Ficha técnica
Título: Arrasando con el corazón
Autora: Mercedes Gil García
Editorial: Letra Clara
96 páginas
15 euros
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Escribir un libro, plantar un árbol, tener un hijo, son muy pocas cosas para Mercedes, mujer polifacética cuyo ritmo es difícil de seguir, dada su desbordante actividad. Es madre, es Ingeniero Superior Agrónomo, es autora de guiones y de libros de autoayuda, y acaba de presentar este poemario, cuyo título ya hace evocar su tremenda personalidad. Pero es que además tiene gran cantidad de masters, es políglota, sigue estudiando más carreras, sin olvidar su empresa propia Eleva2 Alta Gestión.
El prólogo ha corrido a cargo de Rubén García Cebolleros, finalista del Planeta de 2004, con Frente del Ebro, y algún día habrá que hablar del mérito de los finalistas, que luchan por algo a todas luces imposible. Rubén, al que la brevedad de su introducción no ha impedido mostrar el caudal de sus conocimientos, ha escrito que los poemas de Mercedes son certeros latidos que no pretenden detener el mundo.
Y como el propio prologuista afirma también, la autora desnuda su alma en el poemario, sin temor al riesgo, porque la vida sin riesgo no es vida, y entonces ni siquiera teme introducirse, desnuda, en el mundo de los muertos:
(…)
Esferas de vida atropellándose en el lago de la muerte,
carcasas de almas repasando hacia un nuevo reto,
aglutinándose como si todo fuera afianzado,
en un devenir ilícito entre el morir turbulento. (…)
Quien no pierde de vista a la muerte y lo que puede ocurrir después de ella, indefectiblemente, ama la vida. En este caso, tal circunstancia se da de un modo apasionante, arrollador, sin que por ello falte su punto filosófico, y al final queda el ideal supremo:
No quiero pensar, sólo quiero ser,
en tu pecho permanecer,
abandonarme al momento.
Contigo que soy, me siento. (…)
Definitivamente, Arrasando con el corazón constituye un canto a la esperanza; Mercedes nos invoca a los lectores para que nos centremos en lo fundamental, sin miedos ni temores, sin que busquemos lejos lo que tenemos a mano, y lo hace de un modo sencillo, candoroso, poético, romántico. Se desnuda, sí, pero es porque lo que enseña es bello, apetecible, digno.
Vicente Torres
