Ficha técnica
Título: Napoleón y la locura española
Autor: François Malye
Editorial: Edaf
304 páginas
25 euros
Cegado por su soberbia, mal podía imaginar Napoleón cuando decidió invadir España, lo que le esperaba. Seis años más tarde tuvo que reconocer que todos sus desastres provenían de este hecho. Su reputación en Europa se vino abajo y todo se le puso ya en contra. Su planteamiento inicial, tan simple -un ejército perfectamente organizado y armado frente a otro muy inferior en todos los conceptos-, no admitía dudas: la campaña duraría muy poco.
Napoleón no supo prever que la lucha no sería contra un ejército, sino contra un pueblo. Seis años después, sus soldados tuvieron que abandonar España, habiéndose dejado 110 000 de ellos en el suelo que pretendieron conquistar. A quienes habían pretendido disuadirlo de la empresa, Napoleón les había contestado que si la guerra fuera a costarle 80 000 hombres no la emprendería, pero que no pensaba que las bajas fueran más de 12 000.
En España nació la guerra de guerrillas. Los franceses conocieron el terror, al que trataron de replicar con más terror todavía. Pero no sólo tenían que luchar con los guerrilleros, también tenían que enfrentarse a las mujeres y los niños. La guerra tenía lugar calle a calle, casa a casa.
Por otra parte, los mariscales franceses, lejos de Napoleón, aprovecharon para ajustar cuentas entre ellos, al tiempo que saqueaban el país. Este fue otro error de bulto del emperador, al no haber previsto esta circunstancia. El nombramiento de su hermano José, como rey de España fue otra de sus debilidades, cuando él sabía perfectamente que este cometido escapaba a sus aptitudes.
Esta guerra se ha contado muchas veces, la particularidad de este libro consiste en que se hace a través de ocho personajes: Junot, Soult, Massena, Dupont, José Bonaparte, Fournier-Sarlovèze, Hugo y Bugeaud. A partir de las historias de cada uno de ellos y de sus vivencias se va reconstruyendo lo sucedido. La locura no es ajena a alguno de ellos, quizá fruto de sus muchas heridas, pero también se hace evidente el desgarro interior, el afán enfermizo de gloria, una temeridad que induce a pensar que el gen de la locura ya habitaba en algunos de ellos desde mucho antes de recibir la primera herida de guerra.
Vicente Torres
