Los restos de Quevedo vuelven a Villanueva de los Infantes

(PD/Agencia EFE).- Los restos de Francisco de Quevedo fueron depositados esta noche en la capilla de la Virgen de la Soledad de la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol de la localidad de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), en la cripta en la que originariamente fue enterrado en 1645.

Los restos del insigne escritor del Siglo de Oro fueron depositados en una urna de forja junto al estudio de identificación realizado por un equipo de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid, varias monedas de curso legal y un acta de depósito firmada por el Consistorio infanteño, la Iglesia y el notario de la localidad manchega.

Durante el acto, la consejera de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Blanca Calvo, indicó que el templo se había convertido en «una enorme vasija de barro» para albergar y cuidar «el polvo enamorado» de Quevedo.

Blanca Calvo confesó que se sentía emocionada por poder rendir un homenaje 362 años después de su muerte a «uno de los mejores poetas en lengua castellana de todos los tiempos».

La responsable de Cultura subrayó que Quevedo había elegido Villanueva de los Infantes para descansar y retirarse y, aunque estaba obsesionado con el tiempo y la muerte, al final, permaneció «olvidado» durante más de tres siglos en la Iglesia de San Andrés.

El fémur derecho de Francisco de Quevedo, que mostraba la cojera del literato, sirvió de indicio para identificar los huesos del autor de ‘El buscón’, que se encontraban entre otros restos humanos en la parroquia de San Andrés, según José Antonio Sánchez, el director del equipo de la Universidad Complutense de Madrid, que recuperó e identificó los restos del escritor.

Los huesos de Quevedo se encontraban en la cripta de Santo Tomás de Villanueva en la citada iglesia, junto a los de animales, niños pequeños, jóvenes y ancianos, lo que obligó a hacer varias discriminaciones hasta quedarse con un grupo de restos que cumplían con el perfil del escritor, fallecido a los 65 años.

En total, se pudieron recuperar diez fragmentos del esqueleto, algunas vértebras, los dos fémures y una clavícula, aunque, del cráneo, «no se sabe nada», ya que es una de las partes más frágiles y que antes se deterioran, añadió Sánchez.

Francisco de Quevedo falleció el 8 de septiembre de 1645 en el Convento de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes, donde, según dijo en su testamento, deseaba ser enterrado, aunque esta voluntad no llegó a cumplirse, puesto que fue inhumado en la cripta que la familia Bustos poseía en el templo infanteño (hoy capilla de la Virgen de la Soledad).

Los restos que había en esta cripta fueron trasladados casi un siglo después a la de la Iglesia de San Andrés Apóstol, que permaneció oculta hasta 1955, cuando se descubrió en unas excavaciones de la Sala Capitular del templo.

En el homenaje, también estuvieron presentes el alcalde de Villanueva de los Infantes, Mariano Sabina, el de Torre de Juan Abad, Emilio Molina, el vicario general de la Diócesis de Ciudad Real, Miguel Ángel Esparza, y el delegado de la Junta en Ciudad Real, Ángel López, entre otras autoridades.

Asimismo, participaron un miembro numerario de la Real Academia Nacional de Medicina, un vicerrector de la Universidad Complutense y el equipo de la Escuela de Medicina Legal de esta institución académica que llevó a cabo la investigación para la identificación de los restos de Quevedo.

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