Rigoletto tergiversado

Rigoletto tergiversado

Desde que cambiamos de siglo, el género operístico se ha visto sometido a un asalto de montajes caprichosos, ególatras y nefastos. Cuando parece que la oleada remansa, el Teatro Real se sube a ella con una dirección artística que estropea casi por completo una de las más famosas óperas del repertorio.

Y es que a la ópera se viene a ver teatro musical, y por tanto la puesta en escena es parte fundamental del conjunto. Naturalmente, que la música es lo importante, pero para solo escucharla se queda uno cómodamente en casa oyendo decenas de grabaciones estupendas o viendo filmaciones existentes de alto voltaje. Esta coproducción Madrid/Sevilla/Bilbao, a celebrar en sí misma, ha cometido el inmenso error o la imperdonable veleidad de confiar la dirección artística a un proyecto que disiente tanto del libreto original y de la idea del compositor, de lo que quisieron trasmitir, que violenta continuamente la pieza hasta distorsionarla, dificultar la percepción de su música y ocultar sus valores imperecederos.

La trama truculenta de la ópera se centra en la maldición que lanza el Conde de Monterone a Rigoletto por burlarse de la deshonra de su hija. El bufón queda tocado por la premonición y, temeroso de que le ocurra una desgracia en lo que más quiere, redobla la vigilancia sobre su hija, la inocente Gilda, cuando ya es tarde y ella está a punto de caer en las redes del duque de Mantua. Para colmo, su padre es engañado por los cortesanos hasta el punto de participar en el rapto de su propia hija y cuando esta le confiesa lo ocurrido solo piensa en vengarse: contrata a un esbirro para que mate al duque, sin poder evitar un desenlace realmente atrabiliario, que de tan malvado personaje no solo se enamore su última abusada, hasta el punto de querer dar la vida por él, sino que la misma Gilda lo haga, y aún conocedora de que la ha engañado, se sacrifique por un amor inexplicable.

Más allá de las debilidades del libreto, la obra contiene un mensaje válido ayer y hoy, una denuncia del abuso de poder, la doble moral y la sed de venganza, que tiene por protagonistas a un duque vicioso, unos cortesanos depravados y un deforme buzón primero cómplice y después víctima de la injusticia. Y sobre todo ello, la sombra del más allá, del azar y el destino que lo condicionan todo y a veces, solo a veces, castigan el mal.

Pero Miguel del Arco hace una lectura superficial y supeditada a la moda actual de culpar al heteropatriarcado de los males del mundo y presentar al hombre heterosexual como lo peor de una humanidad que los LGTBetc. van a redimir de no se sabe qué. Obsesionado por cargar las tintas contra la masculinidad, hurta el protagonismo a Rigoletto y se lo entrega a Gilda mediante un recurso escénico que lo emborrona todo: la obsesiva presencia de quince bailarinas en una horrible coreografía de simplona obscenidad, erotismo malsano y torpes simulaciones sexuales que queriendo quizás representar cómo supuesta y falsamente vemos a las mujeres los malvados hombres, lo que consigue es un espectáculo que deprimirá, violentará y hasta cabreará a muchas mujeres por pintarlas de misoginia latente.

La puesta en escena es tan rompedora que rompe toda coherencia, con la casa del bufón convertida en un igloo selvático y la del sicario en una jaima rodeada de zombies y detritus, con el uso y abuso de colgaduras que simulan muros y de sedas que hacen de olas en un paisaje desolado de artificial ondulación. Si se pretende que todo resulte feo, se consigue con la ayuda de un vestuario catastrófico, especialmente en el caso de la pobre Gilda, y en la chaqueta con una sola manga que le endilga Ana Garay al pobre bufón, que para colmo de infantilismo ya no luce esa malformación legendaria con la que todos le reconocíamos.

Y ocurre que en este contexto disparatado, la ópera de Verdi naufraga, no parece la misma que has visto otras veces, hay una disonancia de fondo que emborrona la partitura, que hace llegar la dirección musical de Nicola Luisotti a veces estruendosa y siempre desvalida, e impide en cierta medida disfrutar de la calidad vocal del reparto. En buena medida por la deficiente dirección actoral, quizás la peor en este escenario en muchas temporadas. Y en parte, porque no estás a gusto, porque este Rigoletto está de todo punto tergiversado.

En el trío protagonista hay que destacar sin duda al barítono francés Ludovic Tézier. La soprano rumana Adela Zaharia fue muy aplaudida; técnicamente impecable pero algo desmotivada en nuestra impresión. Quizás la decepción llegó con el tan esperado y venerado tenor mexicano Javier Camarena, este lunes por debajo de las expectativas. Gran Sparafucile el del bajo coreano Simon Lim y muy espectacular la Maddalena de la mezzo suiza Marina Viotti.

Rigoletto es un diminutivo italiano entre cariñoso y despectivo del francés ‘rigolo’, divertido; algo así como divertidillo o chistoso. Así pintaba Víctor Hugo al personaje en su drama Le roi s’amuse, en el que se basa esta ópera con algunos cambios ambientales para burlar a la censura: ‘Es deforme, está enfermo, es el bufón de palacio; triple miseria que le hace ser malvado; odia al rey porque es el rey, a los nobles porque son nobles, a los hombres porque no tienen todos una joroba en la espalda. Su único pasatiempo consiste en enfrentar sin descanso a los nobles contra el rey, doblegando al más débil ante el más fuerte. Deprava al rey, lo corrompe, lo embrutece, lo empuja a la tiranía, a la ignorancia, al vicio. Pero es hombre, es padre: tiene una hija, no tiene en el mundo más que a su hija: la oculta de todas las miradas en un barrio desierto. Cuanto más hace circular el contagio del libertinaje y del vicio, más aislada tras los muros mantiene a su hija. Educa a su niña en la inocencia, en la fe y en el pudor. Su mayor temor es que ella caiga en el mal, porque él, malvado, sabe cuánto hace sufrir’.

Esta es una de las óperas más queridas y representadas a lo largo de toda la historia del Real, y esta es su cuarta producción desde la reapertura del Teatro, después de las de Daniel Lipton y Graham Vick (2001), Roberto Abbado y Monique Wagemakers (2009) y Nicola Luisotti y David McVicar (2015). Resulta inevitable referirse a esta última, que también se programó para unas navidades, con un reparto de rendimiento similar al que nos ocupa y la presencia estelar de Leo Nucci en cuatro funciones, en el que también fue discreta la dirección musical de Luisotti, y que era una producción de la Royal Opera House de Londres mejor que esta, pero tampoco estupenda. Si le apetece, lea nuestra reseña de entonces y compare.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 7
Música: 9
Libreto: 6
Dirección artística: 4
Dirección musical: 6
Voces: 7
Orquesta: 7
Puesta en escena: 5
Producción: 7

TEATRO REAL
Rigoletto
Melodramma en tres actos
Música de Giuseppe Verdi (1813-1901)
Libreto de Francesco Maria Piave, basado en la obra de teatro Le roi s’amuse (1832) de Victor Hugo
Estrenada en el teatro La Fenice de Venecia el 11 de marzo de 1851
Estrenada en el Teatro Real el 18 de octubre de 1853
Nueva producción del Teatro Real, en coproducción con la ABAO Bilbao Ópera y el Teatro de la Maestranza de Sevilla

Equipo artístico
Dirección musical: Nicola Luisotti
Christoph Koncz __ 18, 26, 29 dic; 2 ene
Dirección de escena: Miguel del Arco
Escenografía: Sven Jonke (Numen/For Use) + Ivana Jonke
Vestuario: Ana Garay
Iluminación: Juan Gómez-Cornejo
Coreografía: Luz Arcas
Dirección del coro: José Luis Basso

Reparto
Duque de Mantua: Javier Camarena __ 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 27, 30 dic
Xabier Anduaga __ 3, 7, 10, 13, 18, 29 dic; 2 ene
John Osborn __ 6, 12, 15, 19, 23, 26 dic
Rigoletto: Ludovic Tézier __ 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 27, 30 dic
Étienne Dupuis __ 3, 7, 10, 13, 18, 29 dic
Quinn Kelsey __ 6, 12, 15, 19, 26 dic; 2 ene
Gilda: Adela Zaharia __ 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 27, 30 dic
Julie Fuchs __ 3, 7, 10, 13, 18, 29 dic
Ruth Iniesta __ 6, 12, 15, 19, 26 dic; 2 ene
Sparafucile: Simon Lim _ 2, 5, 8, 11, 14, 18 dic y 2 ene
Peixin Chen _3, 7, 13, 17, 19, 20, 23, 29 dic
Gianluca Buratto _ 6, 10, 12, 15, 26, 27, 30 dic
Maddalena: Marina Viotti __ 2, 5, 6, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 27, 30 dic; 2 ene
Ramona Zaharia __ 3, 7, 10, 13, 18, 26, 29 dic
Martina Belli __ 12, 15, 19 dic
Giovanna: Cassandre Berthon __ 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 27, 30 dic
Marifé Nogales __ 3, 6, 7, 10, 12, 13, 15, 18, 19, 26, 29 dic; 2 ene
Conde Monterone: Jordan Shanahan __ 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 27, 30 dic
Fernando Radó __ 3, 6, 7, 10, 12, 13, 15, 18, 19, 26, 29 dic; 2 ene
Marullo: César San Martín __ 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 27, 30 dic
Isaac Galán __ 3, 6, 7, 10, 12, 13, 15, 18, 19, 26, 29 dic; 2 ene
Matteo Borsa: Fabián Lara __ 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 27, 30 dic
Josep Fadó __ 3, 6, 7, 10, 12, 13, 15, 18, 19, 26, 29 dic; 2 ene
Conde Ceprano: Tomeu Bibiloni
Condesa Ceprano: Sandra Pastrana
Un paje: Inés Ballesteros
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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