Mi padre es un hacker

(PD/Agencias).- El libro ‘Técnicas de hacker para padres’ les ayuda a convertirse en ‘espías informáticos’ para saber qué hacen los niños delante del ordenador.

La autora valenciana Mar Monsoriu ha publicado el libro Técnicas de hacker para padres, el primer volumen en España que proporciona a los padres las herramientas necesarias para asegurar que sus hijos realizan un buen uso de internet y protegerlos de algunos de los peligros que se encuentran en la Red, como el ciberacoso, el sexo virtual o los comportamientos adictivos.

El manual, publicado por Creaciones Copyright, se dirige a todos los padres, tanto a los que tienen algún conocimiento en informática «como a los que ni siquiera saben encender un ordenador» y facilita a familiares y docentes instrucciones precisas para conocer las diferentes aplicaciones que utilizan los menores, desde el correo electrónico hasta la webcam, pasando por los diferentes modelos de chat.

El objetivo, en palabras de la autora, es ayudar a toda una generación de progenitores «sorprendida por las habilidades de los niños». Monsoriu, licenciada en Ciencias de la Información y con formación en ingeniería superior, considera que «cuando se aborda el tema del uso del ordenador y el teléfono móvil, los niños y adolescentes suelen cerrarse en banda y de poco sirve intentar sonsacarles con ardides paternales».

Soluciones sencillas o ‘inteligencia militar’

«Cuando la comunicación falla», continúa la autora, «la alternativa que les queda a los padres es convertirse en un verdadero espía informático, ya que, al igual que los ‘hackers’ buenos, el objetivo de los padres tiene que ser detectar las vulnerabilidades de sus hijos y protegerlos mientras les enseñan a hacer un uso adecuado de las nuevas tecnologías».

Así, entre otras técnicas, el volumen ofrece recursos para programar el ordenador para que los niños puedan utilizarlo solamente en el horario que los padres consideren oportuno; limitar el tiempo de acceso a internet; decidir qué programas se instalan en el ordenador e impedir que los niños puedan introducir nada sin el conocimiento de los adultos; supervisar las páginas web que visitan sus hijos; controlar las nuevas relaciones que los menores establecen en la Red; vigilar lo que escriben en los chat y ver lo que están haciendo sus hijos desde otro ordenador, a través de un acceso remoto.

Como explica Monsoriu, todas las instrucciones que se facilitan en este libro están además «testadas», ya que durante la elaboración de la obra un especialista en informática ha ido probando los distintos sistemas de control para determinar su eficacia. De hecho, el libro abarca desde las «soluciones más sencillas» hasta alcanzar niveles «de seguridad militar», apunta la autora.

‘Hipercomunicación virtual’ con los compañeros de colegio

Mar Monsoriu ha pasado los últimos cuatro meses recogiendo todo tipo de documentación sobre los menores y la Red en España y se ha hecho con los libros publicados sobre el tema en Estados Unidos en 2006 y 2007, un país «en el que el número de usuarios y el grado de penetración de internet en los hogares es mucho mayor», ha explicado.

En este tiempo, la autora ha detectado algunos de los principales peligros que los menores pueden encontrarse en la Red. El principal de ellos es lo que Monsoriu denomina la «hipercomunicación virtual» con los compañeros de colegio o instituto. Cuando vuelven a casa, los menores continúan comunicándose a través del ordenador y olvidan, por ejemplo, hacer los deberes, lo que acaba repercutiendo en su rendimiento académico.

Este abuso puede desembocar en un «comportamiento adictivo», que se manifiesta en una extremada afición a los videojuegos o a los juegos de rol online o en el abuso de los chats, en los que «pueden comenzar a hablar con quien no deben».

Los peligros del ‘ciberacoso’ y el ‘cibersexo’

Un fenómeno preocupante es también el ciberbullying o ciberacoso. La experta ha explicado que el acoso en la escuela es ejercido habitualmente por un menor que es fuerte físicamente «pero para acosar a través de internet no hace falta nada, sólo tener mala idea».

También hay que estar atentos a las «ciberprácticas sexuales», que afecta sobre todo a los preadolescentes, de entre 12 y 13 años. Según advierte la autora, el riesgo estriba en que este tipo de sexo «es público, no hay ningún tipo de intimidad porque internet es una república y todo pasa por un servidor intermedio y, por tanto, el riesgo de que esa relación trascienda es gigantesco».

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