La batalla de los ausentes con La Zaranda presente

La batalla de los ausentes con La Zaranda presente

Más que negro, humor tétrico. La Zaranda persevera en su fórmula de las últimas entregas, unas risas crueles, una crítica superficial de los males del mundo, una burla despiadada sobre la decrepitud física y mental, una mofa de las taras y minusvalías que acompañan a la escoria social. Su última propuesta solo aporta tristeza y algo de irritación contra quien se refocila en la miseria humana.

Unos achacosos y seniles excombatientes de cualquier guerra, celebrando un aniversario olvidado por todos, rememoran sus tiempos en la trinchera buscando enemigos, se trasmutan en un gobierno incompetente con maniquíes de ministros, y tras ochenta minutos de diálogos para besugos, sentencias de tasca, cambios de vestuario y acarreo de utensilios desvencijados, terminan metiéndose por la puerta de un armario y desapareciendo en el fondo negro.

Imitar a los viejetes de la andalucía profunda se les da de maravilla, como a su público reírse de los más desfavorecidos con la coartada de oír alguna pulla inofensiva contra los más favorecidos. En el texto de Eusebio Calonge no encontramos una sola aportación original ni una reflexión sincera.

El montaje de La Zaranda sigue siendo el punto fuerte de la compañía, un universo particular de objetos raros movidos de forma extraña por seres fantasmales. Esta vez las camillas hacen de trincheras y transportan utilería bélica de hace un siglo. La penumbra marca el ambiente y una bombilla sola da una nota sugerente entre la confusión reinante.

La dirección de Francisco Sánchez no tiene grandes problemas. Y la interpretación de los tres actores habituales es la de siempre, hacer de seres entre patéticos y repugnantes que repiten insensateces y están medio tarados física y mentalmente.

Todavía tienen el rostro de decirnos que ‘en un momento en que el pesimismo, la tristeza o la desesperanza nos han derrotado, ‘La batalla de los ausentes’ resucita una espada de luz contra esos jinetes oscuros, en un canto a la dignidad humana contra todo los que ocultan al amanecer su horizonte’. Pues venga Dios y lo vea. Calonge ha hablado de un ajuste de cuentas con el tiempo, de una preparación para la ausencia. No encontramos agarre verídico, solo literatura convencional. Pero el éxito les acompaña y van a cumplir un año recorriendo escenarios con esta pieza.

Desde su creación como grupo en 1978, han sido doce los trabajos realizados: Los tinglados de María Castaña (1983), Mariameneo Mariameneo (1985), Vinagre de Jerez (1989), Perdonen la tristeza (1992), Obra póstuma (1995), Cuando la vida eterna se acabe (1997), La puerta estrecha (2000), Ni sombra de lo que fuimos (2002), Homenaje a los malditos (2004), Los que ríen los últimos (2006), Nadie lo quiere creer (2008), La patria de los espectros (2010), El Régimen del Pienso (2012) (ver reseña), El grito en el cielo (2014), Ahora todo es noche (2017) (ver reseña), El Desguace de las musas (2019) (ver reseña) y, finalmente, este que nos ocupa. Presumen y hacen bien de su éxito internacional, que ha sido tan grande como el respaldo conseguido en nuestro país. Pero su respetable currículo no impide notar que forman parte de esa imagen pesimista, exaltada, deforme y grosera que cultivan tantos españoles; y que goza de buena exportación como prolongación benigna de la leyenda negra, hasta el punto de que es la que solo o principalmente se nos demanda: ¡A ver qué barbaridad, qué pintoresca pasada se les ha ocurrido esta vez a los españoles!

El otro día los catalanes de Els Joglars celebraban su 60º aniversario con un trabajo parecido (ver nuestra reseña). Ayer, los andaluces de La Zaranda celebraban el 40º suyo con esta propuesta. Encontramos puntos en común entre ambas: agotamiento de la fórmula, imagen de marca que aún funciona, públicos cautivos de lo que suena y se lleva, apoteosis del disparate y el esperpento, humor de sal gorda y tintes negros, sarcasmo y farsa…. No todas las risas son sanas y liberadoras. Hay risas crueles, risas facilonas, risas gratuitas, risas forzadas… y risas que causan pena.

APROXIMACIÓN A LA PROPUESTA (del 1 al 10)
Interés: 4
Texto: 5
Dirección: 6
Interpretación: 5
Puesta en escena: 7
Producción: 7
Programa de mano: 0
Documentación a los medios: 7

Teatro Español
LA BATALLA DE LOS AUSENTES
Texto: Eusebio Calonge
Dirección: Paco de La Zaranda
Del 17 de febrero al 20 de marzo de 2022

CON
Gaspar Campuzano
Enrique Bustos
Francisco Sánchez

EQUIPO ARTÍSTICO
Dirección de iluminación – Eusebio Calonge
Diseño de espacio escénico – Paco de La Zaranda
Diseño de vestuario – Encarnación Sancho
Efectos militares – Morgan Surplus
Ayudantía de dirección – Andrea Delicado
Una producción de La Zaranda – Teatro inestable de ninguna parte.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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