Ficha técnica
Título: Saber conversar
Autora: Debra Fine
Editorial: Temas de Hoy
288 páginas
16 euros
Conversar es un arte y muchas de las ocasiones que se pierden tienen como motivo el hecho de no dominarlo. Cuando ocurre, quien ha perdido la ocasión ni siquiera es consciente de que con la técnica adecuada hubiera logrado sus objetivos. En este libro se ofrecen respuestas para todas las situaciones que se pueden presentar. Debra Line, de la que se dice en la solapa que fue una adolescente tímida y callada, pero que en las fotos de su web aparece como muy simpática y segura de agradar, da por sentado que quienes lean este libro, habrán comenzado por el anterior, en el que se enseña a vencer la timidez. Algo que asegura que hizo ella misma.
La conversación requiere una serie de conocimientos que van desde el dominio del idioma hasta saber interpretar el lenguaje corporal, pasando por la correcta modulación de la voz. Hay que estar pendiente del lenguaje corporal de los destinatarios de los mensajes, pero también hay que lograr que el lenguaje corporal propio sirva de apoyo y que no estropee el discurso. Una cuestión importante no se debe abordar de inmediato, salvo que se tenga mucha confianza con el interlocutor, sino que conviene dar unos pasos previos como preparación. El uso del silencio y saber marcar los tiempos resultan de una gran importancia.
Las conversaciones que hay que llevar a cabo, pueden ser familiares, de trabajo, con clientes, o pueden referirse a un auditorio amplio, ante el que hay que dar una conferencia o discurso. Conviene estar preparado para cada contingencia que se pueda presentar, hay que advertir a tiempo las señales de peligro y una vez detectadas hay que determinar cuál de las soluciones preparadas conviene aplicar. El miedo escénico es otro factor que abunda y que conviene aprender a dominar. No escapa tampoco la conversación tecnológica al análisis de la autora, cuyo programa se presenta más de cien veces al año en las organizaciones más importantes de Estados Unidos, incluso en las gubernamentales. Hay que evitar que se interpreten mal los mensajes que se dejan en el contestador automático o los correos electrónicos que se remiten.
Vicente Torres
