Uno de los dramaturgos actuales más cotizados, el franco-libanés Wajdi Mouawad, se atreve con el indescriptible e inaceptable conflicto árabe-israelí en Palestina. A pesar de un lirismo desatado, un buenismo convencional, y un excesivo recurso al melodrama, tiene grandes méritos literarios y dramáticos, y la producción española es sobresaliente.
‘Tous des oiseaux’ (todos pájaros) fue estrenada en 2017 en La Colline, el teatro parisino que él dirige desde 2016, y desde entonces ha sido programada en treinta teatros, casi todos francófonos, pero también en Israel en 2018. Ideada a partir de la figura de un intelectual andalusí medieval -Hassan ibn Muhammad al-Wazzan ‘eón el Africano’- que tuvo que reconvertirse en un Otro antagónico, y de una leyenda persa sobre un pájaro que sueña con nadar como un pez y se convierte en anfibio antes de perecer feliz, ‘una historia de mutación que trastorna hoy por lo que cuenta sobre nuestro tiempo, de nuestro mundo y de nuestra relación con el Otro, con el enemigo, por así decirlo’, ha escrito Mouawad, que estuvo dando vueltas al proyecto siete años según se dice. La obra narra el encuentro amoroso de Eitan, un joven nacido alemán hijo de sionista radical y nieto de superviviente de los campos de exterminio nacionalsocialistas, con Wahida nacionalizada estadounidense pero de origen árabe; el disgusto de los padres de él; su viaje al próximo oriente en busca de sus raíces donde se ven atrapados por uno de los periódicos estallidos de atentados suicidas palestinos y represiones brutales judías mientras descubren la verdad de sus vidas, el peso del pasado contra su amor, y emerge una realidad insoluble de lucha fratricida entre pueblos atávicos dominados por el monstruo ciego de las memorias históricas fabricadas, de los relatos envenenados que les enfrentan y nos enfrentan.
La llegada a Madrid de este drama tan apabullante de contenido como de duración coincide con el penúltimo y más grave acto del conflicto israelí-palestino que dura ya un siglo, comenzado el 7 de octubre de 2023 con el ataque de Hamás a Israel de la Operación Inundación de Al-Aqsa’, en el que mataron a casi 800 civiles (incluidos 36 menores de edad) y 373 soldados y policías, destacando la matanza cerca del kibutz Reim, de 364 personas en un festival de música por cincuenta milicianos invasores, y se llevaron unos 200 rehenes. La respuesta de Israel fue una gigantesca operación de represalia denominada Operación Espadas de Hierro’ que ya dura más de un año en el curso de la cual el ejército israelí ha matado a más de 40.000 personas y provocado la huida de un millón de habitantes en la Franja de Gaza, mediante bombardeos indiscriminados, invasión de ciudades y premeditado uso del hambre y las enfermedades, mientras se extiende el conflicto por toda la región. Tras un año de guerra, Gaza ha quedado casi totalmente arrasada. El 58,7% de los edificios han sido destruidos, porcentaje que se eleva al 70% al norte de la Franja. La premeditación y alevosía de la venganza de Israel contra la población desarmada palestina es sin duda el episodio más brutal e inhumano del último siglo. Así, el sionismo ha vengado su holocausto con otro semejante, protagonizando un tumor maligno que envenena al planeta.
Puede que les parezca una digresión el párrafo anterior, pero al menos para nosotros explica el espíritu convulso, dolorido y aterrado con que acudimos a la función y la hipersensibilidad que nos llevó a pasar tres horas atribuladas al borde del llanto. ‘Todos pájaros’ superó la prueba y pasará a los anales de muchos de los espectadores que la presencien.
El montaje de Mario Gas es excelente, un vacío escenario a dos niveles en el que se van alternando las escenas entre fundidos que dejan intuir en la penumbra los movimientos de atrezo limitados a una cama hospitalaria, una mesa para las dos comidas clave, una apenas insinuada sala de espera y poco más salvo la inevitable pantalla al fondo donde se alternan noticiarios sangrientos con poéticas alegorías geográficas. La escenografía de Sebastià Brosa es de una elegancia destacable que la eleva sobre lo trillado del recurso, y la vídeoescena de Álvaro Luna tiene su acostumbrada belleza. Una producción de alto nivel -a cargo de la también directora artística del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid de este año- para un espectáculo que tendrá largo recorrido.
Quizás no había una forma más original de abordar el tema que la del romance de amor apasionado entre herederos forzosos de ancestrales intereses enfrentados, pero es lo más endeble de todo el entramado, y eso afecta a los protagonistas, el Eitan de Aleix Peña Miralles y la Wahida de Candela Serrat, esos romeo y julieta tan manidos. No obstante ambos consiguen romper el estereotipo con parlamentos soberbios, como el de él ante la condena del padre o el de ella ante el desprecio de la madre. Los que son impresionantes son los personajes que les acompañan, tanto los de ellos – el abuelo Etgar de Manuel de Blas y el padre David de Pere Ponce- como los de ellas, la abuela Leah de Vicky Peña, y la madre Norah de Anabel Moreno, a la que destacamos porque todo el mundo destacará a la otra. Tres parejas, tres generaciones, tres enfoques, tres tragedias. La soldado Eden es un injerto del autor con el que Lucía Barrado se las ingenia bien, y el elenco se completa a la perfección con una enfermera apropiada a cargo de Núria García, y los dos notables dobles papeles de Wazzan/Rabino y Médico/Camarero a cargo de Juan Calot y Pietro Olivera.
Mouawad no ha podido o no ha querido ir al fondo del drama colectivo y se ha embarcado en el sentimentalismo del drama individual. Aún así, tiene mucho valor su abordaje de un tema tan vidrioso que produce malignos efectos colaterales a quien se atreve a hablar de él sin pelos en la lengua. Más allá del asumible presupuesto de que todos son culpables y todos son inocentes, de que unos y otros son víctimas y verdugos, las responsabilidades mayores de todas están en los que han creado y mantienen este inhumano tumor histórico sin solucionarlo de una vez por todas. Porque aislando a los extremismos maximalistas y fanáticos tiene solución. Tiene solución. Tiene solución.
PD.- Mouawad trajo a Madrid en 2010 ‘Incendios del Líbano’, vean nuestra reseña de entonces.
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 9
Texto: 8
Dirección: 9
Puesta en escena: 9
Interpretación: 9
Producción: 9
Programa de mano: n/h
Documentación: 6
TEATROS DEL CANAL
‘Todos pájaros’, de Wajdi Mouawad
Del 5 al 29 de diciembre de 2024
Sala Verde. Duración: 3 h 10 min (1 h 45 min + descanso 15 min +1 h 10 min)
Encuentro con el público: 10 de diciembre, al terminar la representación
Texto: Wajdi Mouawad
Traducción: Coto Adánez
Dirección: Mario Gas
Reparto
Eitan – Aleix Peña Miralles
Wahida – Candela Serrat
Leah – Vicky Peña
Etgar – Manuel de Blas
David – Pere Ponce
Norah – Anabel Moreno
Eden – Lucía Barrado
Wazzan/Rabino – Juan Calot
Enfermera – Núria García
Médico/Camarero – Pietro Olivera
Escenografía: Sebastià Brosa
Vestuario: Antonio Belart
Iluminación: Carla Belvis
Música original y audioescena: Orestes Gas
Videoescena: Álvaro Luna
Director técnico: Íñigo Benítez
Producción ejecutiva: Pilar de Yzaguirre – Ysarca
Dirección de producción: Elisa Ibarrola
De martes a sábados 19.00 h
Domingos 18.00 h.