Cuando a grandes libretos y partituras de la historia de la ópera se unen una puesta en escena y una interpretación sobresalientes el resultado es el mejor espectáculo que puede imaginarse. Cuando todo encaja llega algo como este ‘Il turco in Italia’.
Gioachino Rossini vivió 76 años, casi todos del siglo XIX, y compuso 39 óperas, 34 de ellas en trece años, de 1810 a 1823. Esta productividad explica que se parezcan tanto unas a otras, pues requería casi una plantilla, como en las oberturas. Durante este período produjo sus obras más populares, incluidas las óperas cómicas La italiana en Argel, El turco en Italia, El barbero de Sevilla y La Cenicienta, que llevó a su máxima expresión la tradición de la ópera bufa; de 1829 data su última ópera, una obra bien seria, Guillermo Tell. La retirada de Rossini de la ópera durante los últimos 40 años de su vida nunca ha sido completamente explicada, entre su mala salud, el ser ya muy rico y el surgimiento de una grand opéra espectacular para la que no sentía con fuerzas. Su histórica aportación al género ha pasado por mayor o menor popularidad pero entre 2017 y 2019 ‘Operabase’ registra 2319 representaciones de 532 producciones de sus óperas en 255 teatros de todo el mundo.
Este turco a la italiana es una especie de antítesis de La italiana en Argel, compuesta por Rossini un año antes, dando la vuelta al argumento hasta girar desde cierta fascinación por las costumbres turcas a un patrioterismo italiano que ensalza sus maneras por encima de aquellas. En Nápoles, el poeta Prosdocimo busca una trama para un drama bufo. Encuentra inspiración para empezar en un grupo de gitanos del que forma parte Zaida, repudiada por el sultán turco Selim después de haber formado parte de su harén. Dado que su vecino, el bobalicón Geronio, busca a alguien que le aconseje sobre los devaneos de us esposa Fiorilla, le pone en contacto con la adivina Zaida mientras su caprichosa y joven esposa liga con el principesco Selim en persona, recién desembarcado, olvidando a su anterior conquista, el bueno de Narciso, y desesperando a su marido cuando conoce la última jugada de su infiel mujer. Tras una divertida trama en la que el poeta va completando su argumento copiando del natural, -como hacen todos los literatos que en el mundo han sido-, desembocamos en una fiesta en la que Narciso y Zaida se disfrazan de Selim y Fiorilla respectivamente para atraer a su vez a la Fiorilla y al Selim reales, en una sucesión genial de lances, discisiones y reencuentros que termina felizmente como debe ser: Selim se va a su tierra con Zaida, Geronio perdona a Fiorella, y Prosdocimo termina su guión muy contento y satisfecho de sus dotes de escritor.
Es con este último personaje con el que el libreto de Felice Romani adquiere un valor especial, un significante precursor del metateatro y del drama pirandelliano con autor y personajes entremezclados. Esta ópera ha sufrido cierto menosprecio en relación con otras de su autor, pero empieza a ser considera superior musicalmente a su antecesora y rival L’italiana in Algeri. Es una ópera bufa, influida por Così fan tutte de Mozart, la cual se había representado en el mismo teatro unos veinte años antes. La obertura es uno de los mejores ejemplos del estilo característico de Rossini: una introducción inusualmente larga muestra un solo melancólico y amplio con un pleno acompañamiento orquestal. Y a partir de ahí entramos en un alegre, armonioso, motivador y relajante espectáculo, una placer para los muy afortunados que asistan a las diez funciones programadas de esta coproducción, exquisita visual y musicalmente, en la que excelentes partitura y libreto originales se ven realzadas por una puesta en escena del todo acertada y una interpretación sin tacha.
Laurent Pelly está sin duda en el podio de los actuales directores artísticos de ópera. Lo ha demostrado temporada tras temporada en el Real, dirigiendo La fille du régiment (2014), Hänsel und Gretel (2015), El gallo de oro (2017), Falstaff (2019) y Viva la Mamma! (2021), y esta vez ha elevado su ingenio y creatividad otro escalón, inspirado en las fotonovelas de mediados del siglo pasado, con una puesta en escena de Chantal Thomas graciosamente ambientada, con decorados móviles y hábilmente sazonada de microescenas enmarcadas de gran originalidad, y una iluminación de Joël Adam sencillamente despampanante.
Giacomo Sagripanti, joven director de repertorio belcantista italiano, debutaba en este coso como director musical y lo ha hecho cum laude. La orquesta titular estuvo rotunda y precisa en su conjunción con las voces, y el coro en su parte masculina tuvo especial protagonismo. El inmenso despliegue de números musicales en todos los formatos sonó siempre diáfano, distinguibles todos sus componentes, transparente.
Por una serie de cambios entre las sopranos protagonistas, debido a la temporal indisposición de Lisette Oropesa, en la sesión del viernes día 2 hizo el papel de Fiorilla la soprano catalana Sara Blanch en vez de la prevista, la navarra Sabina Puértolas. Fue la sensación de la noche y confirmó que ya no es una promesa sino una realidad importante en el panorama de las sopranos españolas. El bajo barítono italiano Alex Esposito hizo un Selim acertado -jactancioso primero y resignado después-, su compatriota la mezzosoprano Paola Gardina una Zaida crecida al final sobre su inapropiado atuendo, y el tenor cordobés Pablo García-López un Albazar de muy corta presencia; pero fue el barítono georgiano Misha Kiria como Don Geronio el favorito del público, que siempre premia los personajes graciosos, mientras el barítono francés Florian Sempey estuvo siempre a la altura de ese protagonista encubierto, de esa acertada caricatura de los artistas de todas las épocas que es el poeta Prosdocimo (quizás trasfondo autocrítico del mismo Rossini, quizás crítica acerada de sus coetáneos y los nuestros), y finalmente el uruguayo Edgardo Rocha como Don Narciso fue la voz más bella de la noche, un tenor lírico que recuerda enormemente a Juan Diego Flórez.
‘El turco en Italia’ llega a España un siglo después de su estreno pero lo hace por la puerta grande, en una gran producción que posteriormente se presentará en las sedes colaboradoras de Lyon y Tokyo.
Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 9
Música: 9
Libreto: 9
Dirección artística: 8
Dirección musical: 8
Voces: 8
Orquesta: 8
Coro: 8
Producción: 8
TEATRO REAL
Il turco in Italia
Gioachino Rossini (1792-1868)
Dramma buffo en dos actos
Libreto de Felice Romani,
basado en la pieza homónima de Caterino Mazzolà
Estrenada en el Teatro alla Scala de Milán el 14 de agosto de 1814
Estreno en el Teatro Real
Nueva producción del Teatro Real, en coproducción con la Opéra de Lyon y el New National Theatre Tokyo
EQUIPO ARTÍSTICO
Dirección musical y fortepiano Giacomo Sagripanti
Dirección de escena y vestuario Laurent Pelly
Escenografía Chantal Thomas
Iluminación Joël Adam
Dirección del coro Andrés Máspero
REPARTO
Selim Alex Esposito (31 may; 2, 4, 6, 9, 12 jun)
Adrian Sâmpetrean (1, 3, 7, 11 jun)
Fiorilla Lisette Oropesa (31 may; 4, 6, 9, 12 jun)
Sara Blanch (1, 3, 7, 11 jun)
Sabina Puértolas (2 jun)
Don Geronio Misha Kiria (31 may; 2, 4, 6, 9, 12 jun)
Pietro Spagnoli (1, 3, 7, 11 jun)
Don Narciso Edgardo Rocha (31 may; 2, 4, 6, 9, 12 jun)
Anicio Zorzi Giustiniani (1, 3, 7, 11 jun)
Poeta Prosdocimo Florian Sempey (31 may; 2, 4, 6, 9, 12 jun)
Mattia Olivieri (1, 3, 7, 11 jun)
Zaida Paola Gardina (31 may; 2, 4, 6, 9, 12 jun)
Chiara Amarù (1, 3, 7, 11 jun)
Albazar Pablo García-López
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
DURACIÓN APROXIMADA 2 horas y 45 minutos
Acto I: 1 hora y 15 minutos
Pausa de 25 minutos
Acto II: 1 hora y 5 minutos
FECHAS 31 de mayo de 2023
1, 2, 3, 4, 6, 7, 9, 11, 12 de junio de 2023
19:30 horas. Domingo, 18:00 horas.