Corazón sin furia
Raúl Rivero
AMG Editor
52 páginas
10 euros
Una lóbrega celda carcelaria no puede impedir el vuelo libre de la imaginación. Si al autor Fidel Castro sólo le permite escribir poemas de amor,como es el caso, se escriben hermosos poemas de amor. Sirva como ejemplo Poema para localizarme, que comienza así:
Escríbeme una nota que me hable
del azar, de tu cara y de las venas
una nota de duelo, de regreso
desde las catedrales de las penas.
Pero si Fidel Castro tiene el poder de encarcelar físicamente a los cubanos residentes en Cuba, hay otros muchos que no atreviéndose a soñar, tampoco quisieran que soñaran los demás. Estos fideles en pequeño quisieran asustar, encerrar y en definitiva hacer desistir de su empeño a los pertinaces soñadores, a los sedientos de libertad. Algunos de éstos, como Raúl Rivero, soportan la incomodidad máxima, la celda y los carceleros. Los más afortunados soportan tan sólo la pertinaz inquina de los pequeños fideles. Quien sueña, también se entrega por completo, porque quien no lo hace así se queda a medias en su goce de vivir.
Sucede a menudo que se tropieza con la volubilidad y la inconsciencia y acaba por ocurrir lo en esta Versión libre, cuyo comienzo es el que sigue.
Fui lobo alguna vez
un lobo bueno
escolta personal de la Caperucita
y enemigo probado de los leñadores.
El resultado de la pugna entre el dictador y el poeta es que mientras el primero reparte frustraciones, odio y desesperanza, el segundo regala hermosos poemas, belleza y motivos para soñar.
Vicente Torres
