Deslucidas bodas de Fígaro

Deslucidas bodas de Fígaro

Una desafortunada puesta en escena gravita sobre esta producción antigua y plomiza, hasta el punto de afectar a la misma audición de la excepcional partitura, que resultó desdibujada en la función de este miércoles, en la que un Fígaro convencional estuvo rodeado de un reparto español casi al completo que demostró altura y prestancia.

Tres veces, tres, había programado en 2009, 2011 y 2014 (ver nuestras reseñas en los respectivos vínculos) el Teatro Real ‘Le nozze di Fígaro’ con la misma puesta en escena, la de Emilio Sagi, bonita e historicista, luminosa y sevillana, hasta con intenso aroma de jazmines incorporado. Fue un poco excesiva tanta reiteración, pero se añora al ver esta réplica, una producción bastante antigua, estrenada en el Festival de Salzburgo en 2006 de la Canadian Opera Company a cargo del director de escena alemán Claus Guth, un mamotreto indigesto, de escenografía anodina, de pretensiones conceptuales erróneas, de toscos y repetitivos movimientos en escena, y plagada de ocurrencias actorales al borde del ridículo, con la incorporación de un angelote ario que mueve absurdamente a los personajes como si fueran sus marionetas para transmitirnos no sabemos qué profundidades psicoanalíticas arrogantes y fallidas. Un error descomunal que lastra irremisiblemente la propuesta. Siendo la iluminación de Olaf Winter lo más destacable, termina siendo tan errática como todo lo demás.

Desgraciadamente, el fallido montaje se ve acompañado de una decepcionante esta vez dirección musical de Ivon Bolton, que ya dirigió la propuesta de 2014 con parecido regular resultado. Su batuta se movió tan lenta -quizás al ritmo plomizo de al escena- que añadió treinta minutos a los ya contundentes 150 de la partitura original, con lo cual el espectáculo quedó definitivamente aplastado. Su dirección musical estuvo desdibujada, diríamos que cansina o fatigada, y la segunda parte de la propuesta, tras una hora y media de los dos primeros actos y media hora de intermedio, resultó tan apagada como vibrante debía haber sido de ser fiel al original. Y eso que para Bolton es su séptima dirección de Mozart en el Real, la tercera con Guth, con quien ya trabajó en Lucio Silla (2017) (ver nuestra reseña) y Don Giovanni (2020) (ver nuestra reseña).

Recordemos inevitablemente que estamos ante una ópera bufa -y no un alegato freudiano- en cuatro actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), sobre un libreto en italiano de Lorenzo da Ponte, basado en una novela del francés Beaumarchais, compuesta y estrenada bajo la dirección del propio compositor en vísperas de la conmoción de la Revolución Francesa. Es considerada como una de las mejores creaciones de Mozart y una de las óperas más importantes de la historia, un éxito secular con el que comenzó la colaboración entre Mozart y Da Ponte, una de las más fructíferas del género, de la que resultaron además Don Giovanni y Così fan tutte. Fue la quinta más representada en el mundo en el último período disponible, 2005-2010.

La trama se desarrolla en Sevilla (España), durante la segunda mitad del siglo XVIII, y se sitúa en el palacio del conde de Almaviva. Rosina ya se ha convertido en su mujer, la condesa, pero el conde busca los favores de la joven Susanna, que es la prometida de Fígaro, criado del conde. La trama se complica cuando el conde de Almaviva descubre que su paje Cherubino muestra mucho interés en la condesa, y por ello se quiere deshacer de él enviándolo a la guerra. Fígaro, Susanna y la condesa se ponen de acuerdo para entorpecer los planes del conde y poner de manifiesto su infidelidad. Pero, mientras tanto, Fígaro mantiene una discusión con Bartolo y Marcellina, que acaba con el descubrimiento de que Fígaro es el hijo de ambos. Al final de la jornada todos los protagonistas se encuentran en el palacio, donde se suceden los equívocos hasta que finalmente el conde y la condesa se reconcilian y Fígaro y Susanna se pueden casar. La música, sustentada en un armazón perfecto de simetrías y juegos estructurales y armónicos, con arias y números de conjunto de enorme belleza, sugiere, delata, contradice, insinúa, desmiente e ilumina lo que esconden las palabras de los protagonistas, dentro de un enredo cómico que disimula cierto trasfondo crítico hacia el viejo orden social que se desmoronaba por momentos, no exento de demagogia, pues el derecho de pernada había desaparecido de Europa hacía siglos.

El reparto estuvo correcto vocalmente a pesar del desastre postural y expresivo que tuvo que soportar. Nombremos primero a las dos sopranos vascas -Elena Sancho Pereg (Susanna) y Miren Urbieta-Vega (Condesa de Almaviva), por esa coincidencia de origen y porque mantuvieron sus papeles, con más empuje la segunda, con comprensible timidez la primera, pero que en sus destacadas arias – la condesa Rosina en Dove sono i bei momenti (n.º 19, Acto III), y Susana, en el Acto IV: Deh vieni, non tardar- recibieron las dos únicas ovaciones de la velada, pues otros dos tímidos intentos de aplauso en la primera parte ni siquiera cuajaron. Las acompañaba la mezzo navarra Maite Beaumont en un Cherubino baceptablemente cantado y mal caracerizado. Cumplió el barítono barcelonés Joan Martín-Royo (Conde de Almaviva) en su papel de antagonista, y al barítono holandés Thomas Oliemans le tocó el papel de Fígaro a falta de un español al que confiárselo: correcto vocalmente y deficiente actoralmente, perjudicado por un cásting desafortunado. Nada que objetar ni señalar del resto del reparto.

El encargo canadiense-austriaco a este director artístico, que en el Real ha dirigido anteriormente otras cuatro veces con mucho mejor nivel (ver nuestra reseña de Rodelinda en 2017 y de Parsifal el año anterior), fue por triplicado, la dirección escénica de las tres óperas que creara Mozart con libreto de Lorenzo da Ponte, una de las cuales, Don Giovanni – con una inestimable ayuda que hubiera debido repetirse de la dramaturga Ronny Dietrich y el coreógrafo Michael Schmieder junto a Ramses Sigl -, se ofreció como hemos dicho en el Teatro Real la pasada temporada, y la otra -Così fan tutte- es de suponer que nos toque la próxima. Lo cierto es que otros trabajos de Guth posteriores a este vistos en Real fueron mucho mejores. Pero, si la decisiva cama matrimonial con que comienza la pieza no está, si la habitación de los futuros esposos es un descomunal recibimiento, si las campesinas son colegialas, si el jardín son unas sombras proyectadas, y si todo ocurre subiendo y bajando escaleras no se puede petender verosimilitud alguna.

Desde la reapertura del Teatro Real, Las bodas de Fígaro se ha ofrecido en 5 de sus 25 temporadas; además de las tres penúltimas ya comentadas, en 1998, con Gianandrea Noseda y Jürgen Flimm, y en 2003, con Antoni Ros Marbá y Marco Arturo Marelli. En 2020, René Jacobs trajo al festival de Granada su memorable versión musical y escénica, que pese a incluir todos los recitativos originales no duraba más de 150 minutos. Entre la enorme cantidad de grabaciones de esta ópera, la de Claudio Abbado de 1994 es la favorita de muchos. En fin, el público que abarrotaba el teatro ayer se mostró parco durante la representación y agotado al final. Da mucha lástima y coraje que las cosas no salgan bien, pero esta vez nos parece que así fue.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 5
Dirección musical: 6
Dirección artística: 4
Voces: 7
Orquesta: 6
Coro: 6
Interpretación actoral: 6
Escenografía: 5
Producción: 5
Programa de mano: 9
Documentación a los medios: 7

TEATRO REAL
Le nozze di Figaro (Las bodas de Fígaro)
Opera buffa en cuatro actos
Música de Wolfgang A. Mozart
Libreto de Lorenzo da Ponte, basado en la comedia La folle journée, ou le mariage de Figaro (1784) de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais
Producción de Canadian Opera Company procedente del Festival de Salzburgo 2006.
Funciones 22, 24, 26, 27, 28, 29, 30 de abril de 2022, y 2, 5, 7, 10, 11, 12 de mayo de 2022

EQUIPO ARTÍSTICO
Director musical Ivor Bolton
Director de escena Claus Guth
Escenógrafo y figurinista Christian Schmidt
Iluminador Olaf Winter
Coreógrafo Ramses Sigl
Diseñador de vídeo Andi A. Müller
Director del coro Andrés Máspero
Responsable de la reposición Axel Weidauer
Reposición de la iluminación Paul Fresacher
Supervisor de dicción italiana Cesare Scarton

REPARTO
El conde de Almaviva André Schuen (22, 26, 28, 30 abril; 5, 7, 11 mayo)
Joan Martín-Royo (24, 27, 29 abril; 2, 10, 12 mayo)
La condesa de Almaviva María José Moreno (22, 26, 28, 30 abril; 5, 7, 11 mayo)
Miren Urbieta-Vega (24, 27, 29 abril; 2, 10, 12 mayo)
Susanna Julie Fuchs (22, 26, 28, 30 abril; 5, 7, 11 mayo)
Elena Sancho Pereg (24, 27, 29 abril; 2, 10, 12 mayo)
Fígaro Vito Priante (22, 26, 28, 30 abril; 5, 7, 11 mayo)
Thomas Oliemans (24, 27, 29 abril; 2, 10, 12 mayo)
Cherubino Rachael Wilson (22, 26, 28, 30 abril; 5, 7, 11 mayo)
Maite Beaumont (24, 27, 29 abril; 2, 10, 12 mayo)
Marcellina Monica Bacelli (22, 26, 28, 30 abril; 2, 5, 7, 11 mayo)
Gemma Coma-Alabert (24, 27, 29 abril; 10, 12 mayo)
Bartolo Fernando Radó (22, 26, 28, 30 abril; 5, 7, 11 mayo)
Daniel Giulianini (24, 27, 29 abril; 2, 10, 12 mayo)
Basilio Christophe Montagne
Don Curzio Moisés Marín
Barbarina Alexandra Flood
Antonio Leonardo Galeazzi
El ángel Uli Kirsch
Actrices Eva Abradelo, Paula Bejarano,
Daniela Ceñera, Marta González,
Samantha Jaramillo, Clara Navarro; Ana Parras
Un hombre colgado David Vento

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Fortepiano Bernard Robertson
Bajo continuo Simon Veis

Duración aproximada 3 horas y 30 minutos
Acto I: 1 hora y 35 minutos
Pausa de 25 minutos
Acto II: 1 hora y 25 minutos

Horario 19.30 horas; domingos, 18.00 horas

–La función del 7 de mayo, sábado, a las 19.30 horas, será retransmitida en directo en MyOperaPlayer y la grabación se incluirá posteriormente en su catálogo.
–Radio Clásica, de RNE, grabará la ópera para su emisión en diferido en fecha todavía por determinar.
–El estreno será precedido de un Preestreno para menores de 36 años el 21 de abril a las 19.00 horas, al término del cual se ofrecerá por primera vez un ‘After Opera’ para jóvenes.
–Las funciones cuentan con el patrocinio de ENDESA.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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