Ficha técnica
Título: El pibe que arruinaba las fotos
Autor: Hernán Casciari
Editorial: Plaza & Janés
208 páginas
15,90 euros
Hubo un tiempo en que Casciari estuvo delgado; entonces se metía los faldones de la camisa por dentro del pantalón. Fue una época en la que le preguntaban: ¿Che, por qué te llaman gordo si eres flaco? Guarda muchas fotos de un tiempo anterior en las que indefectiblemente, y sin que él sepa los motivos, ponía la misma cara que la figura en la que ilustra la portada, para desesperación de su madre.
Ahora está gordo de nuevo, según dice, pero lo que irremediablemente sale a la luz es que ha nacido para contar historias. Y para leer. Las fuerzas vivas le empujaban a hacer deporte. Los practicó todos o casi todos, por imperativo paterno, se conoce que el rugby no se le daba nada mal, pero lo que le gustaba era leer, y se las ingeniaba para conseguirlo.
En esta novela habla de sí mismo, de su familia y de sus amigos; y lo hace como si contara la historia de otros, sin que se le note la emoción. Es extraordinario su cariño por el Chiri, su amigo de siempre, al que le dedica el libro. No siendo de su interés el deporte, se pasaba las horas contemplando eventos deportivos sólo por comentarlos después con su padre, por teléfono o por internet. Se cree a pies juntillas los vaticinios de su madre, todo lo que provenga de su entorno familiar o amistoso es sagrado para él. El gordo Casciari, descreído, vicioso y socarrón, es alguien que ama tan profundamente a sus familiares y amigos que gasta la mayor parte de su tiempo en ellos. Que no venga un genio egoísta, con sus escritos llenos de citas eruditas, a darnos lecciones de moral. La lección la tenemos en esta divertida novela, llena de anécdotas hilarantes, en la que el protagonista es capaz de gastar todos sus ahorros, para espanto de su esposa, a la que arrastra con artimañas, por hacer caso a una premonición de su madre.
El blog de Hernán Casciari fue elegido el mejor del mundo por un portal alemán. Tiene una gran cantidad de lectores y se entiende que sea así.
Vicente Torres