Ficha técnica
Título: El amigo del desierto
Autor: Pablo d’Ors
Editorial: Anagrama
144 páginas
14,50 euros
El hecho de que sea una novela corta no significa que carezca de ambición. Enfrentarse al desierto, ese lugar que Dios creó para su descanso –según dice alguien en la novela- no es un empeño fácil. El desierto es inmenso y misterioso, como el mar. La mirada se pierde en el horizonte. En el desierto cambia radicalmente el modo de ver las cosas; allí no se puede buscar, sino esperar; y en la espera hay que olvidarse del tiempo, que allí se percibe de otro modo, como si no existiera.
En la novela aparecen varios personajes, pero lo único que se explica de ellos, incluido el autor, es su relación con el desierto. Se ha evitado en el texto todo aquello que pudiera desviar la atención del objetivo principal. En el mundo desarrollado se vive muy deprisa, en busca de metas que poco tienen que ver con la finalidad de la vida. En el desierto, nada de esto vale: sólo es libre quien al partir puede llevarse todo lo suyo, es la conclusión a la que llega el protagonista.
Pavel, el protagonista, tiene noticia, al leerlo en la contraportada de un libro, que hay un hombre que ha viajado a muchos de los desiertos del mundo. También figuraba su dirección electrónica. Pavel, de forma impulsiva, le escribió. Todo el libro es metafórico, incluso el dulce erotismo que lo acompaña, y en este caso tampoco iba a ser de otro modo. No es que el protagonista se sintiera vacío o inquieto espiritualmente y estuviera buscando el modo de resolver sus dudas, sino que, puesto que no se dice nada sobre el particular, hay que concederle que su situación emocional era buena; diríase entonces que fue el desierto quien lo llamó.
En la primera parte de la novela, el lector sigue intrigado el desarrollo de la acción, con urgencia por saber lo que viene luego; tampoco faltan los momentos emotivos. Al final, Pavel acaba yéndose a vivir frente al desierto. Cada mañana observa el paisaje, siempre cambiante, e intenta dibujarlo. Su escritura se va haciendo más alargada. Por las noches, contempla el cielo, que en el desierto tiene muchas más estrellas que en cualquier otro lugar.
Vicente Torres
