No gozamos de la amistad de Mayorga

No gozamos de la amistad de Mayorga

El más triunfante de la generación teatral en boga no para de triunfar, y eso agota. Su última entrega trae ínfulas hasta filosóficas, pero no pasa de ser una banalidad insulsa a la que apenas salvan tres buenos actores en modo un tanto payasete. Juan Mayorga no tiene nada interesante que contarnos sobre la amistad y eso lastra sin remedio la propuesta.

‘La muerte tiene mucha gracia’, nos dice de entrada. Y resume su ocurrencia: ‘Unos amigos que lo son desde niños y que han compartido todo tipo de juegos, juegan hoy uno -quizá el último- con el que burlarse de la vida y de la muerte. Se trata de un juego peligroso, porque es la amistad misma lo que ponen en juego. Una reflexión sobre la vida, los recuerdos, la masculinidad, la amistad y el paso del tiempo cargada de humor y pensamiento. Una carcajada segura para el espectador cargada de filosofía’. Si les contamos de lo que en realidad se trata, podría tacharse de destripe alevoso, así que digamos sin concretar que la incongruencia básica del argumento -un supuesto juego en el que los jugadores hacen como si no lo supieran- la banalidad de los diálogos -todos oídos y anotados del natural, pero no por ello menos banales- y la parálisis escénica de cien minutos insustanciales que se resisten a terminar y terminan como pueden, no mejoran con una puesta en escena convencional y una dirección corriente que va salvando a base de subidas y bajadas de escalera y movimiento de sillas una situación realmente insostenible.

La obra solo dispone, y con ello se sujeta, de tres buenos actores, pero como un personaje adelanta quizás sobreactúan y quizás se debe al director. José Luis García-Pérez realiza como Ufarte un despliegue de gestos y poses realmente meritorio; no conseguimos dar con la razón de por qué Daniel Albaladejo no encaja como Dumas; y sí en el por qué de que Ginés García Millán como Manglano haga el más creíble, porque también es el más parco en aspavientos.

‘Amistad’ es una comedieta más, que si no viniera rodeada de tanta parafernalia adulatoria aceptaríamos con benevolencia resignada. Pero tratándose de un celebrado fichaje de la Real Academia de la Lengua, del premio principesco de las Letras Españolas, de alguien que estrena obras a pares y que dirige un teatro público en otro tiempo signo de distinción en la cartelera madrileña, nos vemos obligados a juzgar más estrictamente. Nada aporta más allá de buenos ingresos para sus promotores a costa de un público sumiso a las gacetillas promocionales.

Juan Mayorga viene dando una de cal y dos de arena, con progresión palpable de la arena. ‘El Golem’ (ver nuestra reseña), de abril de 2022, era una criatura verborreica de pesadez insoportable, de monólogos insufribles, de cultureta arrogante, de parloteo trillado, donde la palabra y el teatro eran trivializados de forma arrogante. ‘Silencio’ (ver nuestra reseña) en febrero de 2022 era Blanca Portillo y un discurso académico en el peor sentido de la palabra. ‘El mago’ (ver nuestra reseña) de 2018 se parecía mucho a esta última entrega, ‘un texto solo pasable, pueril en su argumento, impostado en sus diálogos y banal en su moraleja. Una comedia sin enjundia, sin gracia y sin aspiraciones, con una elemental puesta en escena y una floja interpretación al servicio de una dirección indulgente con sus deberes, y una producción descaradamente mercantil’, decíamos. Sin embargo, ‘Reikiavik’ (ver nuestra reseña) de 2015, gozaba de texto sólido y dramatización distanciada, huía del clásico planteamiento de los duelos de dos personajes añadiendo un tercero y desdoblando la peripecia con recursos teatrales que la hacían más atractiva y amena, con resultado sobresaliente. En 2013 estrenaba por duplicado, ‘Si supiera cantar, me salvaría. El crítico’ y ‘La lengua en pedazos’ (ver nuestras reseñas): eran dos aportaciones interesantes al teatro de pequeño formato, ese que no va más lejos de dos personajes y un montaje sobrio. Ambas planteaban temas serios y bien diversos, la dialéctica crítico-autor en la primera, y la figura polémica e incomprendida de Santa Teresa de Jesús en la segunda. No eran divertimentos para pasar el rato sino propuestas para la reflexión y el debate con cierta neutralidad de partida, aceptablemente concebidas y realizadas que no aspiran a grandes titulares sino a públicos cultivados. Y ‘Penumbra’ (ver nuestra reseña), a medias con Juan Cavestany, de 2011 nos pareció así de golpe una de las mejores obras españolas del primer tramo del nuevo siglo. Repasando su producción, da la impresión de que cuanto más le alaban menos ofrece.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 5
Texto: 6
Dirección: 7
Puesta en escena: 5
Interpretación: 7
Producción: 5
Programa de mano: no hay
Documentación a los medios: 7

Naves del Español
Amistad
De Juan Mayorga
Dirección:,José Luis García-Pérez
Del 26 de enero al 5 de marzo de 2023

CON
Ginés García Millán (Manglano)
José Luis García-Pérez (Ufarte)
Daniel Albaladejo (Dumas)

EQUIPO ARTÍSTICO
Diseño de espacio escénico y vestuario Alessio Meloni
Diseño de iluminación Pedro Yagüe (AAI)
Diseño de espacio sonoro Ana Villa y Juanjo Valmorisco
Técnicas de clown Hernán Gené
Dirección de producción Nadia Corral
Una coproducción de Octubre Producciones y Teatro Español.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

Recibe nuestras noticias en tu correo

Lo más leído