Su obra "Sin mordaza y sin velos" expone con coraje la islamización en Cataluña

El perfil de Anglada: un político que dice lo que mucha gente piensa

Anglada no es fruto del márketing, sino de la convicción. Caso raro en la política española, tan estomagante e inconsistente, tan compulsivamente saqueadora y tan moderadamente suicida.

Josep Anglada, presidente de Plataforma por Cataluña, se adhiere a algunos principios sólidos, pilares de la sociedad abierta, del tipo de la sociedad antes que el Estado y de defensa de la tradición renovada surgida del devenir de los siglos (algo similar a lo que Hayek denominaba ‘órden espontáneo’). Por eso denuncia y combate la islamización a la que tan estultamente son aficionados los socialistas y especialmente el gris Montilla.

El presidente de Plataforma por Cataluña no es un político de diseño, sino que conecta con esas zonas medias y bajas a las que la que él llama ‘casta política podrida’ (concepto parejo al mío de casta parasitaria) han ninguneado, saqueado, arruinado y, encima, rodeado de mezquitas, financiadas con el dinero de los contribuyentes ‘infieles’, contra los que El Corán sólo destila odio.

Dice Anglada lo que mucha gente piensa -clave su reciente libro ‘Sin mordaza y sin velos’- y no está en el discurso oficial, mediáticamente aceptable. Lo lleva exponiendo tiempo, con inusitado coraje, acendrado patriotismo cívico; silenciado como un apestado durante más de una década. Ya hay encuestas que le dan resultados sorprendentes o no tanto, pues anda la gente cansada, hastiada e irritada con un Gobierno de catástrofe griega -el tripartito supera en inutilidad despilfarradora al monclovita- y con una oposición inoperante y con aversión al riesgo.

A quien recuerda Anglada es a uno de esos personajes de Frank Capra, tosco para las dulzonas progresías, pero capaz de conectar con esa mayoría moral o silenciosa, que quiere orden, seguridad, bajos impuestos y cierto sentido moral en la política. Ya sé que hemos caído tan bajo, andamos tan decaídos y confusos que hasta el sentido común es tildado de extremaderecha, aunque el socialismo y la izquierda totalitaria han abusado tanto del anatema que se ha tornado espantapájaros, ha dejado de asustar.

Porque las elecciones han adquirido tono de pantomima dentro de una ‘casta política podrida’ que sólo aspira a cambiar los papeles sin modificar ni el guión ni el escenario, se perciben síntomas profundos, intensos y crecientes de voto de castigo, ansias latentes de alternativa en vez de alternancia, de los que puede beneficiarse y canalizar Plataforma por Cataluña y Josep Anglada, como en las aleccionadoras películas de Frank Capra. La ‘casta política podrida’ puede resquebrajarse en Cataluña, donde se da por más asentada y ha llevado su depredación y sus locuras hasta el extremo.

Otrosí: La política económica de Zapatero es demencial. La única salida es su dimisión y la convocatoria de elecciones anticipadas, ya.

 

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Autor

Roberto Marbán Bermejo

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente cursa el grado de Ciencias Políticas por la UNED, fichó en 2010 por Periodista Digital.

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