Un juez de EEUU pidió que Benedicto XVI fuera detenido por encubridor de un crimen
Después de escribir la Historia de la Iglesia Católica a través de las oscuras relaciones de 261 pontífices con el sexo, el autor confiesa haber aprendido que el celibato entre los miembros del clero ha resultado profundamente dañino para la Iglesia.
«En el protestantismo o en el luteranismo, dónde a los religiosos se les permite casarse y tener hijos, no se conocen casos de abusos sexuales a niños como se han dado en la Iglesia Católica».
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Como cuenta Eric Frattini en Los papas y el sexo (Ed. Espasa) la conspiración de silencio de la Iglesia sobre los casos de pederastia nace en 1963 con la firma de Juan XXIII en un documento en el que se establece, como norma pontificia, que se deben esconder todos los casos de abusos sexuales contra niños.»
«Durante el Papado de Juan Pablo II, uno de los hombres que más ayudó a silenciar estos abusos fue Joseph Ratzinger como prefecto de la Doctrina de la Fe.»
Así, en uno de los pasajes del libro se relata cómo una jueza federal de EEUU había dado la orden para detener al ya nombrado como Benedicto XVI en cuanto pisara suelo de aquel país. Se le acusaba de encubridor de estos crímenes durante su etapa anterior con Juan Pablo II.
«Sólo las rápidas gestiones del Vaticano con la Secretaria de Estado de EEUU hicieron posible que el nuevo Papa gozara de inmunidad diplomática como Jefe de Estado.»
Esto es sólo una fracción de los 2010 años de Historia de la Iglesia que se recogen en «Los papas y el sexo». Un recorrido oculto e inhóspito entre las prácticas sexuales más sorprendentes y los delitos más atroces que cometieron algunos de los máximos responsables de esta Institución. Ya lo dice Antonio Piñero en el prólogo: «(Estamos ante) una institución que ha sobrevivido a pesar de la notable indignidad de muchos de sus jefes supremos.»