Ficha técnica
Título: El libro de los amores ridículos
Autor: Milan Kundera
Editorial: Tusquets Editores
320 páginas
7,95 euros
Cuando leo algo de Milan Kundera inveteradamente recuerdo a alguien que tiene la costumbre de analizar todo lo que le ocurre; y sacar conclusiones muy válidas. También es recurrente la sensación de que el autor es la persona con la que se desearían tener conversaciones inteligentes y no sólo eso, sino que son precisamente las cuestiones de las que trata las que se desearía discutir con él. Y esto es así por la forma agradable e irónica de presentar las distintas situaciones y de sacar a relucir aspectos insospechados o que, por lo general, pasan desapercibidos.
Ha convertido en vino el agua, dice en uno de los cuentos una señora al protagonista, después de escuchar una ingeniosa explicación de éste sobre una cuestión que en principio parecía adversa. Y es al ahondar en las cosas, a menudo, uno se encuentra con que la realidad es distinta de lo que parecía ser.
Los siete cuentos de que se compone el libro están ambientados en un lugar concreto y bajo un régimen político determinado. Pero las actitudes y los fines de los protagonistas son homologables con los de cualquier otro lugar. Así que es fácil sentirse identificado, en mayor o menor medida, con los personajes de los cuentos y aplicarse uno mismo las conclusiones a las que se llega.
El hedonismo, siempre tan presente en el mundo moderno, con sus juegos, sus complicaciones y sus resultados finales queda perfectamente descrito y pormenorizado. Cuando se comienza un juego ya no hay modo de pararlo, explica el autor, hay que llegar hasta el final. Un suceso nimio puede desencadenar toda una serie de consecuencias; algo cuyo principio y final no tienen excesiva relevancia, durante su desarrollo pueden haberse llevado por delante cosas preciadas.
Debería servir este libro para que meditemos nuestros actos, incluso aquellos que nos parecen más intrascendentes, puesto que nunca se sabe lo que puede terminar ocurriendo. E incluso si han tenido consecuencias de las que, por desidia, no nos hemos dado cuenta.
Vicente Torres
