio distinto: el de la intimidad hecha pedazos, el retrato de la mujer que vive en carne propia las fisuras de un sistema patriarcal que le niega voz, espacio y futuro.

El libro “la mujer rota” reúne tres relatos que, más que narraciones, funcionan como estudios de caso sobre la opresión cotidiana. En ellos, la autora despoja a sus protagonistas de artificios y las coloca ante un espejo brutal: esposas, madres, amantes que descubren cómo sus vidas se sostienen en medio de la fragilidad de vínculos que las anulan.

La vigencia de la obra radica precisamente en esa universalidad de la experiencia femenina, en ese retrato incómodo que obliga a mirar de frente lo que se ignora.

La soledad que la rodea se hace patente en sus hábitos diarios. Murielle confiesa que usa tapones para los oídos y asegura: «Prefiero tener las orejas rotas antes que escuchar sonar el teléfono». Así, apunta, su existencia se moldea a partir de «un devenir de desgracias que, lejos de subirla al podio, la han dejado en el subsuelo del infierno, sola y desgarrada».

No podemos dejar de expresar una frase que define el relato y la constancia de enfrentamiento feminista de Simone de Beauvoir: «El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal».

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