El coronel sí tiene quien le escriba

El coronel sí tiene quien le escriba
El coronel no tiene quien le escriba - Teatro Infanta Isabel

Este temprano relato del premio nobel Gabriel García Márquez -casi perfecto de estructura y redacción- ha sido destrozado por una ‘adaptación’ que debería merecer sanción por un tribunal de ética teatral si lo hubiera o hubiese. Por primera vez en nuestras larga trayectoria en la crítica cultural nos obliga a rectificar lo que habíamos escrito anteriormente. Ustedes nos disculparán.

Si han visto o van a ver este montaje -que se cura en salud anunciándose como ‘basado en la novela de’- no dejen de leer el original -incluso se puede encontrar gratis en internet- y comprenderá inmediatamente nuestra indignación. Natalio Grueso -pendiente de sentencia en la Audiencia de Oviedo con petición de once años de cárcel, en libertad provisional precisamente para atender a este montaje- se ha permitido cambiar texto y trama como en esas ‘rehabilitaciones’ que dejan la fachada y tiran el interior completo. Del relato escrito por el periodista colombiano hacia 1957, tan trabajado que tuvo tres versiones y tan luchado como para tardar cuatro años en publicarse tras ser rechazado por varias editoriales, solo queda el título y la trama en trazos gruesos -un anciano militar y su esposa subsisten estoicamente esperando que el gobierno le pague a él la pensión que le debe desde hace quince años, malvendiendo sus pocas posesiones y esperando cada día recibir la comunicación oficial que acabe con la pesadilla- porque toda la construcción de trazos finos, sutiles, insinuados, ha desaparecido. Grueso ha cambiado personajes y modificado sus palabras y comportamientos, reescrito trozos, introducido morcillas de arroz y de cebolla, y tapado con brochazos monocromos lo que García Márquez relata con una maquinaria narrativa progresiva que nos dice todo sin decirlo así no más, como escribimos los que mejor no sabemos hacerlo.

Ni que decir tiene que tal desaguisado destruye toda la atmósfera original, convierte en incesantes quejas de moribundos hambrientos lo que es aguante honroso de la escasez, en banalidades impresentables sobre la muerte lo que es espera digna, borrando de un plumazo el contexto de posguerra civil y actividad clandestina con la misma mentalidad censora que ejercen los izquierdosos desde la otra trinchera. Y todo ello aplastando un texto de bien fácil adaptación teatral, corto y conciso, plagado de diálogos precisos, con descripciones magníficas que harían la delicia de cualquier narrador sobre las tablas y de cualquier público en la platea.

Con este malhadado inicio ya nada puede salir bien, sobre todo si el resto del equipo -que habrá leído el texto original sin duda siendo de tan fácil acceso- acepta ser cómplice de tal ignominia.Tocaría al director, el veterano cineasta Carlos Saura, convertir este rescate de un cuento lejano en un viaje tentador, en una incursión motivadora, pero se limita a servirnos una puesta en escena que no consigue situarnos en la costa atlántica colombiana en 1956 y por ello nos deja huérfanos ante una trama que sin contexto resulta extraña. Asistimos a una simple representación teatral, de convencional factura e interés limitado, en la que el espectador presencia una historia de cargadas tintas sentimentales y poca complejidad psicológica.

Únicamente Cristina de Inza nos llega al alma, no por lo que dice sino por cómo lo dice. A Imanol Arias se le notan años y años en ese papel plano de la famosa teleserie: no diríamos que es el actor ideal para encarnar a este coronel -de hecho ha llegado al papel tras un comienzo frustrado a cargo de Juan Diego- y aún actuando correctamente, no consigue convencernos de que es quien dice ser, de que vive donde dice vivir y de que pasa el hambre que parece pasar. De que es coronel retirado y de que tiene 75 años. Queda un personaje insulso, aunque por fortuna interpretado con discreción y mesura.

Junto a los protagonistas, resulta aceptable Fran Calvo, aunque al médico que interpreta le tocan diálogos inventados y un talante que podría ser de cualquier ciudad más que del ambiente aislado y atrasado en que supuestamente vive, y está llevadero Jorge Basanta como el acomodaticio ricachón y el picapleitos todo excusas, aunque sus dos personajes no se distinguen suficientemente. Por su parte, Marta Molina se hace cargo de tres papeles femeninos, y estando acertada como cartera inventada, resulta fatal como cantinera y peor en una extraña esposa cuyo paso por la escena apenas se entiende y es el único personaje femenino original

Si Mario Benedetti dijo que ‘creo, y más de una vez lo he afirmado, que la obra maestra de García Márquez se llama El coronel no tiene quien le escriba’, lo diría por algo. Caballero Bonald señaló con elegancia en un antiguo prólogo: ‘Hay como una limpieza retórica muy especial, como si la poética de su autor no se hubiese perfeccionado todavía con el uso. La novela supone, en efecto, un acabado modelo de sencillez, de naturalidad discursiva y hasta de inocencia verbal. Montada sobre unos aparejos literarios extremadamente simples, todo queda sujeto a la pericia del narrador’. Y al narrador le enmienda, le corrige y le traiciona alevosamente el adaptador/traidor.

Un borrón en la carrera ya consolidada tanto de Saura como de Arias. Una producción solo atenta al aspecto comercial, a llevar un par de nombres famosos que generen curiosidad y obtengan retornos importantes en taquilla, que se las promete muy felices con un largo recorrido por salas de todo el país pero que deja un enorme poso de insatisfacción que a poco que se reflexione se convierte en tristeza e indignación.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 5
Texto: 9
Adaptación: 0
Dirección: 5
Puesta en escena 6
Interpretación: 7
Producción: 4
Programa de mano: 5
Documentación para los medios: 0

Teatro Infanta Isabel
El Coronel no Tiene Quien le Escriba
Basada en la novela de GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Adaptación de NATALIO GRUESO
Dirigida por CARLOS SAURA
Del 15 Mayo al 30 Junio 2019

Coronel: IMANOL ARIAS
Mujer del coronel: CRISTINA DE INZA
Sabas y abogado: JORGE BASANTA
Médico: FRAN CALVO
Mujer de Sabas, dependienta de correos, cantinera: MARTA MOLINA

Ayudante de dirección: GABRIEL GARBISU
Diseño de escenografía: CARLOS SAURA
Diseño de iluminación: PACO BELDA
Vestuario: CARLOS SAURA
Diseño de sonido: ENRIQUE MINGO
Fotógrafo: SERGIO PARRA
Productora ejecutiva : MARÍA JOSÉ MIÑANO
Producción: JOSÉ VELASCO.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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