Ingres: clásico, romántico, realista

El Prado presenta su primera retrospectiva en España en el marco de su creciente atención por el siglo XIX

Ingres: clásico, romántico, realista
Ingres - Museo del Prado

El Museo del Prado presenta la primera exposición monográfica en España dedicada a la obra de Jean-Auguste Dominique Ingres (1780-1867), quintaesencia del academicismo decimonónico, gran dibujante y retratista, fabulador de pintura histórica y harenes soñados. Clásico, romántico y realista, su larga celebridad en la vejez se convirtió en símbolo de un siglo que se resistía a evolucionar y terminó incubando todas las revoluciones.

Son 60 obras agrupadas en once etapas que combinan aspectos cronológicos y temáticos. Comienza con un autorretrato de su primera juventud, procedente del Metropolitan de Nueva York y se cierra con otro a la edad de 78 años, llegado de la Galería de los Uffizi de Florencia. Especial atención merece su practica del retrato, que aunque no le gustaba ejercer, terminará siendo uno de los episodios más destacados de toda la pintura del siglo XIX. Captaba el carácter de sus modelos, y supo presentar de forma imponente a Napoleón I en su trono imperial, y cavilador y absorto a Louis François Bertin en la obra quizás más destacable de toda la muestra, gran retrato junto a los de la Condesa de Haussonville o Madame de Moitessier, por citar algunos.

Sus celebrados desnudos impresionan menos. La gran odalisca del Museo del Louvre es una de las obras más influyentes en la historia de la pintura moderna, a pesar de su patente desproporción, de esas celebradas tres vértebras suplementarias o de esa pierna izquierda de nacimiento imposible más arriba de la cadera. De Ruggiero libera a Angélica nos dicen que es paradigma del erotismo contemporáneo, y de El baño turco, que exalta la curva como forma perfecta para revelar su inagotable entusiasmo por el cuerpo femenino situado siempre en contextos exóticos.

De lo que más gustó y a lo que debió su fama es a la pintura de historia en obras realizadas en sus veinte años de estancia en Roma, en las que se enfrentó a la fuerza de los mitos dela literatura clásica grecolatina, como en Virgilio lee la Eneida o los estudios para La apoteosis de Homero, y en su práctica de lo que se denominaría estilo trovador -un regusto grecolatino pasado por el gótico- en obras como Rafael y la Fornarina o Francisco I asiste al último suspiro de Leonardo da Vinci.

La exposición fue inaugurada por SM la Reina Doña Letizia y la Fundación AXA la ha financiado generosamente. La colaboración del Museo Ingres de Montauban ha sido determinante y recibirá a cambio una selección de once obras de las colecciones del Prado para mostrar un recorrido por el género de retrato en España.

Esta revisión integral de la figura de Jean-Auguste Dominique Ingres ofrece una ocasión única a los estudiosos para profundizar en la relación de Ingres con los movimientos artísticos de su tiempo –neoclasicismo, romanticismo y realismo-, en sus logros producto de su admiración por Rafael, y en sus dotes como dibujante. La relectura actual quiere romper su molde de academicista para presentarle como precursor del lenguaje de las vanguardias. Patente resulta su influencia sobre Federico de Madrazo y Pablo Picasso.

Antes de ser famoso, Ingres disfrutó de la atención de un patrono español, Carlos Miguel Fitz-James Stuart (1794-1835), VII duque de Berwick, llamado a suceder a su prima -la célebre duquesa goyesca- en el título de Alba, y recibió de él numerosos encargos, de los que solo llegó a terminar uno: Felipe V impone el Toisón de Oro al duque de Berwick. Una condecoración ganada por defender la opción borbónica frente a la austríaca en el marco de la Guerra de Sucesión.

Para su célebre Baño turco, Ingres se inspiró en los fragmentos de un relato dieciochesco -redactado por la esposa de un embajador inglés tras su visita a un baño turco-, en los que se describe cómo unas mujeres se acicalan para la boda de una de ellas. Ingres creó así la cálida y acuosa sensualidad de una escena vetada al ojo masculino. Concluido cuando contaba ochenta y dos años, algo puede decirnos también de  un personaje que se había vuelto a casar a los 70. Desnudas las musulmanas y muy vestidas las francesas que retrataba para mayor decoro de su buena reputación. Discutía con sus clientas hasta los más mínimos arreglos y detalles para sus retratos, y se recreaba en los detalles más mundanos, las calidades táctiles de las telas, las pieles y los cabellos de sus modelos, postrera competencia para el arte naciente de la fotografía.

Calificación de la Exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: 8
Explicación al visitante: 8
Documentación a los medios: 8

 
MUSEO DEL PRADO
Ingres. 24 de noviembre 2015 – 27 de marzo 2016
Edificio Jerónimos. Salas A y B
Comisario: Vicent Pomarède (Museè du Louvre)
Comisario institucional: Carlos G. Navarro
 
Tarifa: 14 euros (reducida o gratuita, conforme a las condiciones habituales ya establecidas); permite la visita a la colección permanente, la exposición “Ingres” y a las exposiciones temporales coincidentes con su calendario de apertura.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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