El 7 de noviembre se presentan los libros de arteterapia y ASANART

El 7 de noviembre se presentan los libros de arteterapia y ASANART

Libro 1:»Arteterapia. Principios y ámbitos de aplicación»
Libro 2:»Arteterapia. Nuevos caminos para la mejora personal y social»
Día: 7 de noviembre
Hora: 20:00 h.
Lugar: Centro Cívico Casa de las Sirenas (Alameda de Hércules, Sevilla).

El libro que tienes en tus manos es el resultado del esfuerzo cooperativo, las reflexiones y el entusiasmo de los investigadores y arteterapeutas que comparten su autoría.

Esta disciplina, cuyo desarrollo en España tiene ante sí un estimulante camino por recorrer, vive momentos de construcción en medio de una bullente proliferación de enfoques teóricos y orientaciones prácticas no siempre coincidentes. En esta situación, se hace especialmente útil todo trabajo encaminado a ofrecer panorámicas estructuradas, fiel a la diversidad real de perspectivas.

Introducción

«No es quizá inútil hacer notar que una de las cosas más bellas de los pintores de nuestro siglo ha sido pintar la oscuridad que es asimismo color».

Van Gogh. Carta a su hermano Théo. 1885.

Tras la muerte de su padre, en marzo de 1885, y a pesar que la relación paterno-filial estuvo marcada por duras incomprensiones, Vincent se zambulle aún más profundamente en sus estancias en sombra. Como esa lámpara que alumbra la escena de “Los comedores de patatas” (abril-mayo 19885), la creación artística hace visibles irisaciones y peces traslúcidos que pueblan las simas, allí donde la luz solar jamás alcanza.

Lo que hizo más temible a la fauna abisal fue precisamente su invisibilidad: este desconocimiento alimentaba siniestras fantasías en los navegantes que se acercaban al límite cuadrangular del mundo. Vincent, Frida, Goya, Pollock y tantos otros han navegado junto, sobre y en el abismo. Pero se llevaron una cámara (sus pinceles), y nos traen las imágenes transfronterizas del dolor en paisajes escapados de toda lógica. Y dicen: hay colores en la oscuridad.

El compacto trazado de nuestras ciudades, donde asfalto y hormigón no dejan resquicio a la tierra, donde el tiempo es una agenda repleta de actividades medidas y el cielo, un polígono gris, en este escenario dibujamos la ficción geométrica de la vida (mejor: una metáfora de la vida) como un puzzle cuyas piezas encajan con exactitud. Pero, para incomodidad de sus habitantes, no deja de ser un puzzle. Y los puzzles tienen grietas. Grietas no siempre epidérmicas; a veces, señalizan fallas tectónicas, estructurales, sendas de cráteres no extintos, universos intersticiales:

Violencia irracional (toda violencia es irracional) contra los débiles, miseria agolpada en chabolas a los pies de las metrópolis, ancianos abandonados en los palacios del olvido, mujeres y niños maltratados, “colectivos en riesgo de exclusión”, “procedentes de ambientes desfavorecidos”, “adolescentes en desventaja sociocultural”… Con y sin eufemismos, por cada una de estas fisuras emergen demasiadas preguntas. Y faltan respuestas.

Los cambios estructurales requieren movilizaciones de conciencias, formación especializada y esfuerzo persistente, compromiso solidario y acercamiento sobre la plataforma, siempre tendida, de un lenguaje universal y común: ¿por qué no el arte? Sin ir más lejos. Después de todo, ha sido nuestro compañero de viaje desde al albor de la humanidad, ha levantado acta notarial de episodios históricos y encrucijadas personales, ha mediado formas profundas de comunicación, ha coloreado los fantasmas de la soledad…

“¿Sabes lo que espero, cada vez que me pongo a tener esperanzas? Que (…) sea para ti lo que es para mí la naturaleza, los montones de tierra, la hierba, el trigo amarillo, el aldeano, es decir, que encuentres (… algo con) lo que consolarte y rehacerte cuando haya necesidad”.

(Vincent. Carta a Thèo. 1890).

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