Ficha técnica:
Título: Un trastorno propio de este país
Autor: Ken Kalfus
Editorial: Tusquets Editores
304 páginas
19 euros
El brutal atentado que sufrieron las Torres Gemelas llenó de estupor al mundo y tuvo consecuencias dramáticas para muchos de los supervivientes, que quedaron marcados para siempre. Las conductas de bastantes de los ciudadanos sufrieron grandes modificaciones y el recuerdo de lo ocurrido se convirtió en una pesadilla recurrente, de la que resulta difícil escapar.
Ken Kalfus ha venido a aplicar la lupa a nuestra sociedad, para descubrir sus debilidades y encontrar los motivos por los que los efectos traumáticos han logrado enquistarse de tal modo en el mundo occidental. Los protagonistas de la historia, Marshall y Joyce, con sus hijos de cuatro y dos años, Viola y Vic, pudieron haber existido realmente. De hecho, el autor los concibió partiendo de la base de que en los tiempos previos a los atentados se habían divorciado muchos de sus amigos, para que posteriormente de la lectura de la prensa pudiera deducirse que todas las víctimas eran extraordinariamente felices en sus matrimonios.
Marshall trabajaba en una de las Torres Gemelas y estaba a punto de llegar a su trabajo cuando ocurrió uno de los choques, por lo se libró de morir por muy poco. Joyce tenía que viajar en uno de los aviones secuestrados, por lo que también la fortuna la libró de morir. Marshall y Joyce están enzarzados en un largo proceso de divorcio, aunque siguen compartiendo el minúsculo apartamento, en el que viven con sus hijos. Cada uno tiene su propio abogado y está fijada la fecha de la sentencia. Ambos cónyuges se alegraron al considerar la posibilidad de que su pareja hubiera muerto en el atentado.
En su hogar, la vida cotidiana se compone de una serie de crueldades mutuas, conscientes y buscadas, de las que no escapan los hijos de tierna edad, que son usados también como munición contra el enemigo.
Todo lo que ocurre, cuya atrocidad no tiene nada que envidiar a la de los propios terroristas, es visto con normalidad por los amigos de la pareja y por los abogados de ambos, que se conocían de antes y que se despiden con un beso.
Cosas que no tienen el porqué suceder únicamente en Estados Unidos, sino que pueden ser propias de cualquier país de los llamados civilizados.
Vicente Torres
