José Ovejero: «Hay cierta arrogancia hacia el inmigrante»

José Ovejero.
José Ovejero.

Nuestra vida, a simple vista, es intercambiable con la de otras personas. Un trabajo, una familia, amigos… Pero de pronto algo inesperado ocurre o se desvela. Ese hecho nos sitúa en el terreno de la fragilidad en la que se mueven nuestras vidas. Una vulnerabilidad de la que tratamos de huir repitiendo aquello de “nunca pasa nada”.

Esta expresión da nombre a la nueva novela, «Nunca pasa nada» (ED. Alfaguara) de José Ovejero.

En Periodista Digital charlamos con el autor sobre sus personajes, sobre su vulnerabilidad y combatividad. Uno de los personajes centrales es la fascinante Olivia.

La historia de Olivia, a simple vista, parece la historia lacrimógena de la típica inmigrante ecuatoriana. Y no es eso en absoluto. Olivia tiene sus recursos, es capaz de hacer muchas cosas. No es sólo una víctima.

Ella está cansada que los demás le digan como tiene que ser las cosas. Da la impresión de que hay cierta arrogancia hacia esta gente que viene de fuera, hacia los inmigrantes. Muchos los consideran incultos y adoptan con ellos una actitud paternalista.

Y a Olivia todo el mundo trata de arreglarle la vida.

Lo que le pasa a Olivia es ya está harta de ese paternalismo. Además, muchos de los que le dan consejos no se enteran de lo que está pasando. Eso es lo que pasa en la novela, todos esos que le quieren ayudar no saben cual es el problema real.

Se quedan con su buena conciencia, porque todos queremos ser del bando de los buenos, simpatizamos con las ONG. Pero en el fondo no hacemos nada. Y además, que es otro de los temas de la novela, detrás de esa buena conciencia y esa ayuda, hay intereses.

Es una metáfora de nuestra relación con el tercer mundo: pretendemos que estamos ayudando cuando, a menudo, lo que hacemos es implantar nuestras empresas o imponiendo nuestros intereses políticos. Esto a nivel mucho más reducido pero en las relaciones humanas funciona de forma similar.

¿Sus personajes luchan contra el destino?

No yo hablaría de destino sino de las circunstancias de cada uno. Es como jugar a las cartas. Con malas cartas es difícil ganar. A lo mejor lo consigues alguna vez pero las probabilidades están en tu contra. Y Olivia, a pesar de todo, tiene muy pocas posibilidades de salir ganando.

Al final, es una mentira a nosotros mismos eso de “nunca pasa nada”

Es una estrategia de los seres humanos de quitar importancia a los que nos da miedo. Por eso esta novela también sobre la fragilidad, la vulnerabilidad. Parece que nuestras vidas son más o menos seguras y, a veces, sucede algo. Me interesaba esa condición de fragilidad de nuestras vidas.

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