Los verdaderos dueños del mundo


(PD/Agencias).- «El mundo está gobernado por personajes que no pueden ni imaginar aquellos cuyos ojos no penetran entre bastidores», decía Benjamín Disraeli, Primer Ministro británico de la Reina Victoria en su novela Coningsby (1844), pero la afirmación podría aplicarse hoy, más de siglo y medio después.

Por lo que cuenta el periodista ruso-canadiense Daniel Estulin en sus polémicos y sorprendentes libros: La verdadera historia de Bilderberg y Los Secretos de Bilderberg, los verdaderos dueños del mundo no son ni los presidentes de los países más ricos ni los organismos multilaterales de crédito que someten a las naciones al yugo de sus leyes draconianas.

Los verdaderos amos serían un puñado de individuos de la empresa privada y ex funcionarios de estado que, desde hace más de medio siglo, manejan todo desde el Club de Bilderberg, especie de logia cerrada.

«El Club ha manipulado la cultura hasta convertirla en un instrumento de lavado de cerebro y se ha servido de conflictos como el de Kosovo o Afganistán para consolidar su monopolio en uno de los negocios más lucrativos de todos los tiempos: el tráfico de drogas», afirma Estulin, a quien entrevista Gloria Helena Rey en El Tiempo.

Fundada en 1954, en plena guerra fría, por el príncipe Bernardo de Holanda para que los dirigentes de E.U. y Europa se reunieran, hablaran en reserva y diseñaran estrategias internacionales para enfrentar a la Unión Soviética y la expansión del comunismo, el Club Bilderberg se habría consolidado como el mayor núcleo del poder mundial.

La primera reunión se realizó en mayo de 1954 en el hotel Bilderberg de Oosterbeek (Holanda). Sus 50 años se celebraron hace 3 en Stresa, Italia y el último encuentro acaba de concluir en Estambul, el 3 de junio.

Los encuentros se realizan cada año en un punto diferente y casi siempre están rodeados de misterio. Se presentan como ‘foros internacionales’ pero sólo pueden asistir sus miembros, bajo compromiso de reserva total. La prensa no ha tenido acceso oficial y los pocos periodistas invitados, deben olvidarlo, según expertos.

El sociólogo británico Mikes Piter, autor de documentados trabajos sobre «sociedades secretas», en particular sobre Bilderberg, por ejemplo, afirma que el periodista Gordon Tether perdió su puesto en el Financial Times en 1976 cuando intentó publicar un artículo demasiado explícito sobre el tema. Sin embargo, «el Club Bilderberg no es una sociedad secreta. No se trata tampoco de una nueva teoría conspirativa sobre el dominio del mundo. Es algo real y tangible», afirma Estulin. Bilderberg, en su opinión, es la mayor concentración mundial de dinero y poder en un solo lugar.

Los amos del mundo congregados en el ClubBilderberg decidirían sobre lo humano y lo divino: desde las guerras, el precio del petróleo, las tendencias sociales y culturales, los presidentes y primeros ministros, el tipo de sociedad que los medios deben modelar y el perfil de los ciudadanos que la deben habitar. Su poder sería tan absoluto que habrían ‘creado’ hasta a los Beatles para «distraer atención del movimiento por los derechos civiles que triunfaba en la época en E.U. y que ponía en peligro la impunidad de los políticos de ese país», según Estulin, quien aclara, no obstante, que «no se trata de un gobierno mundial en la sombra. Se trata más del concepto de Empresa Mundial y no del Nuevo Orden Mundial. El objetivo del Club es determinar cómo crear una ‘Aristocracia de intención’ entre Europa y E.U., cómo llegar a un acuerdo en materia de política y economía y en la estrategia para gobernar conjuntamente el mundo».

La alianza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN, según él, «fue su base crucial de operaciones y subversión porque les proporcionó el telón de fondo para sus planes de guerra perpetua o, como mínimo, para su política de chantaje nuclear».

Estulin hace una larga relación del poder de Bilderberg en más de medio siglo. Sostiene, entre muchas cosas, que Bilderberg decidió el establecimiento de relaciones con China antes de que el ex presidente Nixon lo hiciera y que, en un encuentro en Saltsjöbaden, Suecia, en 1973, dictaminó aumentar el precio de petróleo en 12 dólares el barril (un 350 por ciento de aumento) para crear caos económico en E.U. y Europa Occidental para hacerlos más receptivos.

En 1983, Bilderberg habría conseguido también el compromiso secreto del ex presidente Reagan de transferir 50 mil millones de dólares de dinero de los contribuyentes a los países comunistas y del Tercer Mundo a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Ese compromiso habría sido el famoso Plan Brady, estrategia adoptada a finales de los 80 para reestructurar la deuda de los países en desarrollo con los bancos comerciales. Bilderberg también habría echado a Margaret Thatcher como primera ministra británica porque se opuso a entregar la soberanía de Inglaterra al supraestado Europeo diseñado por el Club. El Clan habría decretado apoyar en 1985 la llamada Guerra de las Galaxias, antes incluso de que llegara a ser política oficial del gobierno americano. En la última década el Club Bilderberg, concretamente en su reunión de 1996, habría decidido el ataque a Kosovo de 1999 y en el 2002, habría aplazado la guerra en Irak hasta febrero/marzo de 2003, cuando todos los medios esperaban el ataque para el verano de 2002. En la reunión de 1992 el grupo habría debatido la posibilidad de «condicionar al público para aceptar la idea del ejército de la ONU que podría imponer su voluntad en las cuestiones internas de cualquier estado».

En la reunión del 2006, de acuerdo con Estulin, el Club Bilderberg habría debatido, entre otras cosas, el precario estado del mercado inmobiliario americano. «Las conclusiones de ese encuentro fueron escalofriantes», dice.

Se determinó que «el mundo está al borde del colapso financiero más importante de la historia moderna. No hay fecha concreta para este hecho insólito, pero será muy, muy pronto», señala. Explica que una de las razones principales de esa preocupación radica en que «el sistema financiero estadounidense, en la actualidad, depende, en un grado sin precedentes, de un apoyo: la burbuja inmobiliaria más importante de la historia humana», que empezó a deshacerse hace unos meses.

Con respecto a Colombia, Estulin afirma que para Bilderberg nuestro país «es la droga, el lubricante de la economía mundial». Recuerda que, según Naciones Unidas y Le Monde Diplomatique, «el negocio de la droga proporciona cada año más de 700 mil millones de dólares en dinero líquido, libre de impuesto y concluye que, «deberíamos entender que la droga no es el dominio de los narcotraficantes sino de las personas más poderosas y ricas del mundo y, que, Bilderberg, esta dentro del ajo». Dice que no debemos olvidar la gran cantidad de dinero que ganan las empresas (legales) al convertir en limpio, el dinero ilegal prestado de los narcotraficantes y narconaciones a un interés bajo. «Cuando cien mil millones de dólares de dinero sucio se prestan al cinco por ciento a una gran corporación, el dinero se convierte en legal y efectivo. El negocio del narcotráfico está avalando las inversiones de las grandes empresas del mundo y está avalando a los políticos», denuncia. Los norteamericanos, se han convertido en adictos a Wall Street, y este, a su vez, no puede permitirse el lujo de que caigan los grandes traficantes porque, según Estulin, «por cada millón de dólares en que crecen los beneficios, el valor de las acciones del uno por ciento que controla Wall Street, aumenta entre veinte y treinta veces».

El Congreso, los presidentes y los encargados de las finanzas de sus campañas tampoco pueden permitirse que los grandes traficantes caigan, asegura. «Porque nuestra economía oligárquica, controlada por un uno por ciento de la población, no puede permitirse el riesgo de que sea la competencia (sea esta empresarial o política) la que se aproveche del dinero de las drogas». Estulin asegura que la droga colombiana es de gran interés para los miembros Bilderberg y que se debe tener en cuenta cómo ellos compran negocios en Colombia y cómo las dos facetas se relacionan entre sí.

¿Cuáles serían las aspiraciones del Bilderberg para el futuro inmediato?, le preguntamos a Estulin.»Uno de los principales objetivos esta relacionado con la iniciativa de la ampliación de la zona americana de libre comercio. La zona de Libre Comercio de las Américas, modelada según el patrón de la Comunidad Económica Europea, se convertirá en ley e incluirá el hemisferio occidental, con la excepción de Cuba hasta que Castro esté muerto», dice. Recuerda que el primer paso fue la creación del Tratado de Libre Comercio entre E.U., México y Canadá, el NAFTA, por sus siglas en inglés, por el cual las 3 naciones crearon una unión aduanera a imagen y semejanza de lo que fue la Comunidad Europea durante sus 3 primeras décadas.

Sin embargo, una de las grandes preocupaciones regionales de Bilderberg sería Venezuela. El Club habría analizado su situación en el encuentro del 2006 porque le inquieta que «Chávez haya conseguido, sobre todo a través de los beneficios record de petróleo, romper el embargo contra Cuba, envalentonar al movimiento indígena en Bolivia con Evo Morales a la cabeza y fortalecer el paso hacia Mercosur, que se opone al libre comercio que el Club promueve», según Estulin. También se preocupa con que Chávez «haya ayudado a Argentina y Brasil a reducir sus deudas externas con FMI, el látigo del Imperio. «Si Mercosur rechaza unirse al TLC, haría peligrar el objetivo principal del Club: la expansión del TLC a lo largo del Hemisferio Occidental», sostiene.

Lo que llama la atención de las afirmaciones de Estulin es que si la reuniones han sido tan «secretas». «¿Dónde ha obtenido la información para sus libros?» Le preguntamos.

«Digamos que tenemos varias personas dentro del club. Estarían ‘librando la batalla desde adentro’, saben que sus vidas corren peligro si se descubren y están dispuestos a jugárselo todo por el bien del mundo», dice.

Según Gora Greider, del diario sueco Dala Demokraten, EL Club de Bilderberg ha contribuido a instaurar «el tipo de capitalismo que conocemos hoy y a solidarizar entre sí a las principales elites mundiales del ámbito de los negocios».

David Rockefeller, dueño del Chase Manhattan Bank, es señalado como el hombre fuerte del Club. «Es uno de los pocos que ha participado de todas las reuniones desde la fundación», según Estulin.

En una entrevista a Newsweek en su edición del primero de febrero de 1999, Rockefeller dejó entrever los objetivos atribuídos a Bilderberg por Stulin y dijo que si «algo debe reemplazar a los gobiernos, el poder privado me parece la entidad adecuada».

Como miembros de Bilderberg también se señalan, además de la realeza holandesa, nombres como los Rothschild, el de los ex presidentes Bush (padre), Clinton, Giscard y Chirac, a dueños de bancos como los del Lazard Frères & Co, Barclays, Goldman Sachs, Deutsche Bank, Société Générale de Bélgique, UBS y Warbur, a administradores de grupos industriales como Unilever, Fiat, Daimler-Chrysler, Xerox, Lafargue, Elf, Shell y BP Amoco), y a altos ex funcionarios de gobierno como Henry Kissinger. También a propietarios de periódicos como The New York Times, Washington Post y a periodistas como Juan Luis Cebrián, ex director de El País de Madrid y asesor del grupo PRISA de comunicaciones, entre muchos otros.

Geoffrey Gueuns, sociólogo belga de la Universidad de Lovaina y autor de ‘Todos los poderes confundidos’, investigación sobre los clubes secretos, afirma que Bilderberg ilustra el «pacto estructural entre la elite de los negocios, la política y la de los medios».

Los dos libros de Estulin han desatado criticas a favor y en contra pero se han coronado como bestsellers en Europa. La verdadera historia de Bilderberg se tradujo a 24 idiomas y se vendió en 42 países. El segundo, Los secretos de Bilderberg vendió en los primeros seis meses más de 46 mil ejemplares.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído