La sombra del Tenorio es alargada

La sombra del Tenorio es alargada

Siendo una pieza muy celebrada y representada de un autor entre los más prestigiados de las última décadas, esta reseña podría seguir la pauta. Pero nos vemos obligados a disentir y considerarla una obra menor, convencional y aburrida sin más méritos que los ecos del celebrado personaje de Zorrilla y con el agravante de una cutre puesta en escena y una basta representación.

En 1994 Rafael Álvarez El Brujo la estrenó en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares y desde entonces se ha repuesto muchas veces, aquí y allá, y poco a poco ha ido perdiendo fuste hasta recalar en el circuito off madrileño. Y es que, aunque José Luis Alonso de Santos haya estrenado veinte obras, recibido numerosas distinciones y ocupado puestos relevantes en el establishment teatral del posfranquismo, este monólogo en cuatro escenas es una coletilla anecdótica de aquel Don Juan Tenorio que durante dos siglos fue la pieza más celebrada del teatro español y en la última década seha evaporado como por ensalmo.

Ambientada en la década de 1950, el protagonista es un viejo cómico que agoniza en la cama de un hospital. Se pasó la vida haciendo el papel de Ciutti, el criado del Tenorio, y ahelando el papel de Don Juan sin nunca conseguirlo. Y ahora, ante la muerte próxima, se dispone a interpretarlo antes de irse al otro mundo. Mientras habla con una imaginaria monja que le cuida, cuenta anécdotas de su vida de actor, se prueba el vestuario de Don Juan que ha ido juntando a lo largo de años y recita los más conocidos pasajes de la obra. Este rememorar esos versos tan conocidos aporta nostalgia y una nube de sentimentalismo que cubre la escena disimulando la incosistencia de la trama y los defectos de la puesta en escena, que es francamente fea, rozando lo desagradable.

Pedro Antonio Penco ha buscado el naturalismo más descarnado, y no faltan ni un orinal ni una toalla sanguinolenta. Y Chete Guzmán colabora en todo lo que puede para presentarnos un Saturnino Morales que da pena verlo, y más que pena cierto repelús ante el camisón que porta, las nalgas vellosas que insinúa y toda su humanidad doliente a medio metro de tus narices. Clama, lloriquea, se abate y se yergue este pobrecito Ciutti al que le hubiera gustado ser el apuesto Don Juan, más o menos como a todos.

El trabajo de Alonso de Santos siempre nos ha parecido irregular. Ofreció en 2012 una divertida comedia musical -‘Los conserjes de San Felipe’ (ver nuestra reseña de entonces)- pero en 2009 con ‘La noche de los generales’ (ver nuestra reseña de entonces) nos resultó infumable, y en 2016, ‘En el corazón del bosque’ (ver nuestra reseña de entonces), un cuentecito infantil sin mayor interés.

‘La sombra del Tenorio’ forma parte del panorama cultural pacato y sobredimensionado que casi cuatro décadas de régimen juancarlista nos ha dejado en herencia. Siendo sus beneficiados tan duros jueces con el balance del régimen franquista han demostrado una aportación probablemente inferior en su conjunto. Parecía que en la última década y media las cosas culturales se habían animado pero la sombra del tenorio nos pone pesimistas.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 5
Texto: 7
Dramaturgia: 5
Dirección: 5
Interpretación: 6
Puesta en escena: 5
Producción: 4
Programa de mano: 5
Documentación a los medios: 5

OFF Latina
La sombra del Tenorio
Miércoles entre 12-02 y 11-03 de 2020.

Autor: José Luis Alonso de Santos
Dirección: Pedro Antonio Penco
Compañía: Allá Vamos Producciones Teatrales
Interpretación: Chete Guzmán

Duración: 75 mins.

Calle de los Mancebos, 4, 28005 Madrid
Teléfono: 605 75 57 58.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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