Gran Cenobia, grandísimo Calderón

Gran Cenobia, grandísimo Calderón

La Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) encara por vez primera este drama calderoniano, que es de lo mejor que escribió don Pedro, y lo hace con una producción sencilla y el nutriente de su joven compañía para el reparto y el equipo artístico. Doble mérito, por tanto, para el buen resultado logrado.

‘La gran Cenobia’ fue escrita por Calderón de la Barca poco después de cumplir 24 años, al servicio del Condestable de Castilla viajando y guerreando en Flandes e Italia. Sorprende su madurez literaria y su sólida cultura, pues el texto llega hasta nosotros sin que le pesen los cuatro siglos trascurridos, potente, hermoso, profundo y tierno, una reconstrucción histórica en la época, legendaria vista hoy, en la que los vaivenes de la fortuna, la fugacidad y los rigores del poder, las bajas pasiones y las altas virtudes conforman un argumento intrincado y preciso, en el que deseo y traición son las fuerzas telúricas que arrastran a sus personajes, jugando a ejercer de azar y destino a ras de tierra, sin la menor presencia divina; seres humanos arrastrados por sus pasiones y frenados por sus principios.

La versión de Luis Sorolla no es precisamente timorata. Se ha atrevido a prescindir de partes, a potenciar aspectos, a modificar un personaje, y por si fuera poco a añadir importantes pasajes de su cosecha, todo ello para destacar en la dramaturgia un asunto -el control del relato como arma política- apenas esbozado por Calderón. Para recortar otras derivaciones del texto, y para convertir al personaje de Astrea, la profetisa romana, en la protagonista narradora que interactúa con el espectador y habla en prosa, un marco nuevo que junto al coro de soldados, enmarca y completa el desarrollo de la pieza en verso. Y lo estropea un poco al final con un parlamento que sobra. Ha potenciado los aspectos de la obra que le interesaban introduciendo largas y abundantes acotaciones cuyo número -quizás media, quizás una docena- no podemos precisar. ¿El resultado? Discutible por supuesto. A nosotros nos ha parecido más que aceptable, válido formalmente, pero corto ante tema tan debatido hoy, en el que se estrellan los intelectuales de moda, como es este del Relato con mayúscula

Al parecer, versionista y director han trabajado mano a mano. El segundo, David Boceta, coincide en enfoque e intención: ‘Toda lucha de poder se ve acompañada, tal y como nos muestra Calderón, por una lucha por el relato; por controlar la narrativa, por justificar cada cual con su verdad los actos que se cometen y por vencer no solo en el campo de batalla, sino también en el registro que quede en la Historia, por controlar y manipular el relato de los hechos, deformando la realidad y los acontecimientos hasta límites grotescos para validar y legitimar sus acciones, aunque esto signifique la transgresión de toda ética, de toda humanidad y de toda justicia. Y así, la historia depende de quién ha tenido la capacidad, la potestad y el privilegio de construir y contar sus relatos, y de hacer prevalecer su verdad’.

Asunto de gran actualidad, realmente. Planteamiento atrevido que si no nos parece que consiga ensamblarse del todo con el texto y la intención originales, tampoco los perjudica ni estropea. De la misma manera, la puesta en escena incorpora una banda de rock duro en directo que contribuye a subrayar la violencia de las pasiones en juego, el contexto bélico permanente en que se desarrollan crímenes y traiciones. El texto de Calderón tiene algún pasaje discutible conceptualmente, -por ejemplo, las razones por las que Cenobia no remata a Aureliano debido a su amor por Decio que le pide que no lo haga por no se sabe bien qué alambicadas razones.

Irene Serrano aporta un aplomo decisivo en su papel intermediario de Astrea. José Juan Rodríguez es un Aureliano ‘que no tiene techo moral’, Isabel Rodes es una Cenobia con un sentido del honor y del amor excepcional’, y Mikel Arostegui cree que su Decio es ‘el columpio que oscila entre ambos’. Los tres son bien secundados por el resto del reparto, al que en conjunto se le reconoce buen manejo del verso y se le nota bisoñez -los dos protagonistas masculinos muestran algunas dudas y la femenina no termina de encarnar a una Cenobia literaria- compensada de entusiasmo y en el caso de los soldados con un despliegue rockero meritorio.

Un clásico bien montado e interpretado gracias a una dirección sólida y un equipo artístico destacable en todos los aspectos. Una ocasión para celebrar que la CNTC muestra continuidad en medio de un ambiente escénico donde casi todo perece pronto.

Zenobia, personaje medio mítico que se destacó tanto por su cultura como por su habilidad militar, fue reina regente de su hijo durante cinco años tras el asesinato de su esposo, entre los años 268 y 272 logró apoderarse de Siria, Egipto, Anatolia (o Asia Menor), Palestina y el Líbano. En 270 incluso se proclamó reina de Egipto y llegó a acuñar monedas con su imagen. Su nombre significaría ‘la que toma vida de Zeus’ procedente del griego y ‘orgullo de su padre’ atendiendo al árabe. Ni ganó en combate a Aureliano ni fue secuestrada por su sobrino, sino que fue derrotada en la batalla de Emesa (actual Homs), y se retiró a Palmira, donde fue sitiada por Aureliano en 272, capturada sin necesidad de traiciones, y quizás finalmente liberada en Roma donde viviría como matrona filósofa. Y es que abundaban y abundan en tiempos de Zenobia, en tiempos de Calderón y en los nuestro los relatos literarios, las novelas históricas y las versiones interesadas. Y escasean las crónicas veraces, equilibradas, fidedignas de los hechos pasados (déjennos romper una lanza de orgullo y valor por la Crónica de Medio Siglo en la que estamos empeñados).

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 8
Texto: 9
Versión: 8
Dirección: 8
Interpretación: 7
Puesta en escena: 8
Producción: 7
Programa de mano: 8
Información a los medios: 9

CNTC
Teatro de la Comedia
La gran Cenobia, de Calderón de la Barca
Dirección de David Boceta
Versión de Luis Sorolla
Del 13 de enero al 6 de marzo de 2022

Reparto
Cristina Arias – soldado romano y Crotilda
Mikel Arostegui – Decio
Mariano Estudillo – soldado romano
Marta Guerras – Irene
Alejandro Pau – soldado romano
Isabel Rodes – Cenobia
José Juan Rodríguez – Aureliano
Víctor Sáinz – soldado romano
Irene Serrano – Astrea
José Luis Verguizas – Libio

Equipo artístico
Escenografía-Almudena Bautista
Iluminación-Víctor Longás
Vestuario-Paola de Diego
Coreografía-Edu Cárcamo
Dirección musical, música original y espacio sonoro-Antonio de Cos
Videoescena-Álvaro Luna
Asesor de verso-Alejandro Saá

DURACIÓN 1 HORA 45 MINUTOS
ENCUENTRO CON EL PÚBLICO 27 DE ENERO DE 2022.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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