«Mujeres de El Cairo», historias de modernas Sherezade condenadas a resistir

"Mujeres de El Cairo", historias de modernas Sherezade condenadas a resistir
. Agencia EFE

«Mujeres de El Cairo», la última cinta del egipcio Yousry Nasrallah, no es una película de mujeres: es un canto a la resistencia y a la necesidad de contar para seguir vivo. Historias de modernas Sherezade, egipcias y del resto del mundo, asegura el director, que «si no cuentan lo que les pasa, morirán».

«Contar es un acto de resistencia», sentencia Nasrallah, que estrena el próximo 2 de julio en cines de toda España su película más premiada.

El título original «Ehky ya Sherezade» remite ya a los cuentos de «Las mil y una noches»: también su temática, historias contadas -en un programa de televisión, en lugar de en la alcoba del sultán Shahriar-, por mujeres y sobre mujeres que no quieren morir, pero que no siempre acaban bien, como la hija del visir.

Todas las historias tienen un punto de vista sexual que el director destaca porque «no es habitual en el cine egipcio»:

«No quería hacer una película que solo hablase de la mujer egipcia», explica el director a EFE.

«Habla de la resistencia, de cómo se resiste, se lucha. Pero no es una película de mujeres contra los hombres. Ataco una mentalidad, que vale tanto para hombres como para mujeres, porque todos son víctimas. Hablo de una mentalidad que sustituye al amor y lo convierte en un mero contrato», asegura Nasrallah.

Para el realizador, los personajes femeninos de esta película «no son sólo víctimas, ni son simples, y ese -afirma- es el aspecto en el que entronca con la política árabe».

«Si miras los últimos 45 años de la política en Egipto -dice-, se resumen en que los israelíes son muy malos; los americanos, pésimos, y nuestro gobierno, malísimo, así que nosotros no hacemos nada», ironiza.

Yousry Nasrallah ha dirigido siete películas y escrito los guiones de todas ellas, menos de esta última, que es obra del también egipcio Waheed Hamed.

La actriz principal, Mona Zakki, de 34 años, además de ser una mujer bellísima es muy conocida en el cine egipcio donde ha rodado una veintena de películas; sin embargo, es la primera película para su marido en la ficción, Hassan El Raddad.

Son Hebba y Karim, una pareja de periodistas de éxito, jóvenes, guapos, ricos y famosos que pertenecen a la elite de El Cairo.

Él tiene aspiraciones políticas, pero el carácter antigubernamental del programa de su esposa las pone en peligro, de modo que le pide que se modere mientras designan un nuevo cargo que él cree merecer.

Ella decide dejar los debates políticos y ocuparse de historias de mujeres pero el resultado es demoledor: nada escapa a la política.

Sus programas destilan denuncias calladas de violencia y machismo, de engaños y abusos sexuales y religiosos: la injusticia de las leyes tradicionales con las mujeres y su repercusión en todos los estratos de la sociedad, desde la miseria de los suburbios a la opulencia de un ministro.

Nashralla ha elegido el melodrama para contar estas cuatro historias que acaban con la de la Hebba, quien acude a presentar su programa con la cara sin maquillar después de que su marido le diera una paliza.

Las otras historias hablan de tres hermanas que se pelean por un hombre; de una interna de un psiquiátrico, universitaria y rica, sexagenaria virgen porque ningún hombre le ofreció amor, sino contratos inasumibles, y la de una mujer de clase alta enamorada de un embaucador y chantajista que acaba siendo ministro.

Y el último detalle: los argumentos de estas historias salieron de los periódicos, de la vida real.

Tras recordar que el 70% de los hogares egipcios se mantienen gracias al trabajo de mujeres a quienes pegan sus maridos y les quitan su dinero, Nashralla deplora que ellas piensen igual que los hombres: «tenemos una sociedad dicotómica, que piensa de una manera y vive de otra».

La película estuvo en las secciones oficiales de los festivales de Toronto y la Mostra de Venecia, en 2009, y obtuvo los galardones de la crítica egipcia como mejor película y mejor actriz ese mismo año. También ganó el premio del público en el Festival de los Tres Continentes.

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