Nuevas perspectivas de Lucien Freud

Nuevas perspectivas de Lucien Freud

Figurativo a contracorriente, mordaz en sus retratos, irónico en sus ambientes, morboso en sus desnudos, supo representar ese punto de excéntrica y superficial ruptura de las nuevas clases conservadoras británicas con imágenes provocadoras de homosexualidad, obesidad y decadencia muy bien logradas.

El Thyssen, en colaboración con la National Gallery de Londres, presenta esta retrospectiva del pintor británico Lucian Freud (1922-2011), con motivo del centenario de su nacimiento. Con 55 obras pretende resumir la obra de siete décadas de un artista destacado de la segunda mitad del siglo pasado. La nueva mirada que propone, la primera retrospectiva que se organiza desde su muerte en 2011, centra la atención en su permanente compromiso con la esencia de la pintura, nos dicen. Visitante asiduo a las grandes pinacotecas, sus lienzos contienen alusiones a los grandes maestros, desde Holbein, Cranach, Hals, Velázquez, Rembrandt o Watteau hasta Ingres, Courbet, Rodin o Cézanne, aunque esa vinculación convive con una fuerte voluntad de independencia.

La muestra se divide en secciones que, de forma cronológica aproximada, repasan la evolución y la temática del pintor: ‘Llegar a ser Freud’, dedicada a sus primeras obras, con una decidida voluntad figurativa frente a las corrientes abstractas dominantes; ‘Primeros retratos’, en los que se manifiesta ya su deseo de capturar la esencia de sus modelos; ‘Intimidad’, que muestra su predilección por retratar a personajes de su entorno; ‘Poder’, retratos de personajes que acepta realizar siempre que acaten sus condiciones de trabajo; ‘El estudio’, su espacio de trabajo convertido en protagonista de su obra, y ‘La carne’, retratos de desnudos que evidencian una profunda observación del cuerpo humano y de la mortalidad de la carne. O más bien, de un exacerbado realismo que muestra cuerpos humanos en toda su imperfecta naturaleza.

La pintura de Freud, incisiva, subversiva y en ocasiones indecorosa, se ha centrado en desnudos chocantes y retratos incisivos, producto de su personal reflexión meta-artística y la “intensificación de la realidad” que siempre quiso alcanzar. Son todo un descubrimiento sus primeras y menos conocidas obras, de una minuciosidad primitivista y un cierto aire neorromántico, muy a la contra de las corrientes abstractas dominantes. El artista muestra ya su personalidad y su forma de pintar, con un trabajo lento y una pincelada meticulosa para las que utiliza pinceles muy finos. Los hieráticos personajes, pintados a base de capas muy trabajadas sobre fondos planos, con atributos en sus manos, revelan una atención a los pintores del Renacimiento del Norte. La frontalidad y la frialdad que transmiten las figuras, como en Muchacha con rosas (1947- 1948), un retrato de Kitty Garman, su primera mujer, es la seña de identidad de estas obras tempranas.

Los retratos de Caroline Blackwood, su segunda mujer, como Muchacha en la cama (1953) y Muchacha con vestido verde (1954), o la inquietante escena de Habitación de hotel, expuesto en el pabellón británico de la 27ª Bienal de Venecia, en 1954, marcan el final de su primera etapa. A partir de entonces pinta de pie, moviéndose alrededor de sus modelos, con una proximidad física que le permitía apreciar los más mínimos detalles. Utiliza pinceles más gruesos y, por influencia de Francis Bacon, su pincelada se vuelve suelta y empastada, pero su forma de trabajar sigue siendo precisa, lenta y pausada, para captar la esencia de sus modelos.

Freud pintaba siempre del natural y prefería retratar a su entorno más próximo, amantes, amigos y familiares, para poder actuar con mayor libertad. Evoca una intimidad nada erótica reflejada sobre todo en sus retratos dobles, como el de su amigo el pintor Michael Andrews y su mujer June (1965-1966), el de sus hijas Bella y Esther (1987-1988) o el de Dos hombres, de la pareja de artistas Angus Cook y Cerith Wyn Evans. A medida que creció su fama, aceptó encargos en la tradición de los retratos de poder de Rubens o Velázquez, con los modelos sentados con las manos apoyadas en los brazos de la silla o sillón y una actitud de introspección. Hombre en una silla (Barón H.H. Thyssen-Bornemisza), de 1985, y Dos irlandeses en W11 (1984-1985) son dos de los magníficos ejemplos.

La exposición se cierra con un capítulo que reúne varios retratos de desnudos monumentales. “Quiero que la pintura actúe como si fuera carne”, dijo. La vigorosa representación de la carne en el lienzo es quizá el elemento más destacado y repetido en la larga carrera de Lucian Freud. Comienza a pintar desnudos en los años 1960, pero es sobre todo en las últimas décadas cuando sus retratos de Leigh Bowery y Sue Tilley le convirtieron en pionero de la representación de cuerpos no normativos con gruesos empastes, como sedimentos del paso del tiempo.

El extenso catálogo, con textos de los comisarios y contribuciones de diferentes especialistas en su obra y de varios artistas contemporáneos, plantea nuevas preguntas sobre la relevancia actual de la obra de Freud para acercarlo a las nuevas generaciones. El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza es el único museo español que alberga en su colección obras de Freud, un total de cinco pinturas, todas ellas incluidas en la exposición. Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza fue uno de los primeros coleccionistas privados en interesarse por su obra y mantuvo una especial relación con el pintor, que le retrató en dos ocasiones. Las largas sesiones a las que Freud sometía a sus modelos propiciaron la amistad entre ambos, que se mantuvo a lo largo del tiempo.

El rico nieto de Sigmund Freud supo hacerse un sitio propio dentro de la enorme proyección de la figura de su abuelo, el creador del psicoanálisis y, junto a Marx y Darwin, en la santísima trinidad de la ruptura del pensamiento occidental contemporáneo. Más allá de cierto sensacionalismo, Lucian pintó lo que veía y entendía como un mundo triste, poblado de criaturas infelices, apenas capaces de superar su aplastante fragilidad.

Aproximación a la propuesta (del 1 al 10)
Interés: 9
Despliegue: 9
Comisariado: 8
Catálogo: 9
Documentación a los medios: 8
Programa de mano: n/h

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
LUCIAN FREUD. NUEVAS PERSPECTIVAS
Del 14 de febrero al 18 de junio de 2023

Comisarios: Daniel F. Herrmann, curator of modern and contemporary projects de la National Gallery de Londres, y Paloma Alarcó, jefe de conservación de pintura moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Comisaria técnica: Clara Marcellán, conservadora de pintura moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Organizadores: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y The National Gallery, Londres
Con la colaboración de: Comunidad de Madrid.
Estuvo en Londres, The National Gallery, del 1 de octubre de 2022 al 22 de enero de 2023.

Dirección: Paseo del Prado, 8. 28014, Madrid. Salas de exposiciones temporales, planta baja.
Horario: De martes a domingo, de 10 a 19 horas; sábados, de 10 a 21 horas. Lunes cerrado.
Tarifas: Entrada única: Colección permanente y exposiciones temporales. General: 13 €; reducida: 9 € para mayores de 65 años, pensionistas y estudiantes previa acreditación; Grupos (a partir de 7): 11 € por persona; gratuita: menores de 18 años, ciudadanos en situación legal de desempleo, personas con discapacidad, familias numerosas, personal docente en activo y titulares del Carné Joven y Carné Joven Europeo.
Venta anticipada de entradas en taquillas, en la web del museo y en el 91 791 13 70.
Más información:www.museothyssen.org

 

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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