El Fin, receta convencional para público resignado

El Fin, receta convencional para público resignado

Comedias para hacer reír, las hay buenas y malas, y esta no es de las primeras. Una producción costosa, una dirección aceptable y mucho ruido y muchas luces para un espectáculo entre teleserie del montón y musical barato. Facilón, facilón, para un público adocenado y dispuesto a reírse hasta de su puñetera sombra. El Teatro Español termina con oprobio una etapa lamentable.

De Francisco Gámez dicen que es el dramaturgo más premiado de su generación, y José Martrez forma parte del consejo asesor y comité de lectura de Alfredo Sanzol en el CDN. Con largas y exitosas carreras ambos, pero poco o nada vistas en la Guía Cultural, todo hacía pensar en una comedia viable. Todo hasta que leías la sinopsis: ‘comedia apocalíptica en la que una profesora de secundaria cuenta con pocas horas para cerrar su vida de una forma más o menos satisfactoria antes de que todo se acabe. En el caos de la ciudad, busca a su hijo, al que no conoce tanto como creía. ¿Llegará a encontrarlo? ¿Podrá despedirse de su madre sin discutir? ¿Hay sitio para el amor en este planeta a punto de estallar? ¿Llegará realmente el apocalipsis o todo será un bulo a nivel mundial para desestabilizar aún más al ser humano?

Umm, qué mala pinta, otro hilvanado de ocurrencias chistosas a partir de idea tan convencional. Y encima, ganadora de un llamado certamen internacional de comedia que este teatro ha creado para ‘textos inéditos que reivindiquen y potencien el sentido del humor’, del que van tres ediciones. Que alguien explique la razón de que el teatro más antiguo de Europa y el de más solera de España tenga que ponerse a fomentar comedietas y humoradas.

Pero el azar y el destino nos sentaron este viernes entre un público abundante que venía -no como nosotros- sabiendo a qué venía. Una profesora de secundaria convertida en heroína -móvil en ristre- para halago de las muchas féminas jubiladas que forman el núcleo duro del público de los teatros públicos subvencionados; un maromo con el que está liada que es un poco tonto y un mucho impotente, tal como se lleva ahora el presentar a los hombres; un alumno emporrado que es muy sabio y leído; un hijo comodín de toda la ideología woke pasada por yolanda díaz; y un abuelete cebolleta que fíjense qué imaginación tuvo un romance con Franz Sinatra. Y junto a ellos, oiga, tres mujeres de carácter: una limpiadora serbia relista cono las criadas de las comedias de enredo, una madre redicha y gritona, y lo mejor de todo, una monja yeyé muy marchosa que les conducirá a todos al apocalipsis eurovisivo con que cerrar dos horas muy largas.

En la puesta en escena, Alessio Meloni hace una labor de aliño que ni tiene sentido ni se le supone, y junto a él, David Picazo enchufa luces a porrones, mientras una presidenta de gobierno hiperrealista aparece en vídeo, y Sandra Vicente cuida un sonido complicado a base de toneladas de decibelios. Del vestuario, mejor no hablar, y del movimiento escénico, pues mucho fragor , muchas carreras, mucho lío, que es lo que gusta.

El reparto lo encabeza Toni Acosta, paradigma de todos los vicios de las actrices de la pequeña y gran pantalla que se suben a un escenario: mohines y carantoñas a tutiplén, gesticulación exagerada, dicción homologada; Pepe Sevilla, Esperanza Elipe y Marta Malone tienen alguna gracia mientras Rubén de Eguía, Alex Mola y Juan Carlos Sánchez cumplen, y Astrid Jones canta y baila al final.

De Gámez solo teníamos dos referencias anteriores, ambas nada entusiastas. En 2021 colaboró en el libreto de ‘Las horas vacías’ (ver nuestra reseña), una ópera de pequeño formato de Ricardo Llorca que se vio en los Teatros del Canal, y en 2022 hizo para La Joven una dramaturgia de La Eneida de Virgilio (ver nuestra reseña), a la que destrozó sin miramientos. Domina la técnica, si escribir dramaturgia puede considerarse una técnica. y su futuro está en la tele.

Este ‘El fin’ es un espectáculo comercial desubicado, que sería ejemplo en esas escuelas de guionistas que tanto han contribuido a que todos los guiones se parezcan; son formulillas de logaritmo pachucho con tantos por ciento medidos en referencias a asuntos de actualidad, citas de crucigrama, sensiblería romanticona, moderneces sin pasarse, coreografías vibrantes, incursiones en el patio de butacas, y aliño de sal y pimienta para completar. Es un producto típico del actual recambio generacional, dominado por el vacío, ecléctico, descreído y superficial, lo adecuado para una industria cultural que nunca ha sido más acomodaticia y simuladora. Conforme pasa el tiempo se aprecia mejor el efecto devastador que la pandemia ha tenido sobre nuestro mundillo teatral.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 5
Dramaturgia, 5
Dirección, 7
Interpretación, 6
Escenografía, 6
Producción, 7
Documentación para los medios, 8
Programa de mano, n/h

Teatro Español
EL FIN
De Paco Gámez
Dirección José Martret
Del 13 de junio al 14 de julio de 2024

Reparto (por orden de aparición)
Toni Acosta – Lina Martínez
Marta Malone – Ljubicica
Pepe Sevilla – Eloy Barranco “El drogas”
Rubén de Eguía – Oriol
Astrid Jones – Sor Delia
Esperanza Elipe – Curra (madre de Lina)
Juan Carlos Sánchez – Abuelo de Lina
Álex Mola – Rober (hijo de Lina)
Colaboración especial en vídeo de Sílvia Abril como Presidenta

Diseño de espacio escénico Alessio Meloni (AAPEE)
Diseño de iluminación David Picazo (AAI)
Diseño de vídeo o Videoescena Emilio Valenzuela y Joan Rodón (dLux.pro)
Música Mariano Marín
Diseño Espacio Sonoro Sandra Vicente
Movimiento Escénico Amaya Galeote
Diseño Vestuario Ana López
Una producción de Teatro Español y Producciones Come y calla.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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